Más del 80 por ciento de las víctimas de trata de personas en Latinoamérica son mujeres y niñas quienes, en su mayoría, son halladas en países de la misma región. Según un informe de la ONU, el 92% de las víctimas en Suramérica y el 75% de las víctimas en Centroamérica y el Caribe son traficadas hacia países vecinos o cercanos.
Las víctimas provenientes de Colombia y Venezuela han sido detectadas por la ONU en países como Panamá y República Dominicana. Al norte del continente, en cambio, los flujos hacia otros países se dan de EE.UU. hacia México: un 9% de las víctimas de tráfico encontradas en Norteamérica provenían de países de Centroamérica y el Caribe.
La gran mayoría de las víctimas —más del 80%— en toda la región terminan en manos de redes de explotación sexual, según el informe. Las mujeres y las niñas son la población más vulnerable en este aspecto. Sin embargo, también están presentes en la región otras formas de abuso como los trabajos forzosos o el reclutamiento forzoso de menores.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo el miércoles en un comunicado para conmemorar el Día Mundial contra la Trata que “los conflictos armados, el desplazamiento interno, el cambio climático, los desastres naturales y la pobreza exacerban las vulnerabilidades y la desesperación que permiten que prospere el tráfico [de personas]”.
Por su parte, la relatora especial de la ONU para la trata de personas, Maria Grazia Giammariano, pidió a las naciones receptoras de migrantes cambiar su enfoque hacia la migración. “Las políticas migratorias restrictivas y xenófobas y la criminalización de los migrantes (…) son incompatibles con acciones efectivas contra el tráfico humano”, dijo Giammariano en un comunicado.
“Los políticos que promueven el odio, construyen muros, consienten la detención de menores y previenen que migrantes en situación de vulnerabilidad entren a sus territorios, están trabajando en contra del interés de sus propios países”, sentenció la relatora.