Arabia Saudí fustigó el jueves a Irán en la tercera sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, e instó al resto del mundo a aplicar “la mayor presión” y cortar los recursos financieros del régimen de Teherán.
En su discurso, el ministro de relaciones exteriores saudí, Ibrahim al-Assaf, volvió a culpar a Irán del ataque con misiles y drones del pasado 14 de septiembre contra instalaciones petroleras del reino, que sacudieron el precio global del petróleo y paralizaron temporalmente casi el 6% de la producción de crudo diaria.
Al Assaf dijo que había planeado hablar del desarrollo económico y las reformas en Arabia Saudí, pero los “censurables ataques” de hace dos semanas demandaban la atención y una respuesta internacional unificada.
“Conocemos a este régimen desde hace 40 años. No es bueno en nada más que en planear explosiones, destrucción y asesinatos, no solo en nuestra región sino en el mundo”, dijo al-Assaf. “Debería aplicarse la máxima presión con todas las herramientas disponibles para acabar con la conducta terrorista y agresiva del régimen iraní”.
Según el canciller saudí, cortar las “fuentes de financiación” sería la mejor forma de forzar a Teherán a cambiar de rumbo.
Los saudíes insisten en que en la ofensiva se emplearon armas iraníes e invitó a investigadores de Naciones Unidas a evaluar desde dónde se lanzaron los ataques. Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania también culpan a Irán, que desde 2018 está sometida a sanciones de Washington.
Por su parte, Irán negó rotundamente su implicación en los incidentes y su presidente dijo el jueves que las tácticas propuestas por Riad solo servirían para hacer que la posibilidad de negociaciones sea aún más remota.