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Unión Europea se mantiene inflexible antes de un pulso político en Reino Unido


La batalla contra el "no acuerdo" y la suspensión del Parlamento se librará también en el terreno judicial, y en la calle.
La batalla contra el "no acuerdo" y la suspensión del Parlamento se librará también en el terreno judicial, y en la calle.

El negociador de la UE Michel Barnier descartó este domingo cualquier renegociación del acuerdo de divorcio con el Reino Unido, lo que refuerza la hipótesis de un Brexit duro el 31 de octubre antes de un intenso pulso político sobre el Brexit esta semana en el Reino Unido.

Queda descartado renegociar en su estado actual la salvaguarda irlandesa (o "backstop"), que el primer ministro Boris Johnson desea sacar del acuerdo de retirada concluido con la Unión Europea por su antecesora Theresa May, explicó Barnier en una tribuna publicada en el Sunday Telegraph.

Esta disposición prevé que, a falta de una mejor solución, al término de un periodo de transición Reino Unido entero permanezca en un "territorio aduanero único" con la UE.

Situación inaceptable para Boris Johnson, pues esto impediría a Reino Unido seguir una política comercial independiente, y seguiría sometido a reglas europeas.

"El 'backstop' representa la flexibilidad máxima que la UE puede ofrecer a un Estado no miembro", escribe el negociador de la UE. Este dispositivo es necesario, señala, para preservar la integridad del mercado único europeo y mantener abierta la frontera entre Irlanda del Norte, británica, y la República de Irlanda (miembro de la UE), tras el Brexit.

"No soy optimista sobre la posibilidad de evitar el escenario de un 'no acuerdo'", añade. Según Barnier, sólo se podrán discutir eventuales alternativas a la salvaguarda irlandesa tras la ratificación del acuerdo de salida, en paralelo a las negociaciones sobre la futura relación entre Bruselas y Londres.

Aplazar el Brexit

Llegado al poder a finales de julio, Boris Johnson prometió sacar al Reino Unido del bloque europeo cueste lo que cueste el 31 de octubre, con el fin de respetar la voluntad del 52% de los británicos que votó por el Brexit en el referéndum de 2016.

El dirigente, que dice querer preparar un nuevo programa de política nacional, anunció el miércoles la suspensión del Parlamento durante unas cinco semanas a partir de la segunda semana de septiembre y hasta el 14 de octubre.

Pero los opositores a un Brexit duro denuncian una maniobra para impedirles bloquear una salida brutal, y se preparan para un intenso pulso con el jefe del Gobierno al inicio del curso político el martes en una sesión en el Parlamento.

Los diputados intentarán sobre todo legislar para frenar un "no acuerdo". Se contempla también una moción de censura contra el Gobierno, que solo tiene un voto de mayoría en la Cámara de los Comunes.

"Simplemente debemos impedir una salida sin acuerdo", declaró Keir Starmer, responsable del Brexit en el Partido Laborista, principal formación de oposición. Tal ley necesitaría aplazar la fecha de divorcio, según él.

El ministro encargado de los preparativos para un Brexit sin acuerdo, Michael Gove, se negó a decir a la BBC si el ejecutivo se conformaría con dicha ley.

Alza de los precios

Según el Sunday Times, Johnson tampoco descartaría convocar elecciones generales o sancionar a los diputados conservadores que voten contra el Gobierno.

Uno de ellos, el exiministro conservador de Justicia, David Gauke, estimó -sin embargo- en Sky News que "el interés nacional" debe "primar" sobre los intereses personales de los parlamentarios. Se reunirá con Johnson el lunes para explicar su "proyecto para obtener un acuerdo"

La batalla contra el "no acuerdo" y la suspensión del Parlamento se librará también en el terreno judicial, y en la calle.

El martes, la más alta instancia judicial civil de Escocia examinará una demanda presentada por diputados proeuropeos contra la suspensión. Una querella iniciada por la activista antibrexit Gina Miller, a la que se unió el ex primer ministro conservador John Major, se examinará el jueves en Londres.

Se prevén otras manifestaciones después de que miles de británicos protestaran el sábado contra el "golpe de Estado" de Johnson. Un "no acuerdo" hace temer el restablecimiento de aranceles y penurias.

"No, no habrá escasez de alimentos frescos", quiso tranquilizar Michael Gove, que en cambio admitió que algunos precios subirían.

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