Una nota publicada por la revista Bloomberg asegura que la Casa Blanca está perdiendo la confianza en que el líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, y su gobierno interino, puedan "derrocar" a Nicolás Maduro.
Según su informe, los principales asesores del presidente Donald Trump están considerando estrategias nuevas y más agresivas para alcanzar sus objetivos en el país del sur de América.
El jueves publicaron que el vicepresidente Mike Pence "dirigió una reunión con otros altos funcionarios para reexaminar el impulso anual de la Casa Blanca por una transición democrática en la nación sudamericana".
Y es que hasta ahora, el líder de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, no ha logrado expulsar a Maduro, "y los funcionarios estadounidenses ahora están preocupados de que pronto, Guaidó, pueda perder su puesto oficial".
Recientemente, Elliot Abrams, enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, dijo a la Voz de América, en una conferencia de prensa, que Estados Unidos no contaba, en ese momento, con un "Plan B" para actuar.
Lo mismo sostiene actualmente el informe de Bloomberg, considerando que el acto de presión más reciente contra el gobierno en disputa de Nicolás Maduro es la activación del TIAR, un mecanismo de la Organización de Estados Americanos, que entre otras cosas incluye acciones militares, pero eso, según la OEA, no está contemplado.
Sin embargo, los funcionarios de la Casa Blanca han discutido nuevos enfoques, incluido un intento de asociarse con Rusia, un aliado de Maduro, o aumentar la presión sobre Cuba, el principal patrocinador del presidente en disputa de Venezuela, dice el reporte.
Según Bloomberg, el presidente Trump está frustrado porque el líder venezolano no fue destituido del poder tan rápido como creía, y como según John Bolton, exasesor del presidente, había anunciado a principios de 2018.
Elliott Abrams, el representante especial del Departamento de Estado para Venezuela, dijo que Guaidó "sigue siendo el funcionario más popular en Venezuela y Estados Unidos lo respalda plenamente a él y a la Asamblea Nacional en su esfuerzo por restaurar la democracia en Venezuela".
"Si hay más que Estados Unidos puede hacer para apoyar ese objetivo, sin duda intentaremos hacerlo, junto con los otros 60 países que reconocen a Guaidó como el presidente interino legítimo", agregó.
Sobre este tema, un funcionario de la administración Trump dijo que el gobierno de Estados Unidos "continúa revisando la gama completa de opciones para avanzar en lo que llama una campaña de "presión máxima" contra "el régimen de Maduro".
Y agregó que Trump, "como presidente, ha dejado en claro que Estados Unidos está firmemente de acuerdo con el presidente interino Guaidó y el pueblo de Venezuela, que carecen de acceso a alimentos, atención médica y agua debido a la mala gestión de Maduro y la corrupción rampante".
El funcionario pidió no ser identificado porque las discusiones no han sido públicas. Pero después de no poder usurpar a Maduro en un levantamiento de primavera, Guaidó está perdiendo capital político.
A principios de esta semana, la legislatura venezolana lanzó una investigación sobre el posible tráfico de influencias entre los legisladores de la oposición, y el 5 de enero, la Asamblea Nacional votará si Guaidó sigue siendo su presidente.
Bloomberg asegura que el portavoz de Guaidó dijo que el líder de la Asamblea Nacional declinó hacer comentarios sobre el tema.
Si bien Washington tiene líneas de comunicación con otros en la oposición, la derrota de Guaidó sería vergonzosa después de que la administración reunió a más de 60 naciones para respaldar el reclamo del líder de 36 años a la presidencia de Venezuela.
Independientemente del futuro político de Guaidó, Trump y sus asesores han determinado que solo hay un enfoque creíble de Estados Unidos: esfuerzos más agresivos para presionar a Maduro.
La Casa Blanca ha rechazado las sugerencias de un acuerdo para compartir el poder entre Maduro y Guaidó o la mediación liderada por terceros países. Un segundo funcionario de la administración dijo que la única solución a la crisis de Venezuela es que Maduro abandone pacíficamente el poder.
No está claro cómo Estados Unidos podría ejercer más presión sobre Venezuela directamente, especialmente sin dañar a la oposición de Maduro. Los altos funcionarios del régimen de Maduro ya están bajo sanciones de Estados Unidos, al igual que la industria petrolera de la nación, que representa aproximadamente el 99% de los ingresos de exportación de Venezuela.
Por lo tanto, la administración Trump ha considerado aumentar la presión sobre los países que aún hacen negocios con Venezuela, en particular Cuba, el principal benefactor de Maduro y un antiguo adversario de Estados Unidos.
Ninguna de las estrategias ha funcionado. A fines de abril, una revuelta militar planeada contra Maduro fracasó, forzando a los legisladores de la oposición a esconderse, mientras que las sanciones han sido criticadas por prejudicar a los venezolanos vulnerables.