Al menos nueve personas fallecieron y unas 300 estaría desaparecidas después de que una presa de relaves del sureste de Brasil colapsó el viernes, inundando una comunidad cercana con fango marrón oscuro.
Rescatistas en helicóptero buscaban el sábado supervivientes en la enorme zona del sureste de Brasil, pero casi un día entero desde que ocurrió el desastre, encontrar muchos más sobrevivientes parecía cada vez más improbable.
La represa liberó un torrente de lodo que atravesó la cafetería a la hora del almuerzo dentro de la mina de hierro Vale, dejando a los trabajadores enterrados, informó el presidente ejecutivo de empresa propietaria de la mina.
Algunas zonas de la ciudad de Brumadinho fueron desalojadas, y los bomberos realizaban rescates con un helicóptero y vehículos terrestres. El canal local de televisión TV Record mostró un helicóptero de bomberos volando a centímetros del suelo mientras sacaban a una mujer cubierta de lodo de las aguas residuales.
Para el sábado por la mañana, se desconocía con exactitud la situación de los ciudadanos de la zona, pero el presidente Jair Bolsonaro y otros funcionarios ya han descrito la devastación como una “tragedia”.
Ya se habían recuperado nueve cadáveres, informó la oficina del gobernador del estado de Minas Gerais.
Las fotografías mostraban techos de inmuebles que sobresalían sobre un extenso terreno cubierto de lodo, que también bloqueó caminos. El torrente de desechos llegó hasta la comunidad de Vila Ferteco y a una oficina administrativa de la compañía minera brasileña Vale SA, donde había empleados.
El director general de Vale, Fabio Schartzman, dijo desconocer las causas del desplome y señaló que la representación en la mina Feijao, en el estado de Minas Gerais, tenía una capacidad de 12 millones de metros cúbicos y estaba siendo desmantelada.
“Las principales víctimas fueron nuestros propios trabajadores”, declaró Schartzman en conferencia de prensa. Un equipo había demostrado que la represa de Vale estaba estable el 10 de enero, agregó.
En 2015, otra presa operada por Vale y la compañía minera australiana BHP Billiton colapsó en la ciudad de Mariana, en Minas Gerais, causando la muerte de 19 personas y el desalojo de cientos más.
El colapso de 2015, considerado el peor desastre medioambiental en la historia de Brasil, dejó a 250.000 personas sin agua potable y provocó la muerte de miles de peces. Unos 60 millones de metros cúbicos de residuos contaminaron ríos y llegaron al Océano Atlántico.
Schartzman señaló que lo sucedido el viernes fue “una tragedia humana de mayores dimensiones que la de Mariana, pero posiblemente el daño ambiental será menor”.
Las acciones de Vale en Estados Unidos cayeron hasta un 10 por ciento después del incidente.
El presidente Jair Bolsonaro expresó que lamentaba el incidente y que enviaría a tres ministros de gabinete al lugar.
“Adoptaremos todas las medidas posibles para minimizar el sufrimiento de las familias y las víctimas”, afirmó Bolsonaro en un discurso que publicó en su cuenta de Twitter.
Grupos y activistas ambientales dijeron que el vertido de relaves del viernes ponía de relieve la falta de controles.
El derrame más reciente “es una triste consecuencia de las lecciones no aprendidas por el gobierno brasileño y las compañías mineras responsables de la tragedia en la presa Samarco, también controlada por Vale, en Mariana”, afirmoó Greenpeace en un comunicado.
“La historia se repite”, tuiteó Marina Silva, exministra del ambiente y tres veces candidata presidencial. “Es inaceptable que el gobierno y las compañías mineras no hayan aprendido nada”.
Los ríos de residuos mineros han generado temor de una contaminación generalizada.
De acuerdo con el sitio web de Vale, los relaves están compuestos principalmente de arena y no son tóxicos. Sin embargo, un informe de la ONU encontró que los desperdicios del desastre de 2015 “contenían altos niveles de metales pesados tóxicos”.
Vale es la compañía minera más grande del país. Dos horas después del accidente, sus acciones cayeron 10% en la Bolsa de Valores de Nueva York.