En los próximos días, legisladores de oposición venezolanos realizarán previsiblemente su tercer intento de ingresar a la cámara legislativa en el centro de Caracas, después que fuerzas leales al presidente en disputa Nicolás Maduro lo impidieron dos veces este mes.
Recientemente los legisladores debieron recurrir a un anfiteatro cubierto en El Hatillo, un barrio normalmente sereno de las afueras de la capital conocido por sus tiendas de souvenirs, restaurantes y la plaza colonial frecuentada por paseantes.
No está claro si la Asamblea Nacional presidida por Juan Guaidó, quien tiene el respaldo del gobierno estadounidense, se verá obligada a sesionar nuevamente en El Hatillo o acaso en las oficinas del diario El Nacional _donde se reunieron a principios de enero_ o incluso buscar otro sitio.
Los residentes de El Hatillo, un baluarte de la oposición, dicen que el ataque reciente a la Asamblea Nacional es un asalto a la única institución democráticamente elegida de Venezuela que no está en poder del gobierno.
“Ellos fueron elegidos por el pueblo”, dijo el jubilado Hernán Martínez, de 79 años, quien acusó al gobierno de enviar a los grupos de motociclistas armados conocidos como “colectivos” a intimidar a los legisladores. “Nosotros no tenemos las armas; tenemos la voz del pueblo. Más nada”.
Crece la presión sobre la Asamblea Nacional al inicio de un año electoral en el que Maduro dice que piensa ganar el control de la legislatura. Acusa a los legisladores de provocar protestas violentas y alentar las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela.
El 5 de enero, fuerzas de seguridad leales a Maduro impidieron el ingreso de Guaidó, quien intentó saltar una cerca. El miércoles pasado, una caravana de legisladores en SUV, Guaidó no estaba presente, sufrió el ataque de civiles y se escucharon disparos. Entonces se reunieron en El Hatillo.
Eric Farnsworth, vicepresidente de la Americas Society con sede en Washington, dijo que evidentemente Maduro trata de intimidar a la oposición al obligarla a buscar un lugar de reunirse entre temores por su seguridad.
Dijo que esta táctica de Maduro provocaba “indignación” en la comunidad internacional.
“Trata de complicarle la vida a la oposición”, dijo Farnsworth. “Cuanto más los intimidan, más espacio tiene Maduro para aplicar sus medidas”.
Con información de AP