El debate presidencial del domingo, previsto a realizarse en Arizona, ha cambiado de lugar y se llevará a cabo en un estudio de CNN en Washington, informaron funcionarios del Comité Nacional Demócrata. No habrá audiencia. Sólo los candidatos y el moderador.
El periodista Jorge Ramos, de la cadena Univision, no será moderador ya que estuvo en contacto, “con alguien que tuvo contacto con alguien contagiado”. Lo remplazará la presentadora Ilia Calderón, también de Univision.
Mientras tanto, este jueves, Joe Biden usaba la inconformidad con el manejo de la crisis por parte del presidente Donald Trump para intentar anotar puntos a su favor. En sus mensajes ha estado hablando sobre cómo manejaría él la situación del coronavirus.
“Esta administración nos ha dejado lamentablemente mal preparados para la crisis que estamos enfrentando”, dijo Biden, en un discurso en su natal Wilmington, Delaware, según reportó Associated Press. “Ningún presidente puede prometer evitar futuros brotes, pero yo puedo prometer esto: cuando yo sea presidente, estaremos mejor preparados, responderemos mejor, y nos recuperaremos mejor”.
Biden hizo una crítica velada al desdén de Trump hacia los científicos, a su falta de diplomacia con sus aliados europeos y su supuesta improvisación en sus funciones.
“Tendremos liderazgo basado en la ciencia, escucharemos a los expertos, seguiremos sus consejos. Construiremos un liderazgo estadounidense y lo reconstruiremos para movilizar al mundo para hacer frente a las amenazas globales que seguramente tendremos que afrontar”, agregó Biden.
Y es que ante el nerviosismo y la incertidumbre que ha ocasionado el brote de coronavirus, Biden está tratando de presentarse como la calmante opción al caos de la administración Trump. Pero su empuje está siendo obstaculizado por el coronavirus. Ha obtenido importantes victorias en las votaciones en varios estados y se sitúa a la cabeza de los votos de delegados a la Convención Demócrata. Pero el virus no le permite intensificar sus actos de campaña en el terreno, en persona, estrechar manos, abrazar votantes, besar bebés, todo eso es parte de un pasado reciente que ahora es muy distante.
Otro obstáculo es su archirival, Bernie Sanders, quien a pesar de pobres resultados en las recientes contiendas, se niega a renunciar y reconocer a Biden como el mejor candidato. De hecho, CNN está pronosticando que Sanders resultará ganador en la primaria de California, uno de los más importantes estados por su cantidad de delegados.
“Si en algún momento en la historia moderna de nuestro país debemos estar todos juntos, este es ese momento”, dijo este jueves Sanders en Burlington, Vermont, citado por Associated Press. Agregó que la actual Casa Blanca se caracteriza por “incompetencia y descuido” que amenaza “las vidas de muchas, muchas personas”.
Uno de los grandes retos de Sanders será ahora dar la batalla en el estado de la Florida, otro estado crucial para cualquier precandidato. Pero la línea política de Sanders, quien se autoproclama un “socialista democrático” que no escatima elogios para Fidel Castro, tendrá ante sí una lucha cuesta arriba en un estado donde residen cientos de miles de exiliados cubanos, nicaragüenses y venezolanos. De hecho, una encuesta realizada en la Florida entre el 5 y 10 de marzo por la Universidad del Norte de la Florida le da a Biden una abrumadora ventaja de 44 puntos sobre Sanders. Biden logra un 66 por ciento, mientras Sanders apenas alcanza un 22 por ciento. Hasta ahora Biden lleva 848 votos de delegados, mientras Sanders lleva 695.
La Florida representa un trofeo de 219 votos de delegados. La primaria será el 17 de marzo.