El presidente de Estados Unidos, Donald Trump y la primera dama Melania Trump, se reunieron el miércoles con las víctimas y socorristas de los tiroteos mortales del pasado fin de semana en Texas y Ohio, mientras manifestantes gritaban consignas en su contra y lo acusaban de aumentar las tensiones con retórica antiinmigrante y cargada de racismo.
En El Paso, en la frontera con México, la pareja presidencial visitó el Centro Médico Universitario donde atendieron a las víctimas heridas luego de que un hombre que había publicado un documento antiinmigrante en línea mató el sábado a 22 personas, la mayoría de origen hispano, en una tienda de la cadena Walmart. Los Trump agradecieron al personal de rescate y médico por su labor.
En un parque cercano, cientos de manifestantes, algunos con carteles que decían: "Trump es racista", "Amor por odio" y "¡Envíalo de vuelta!", se reunieron bajo un sol abrasador para condenar al mandatario y su presencia en El Paso.
A su llegada al aeropuerto internacional, el mandatario fue recibido, entre otros, por los senadores Ted Cruz y John Cornyn, y a pesar de la gran presencia de prensa, no realizó ninguna declaración.
Sin embargo, el senador Cruz, en declaraciones para Univisión, indicó que era momento de “sanar” y que el país tenía que “mantenerse unido”. “Ningún partido tiene el monopolio del odio”, agregó, refiriéndose a las acusaciones de que la retórica del presidente afecta o influye en estos ataques.
El ataque de El Paso está siendo investigado como terrorismo doméstico y crimen de odio, dirigido específicamente hacia inmigrantes e hispanos.
Fue la segunda parada del mandatario en el día. Más temprano, Trump estuvo en Dayton, Ohio, donde – 13 horas después de la masacre en Texas – otro atacante abrió fuego contra una multitud matando a 9 personas.
En Dayton, la pareja presidencial visitó el Hospital Miami Valley, donde fue confrontado por manifestantes que gritaban “Haz algo” y “Tú eres el por qué”, además de las propias víctimas, según reveló el senador demócrata Sherrod Brown.
La portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, dijo que el presidente y la primera dama, Melania Trump, visitaron a varias víctimas en sus habitaciones de hospital y otras que habían sido dadas de alta en Ohio, y agradecieron al personal médico por su trabajo.
Trump también habló con el senador Brown y la alcaldesa de Dayton, Nan Whaley, sobre ampliar las verificaciones de antecedentes de los compradores de armas y otras medidas.
Ambos dijeron luego a los periodistas que instaron a Trump a pedirle al líder republicano del Senado, Mitch McConnell, que traiga al Senado de su receso de verano para trabajar en un proyecto de ley aprobado por la Cámara que amplía las verificaciones de antecedentes de los compradores de armas.
Brown dijo que le pidió a Trump que le prometiera que firmaría ese proyecto de ley. "Solo dijo que haremos las cosas", dijo Brown, y agregó que el presidente había sido "reconfortante" con las víctimas.
Whaley dijo que estaba de acuerdo con la decisión de Trump de no visitar el distrito donde ocurrió el tiroteo debido a las altas emociones en la comunidad.
En su camino a El Paso, Trump tuiteó que fue una visita “entusiasta y maravillosa”.
“Tremendo entusiasmo e incluso amor. Luego vi al fallido candidato presidencial Sherrod Brown y el alcalde Whaley totalmente tergiversar lo que ocurrió dentro del hospital. Su conferencia de prensa después de que me fui a El Paso fue un fraude. No se parecía en nada a lo que sucedió con esas personas increíbles que tuve la suerte de conocer y pasar un tiempo con ellas”, escribió el presidente.
El presidente también tuiteó fotos de su visita al hospital.
En Iowa, el candidato presidencial demócrata Joe Biden dijo que Trump había "avivado las llamas" de la supremacía blanca. "Tenemos un presidente con una lengua tóxica que ha aceptado públicamente y sin excusa una estrategia política de odio, racismo y división", dijo Biden.