Los organizaciones sociales detrás de la ola de protestas contra las políticas económicas del gobierno de Colombia plantearon nuevas exigencias al presidente Iván Duque para iniciar un diálogo, que incluyen explorar la posibilidad de reanudar la negociación de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El Comité Nacional del Paro, que reúne a sindicatos, estudiantes, indígenas y comunidades afro, criticaron en una carta abierta las conversaciones que desde el pasado fin de semana lleva a cabo el gobierno con sectores que incluso no están reclamando en las calles, en un intento por aliviar el descontento social.
Las protestas convocadas hace nueve días, con marchas en las que participaron miles de personas, han continuado con movilizaciones en las principales ciudades del país, aunque con el paso de los días se ha reducido el número de manifestantes.
Duque propuso una Gran Conversación Nacional, que incluye a los empresarios, los gremios de la economía y otros sectores, que en principio no fue aceptada por el Comité Nacional del Paro.
"Proponemos (...) que se conforme una Mesa Nacional de Diálogo, plural y diversa", dijo el Comité en una carta enviada el jueves en la noche al presidente Duque.
En la misiva enviada al mandatario colombiano, los reclamantes insistieron en reformas políticas y sociales que favorezcan a la población más vulnerable, así como el cumplimiento de acuerdos previos con estudiantes e indígenas.
"Implementación integral del Acuerdo Final de Paz, y que se exploren posibilidades para retomar los diálogos con el ELN", precisó la carta.
Otras exigencias incluyen acciones para detener los asesinatos de líderes sociales y de excombatientes de la desmovilizada guerrilla de las FARC.
Los organizadores de las protestas también solicitaron medidas concretas para combatir la corrupción, proteger el medio ambiente y el fin de las acciones represivas contra las manifestaciones por parte de las Fuerzas Armadas.
En ese sentido, propuso un “diálogo incluyente, democrático y eficaz” y convocó a una nueva “gran jornada de movilización” para el 4 de diciembre.
“Creemos que la consigna en este momento es: "El paro sigue”, dijo en rueda de prensa Jimmy Moreno, portavoz de la organización que está alentando las manifestaciones diarias contra el gobierno, las más multitudinarias en décadas y que han derivado en algunos choques con la fuerza pública.
Duque, quien asumió en agosto de 2018, suspendió los acercamientos de paz con la guerrilla del ELN por la negativa del grupo de declarar un cese unilateral de hostilidades y ubicar a sus combatientes en una zona acordada con supervisión internacional como fase previa a la entrega de armas.
La posibilidad de un diálogo de paz se extinguió en enero de este año después de que 22 cadetes de la Policía Nacional murieron en un ataque del ELN con un carro bomba una academia policial en Bogotá.
De inmediato no se produjo ninguna respuesta del gobierno de Duque a las nuevas exigencias del Comité Nacional de Paro.
Derecho a la protesta
Además, los manifestantes pidieron que “se garantice el ejercicio del derecho a la protesta, se desmilitaricen las ciudades y cese toda acción violenta contra las movilizaciones pacíficas de la ciudadanía por parte de la Fuerza Pública y, en especial, del Esmad”, la unidad antidisturbios de la policía.
Este jueves Medicina Legal confirmó las causas de la muerte de un estudiante de 18 años el lunes. Dilan Cruz fue agredido en la cabeza con perdigones de plomo, disparados por un miembro del Esmad con una escopeta calibre 12, según la autopsia.
“Esperamos que esta propuesta de Mesa de Diálogo Nacional sea acogida (…) lo antes posible. La ciudadanía ha expresado en forma multitudinaria y civilizada su anhelo de un cambio que permita contrarrestar la desigualdad social, asegurar el respeto de sus derechos y consolidar la paz”, apuntó el Comité Nacional del Paro.
En medio de la agitación social que recorre el continente sin una causa común, en Colombia las calles se volcaron contra Duque.
En la tarde del jueves se sumaron a las protestas guardias indígenas provenientes de una región azotada por la violencia financiada por el narcotráfico.
Con sus bastones tradicionales, una delegación de los pueblos originarios llegó a Bogotá para exigir protección frente al asesinato de 134 comuneros desde que asumió Duque en agosto de 2018.
“En nombre de los guardias indígenas asesinados en el Cauca (suroeste), en el Chocó (noroeste), en Nariño (suroeste), vamos a rendir este homenaje de reencuentro (…) con los que están luchando en las ciudades”, dijo en rueda de prensa la consejera de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Aida Quilcué.
Aunque menos concurridas que en días pasados, este jueves se registraron nuevas manifestaciones pacíficas. En el norte de Bogotá, cientos de personas hicieron sonar sus tambores y cacerolas en una batucada nocturna.
Aunque las protestas han golpeado el comercio, el turismo y el transporte en las principales ciudades, hasta ahora la producción de petróleo, carbón y café no se han visto afectadas.
Las movilizaciones han dejado cuatro muertos y millonarias pérdidas, principalmente por la destrucción de autobuses y estaciones de pasajeros en Bogotá.