Verónica Gómez e Isabel Weil llevan a diario alimentos a ancianos de diferentes zonas de Caracas cuyos parientes no tienen la posibilidad de ayudarles en medio de la cuarentena.
“El Buen Vecino nace de una idea de empresarios que tienen restaurantes que me llaman y me dicen: mira quiero hacer esto. Quiero atender a los abuelitos que están en casa. Sabemos que hay un montón de chamos que se han ido y han dejado a sus papás acá solos, y que normalmente les mandan una remesa, pero en este momento es súper difícil que ellos puedan hacer eso porque también la gente afuera la está pasando mal”, explica el humorista Gómez a la Voz de América.
Es a través de los vecinos que se tejen las redes para identificar qué mayores de cada comunidad necesitan una mano para llevarles mascarillas, antibacteriales o alimentos
"Las personas que los pueden ayudar, los pocos familiares que puedan tener, también les da miedo. Entonces, el vecino que tienes al lado, es el que te viene a ayudar”, indica, por su parte, Isabel Weil, colaboradora de El Buen Vecino.
"Nosotros nunca pensamos en «les vamos a almuerzo todos los días». Pero, de pronto es «te llevo una torta y un café para que tú sepas que alguien está pendiente de ti»”, agrega Gómez.
La organización no gubernamental Convite calcula que alrededor de 960.000 mayores se han quedado solos a raíz del éxodo de sus familiares. Algunos de ellos, según esta misma ONG, pierden hasta 2 kilogramos al mes.
"Nuestro punto principal es que los abuelitos no tengan que salir. Que los abuelitos, que son los que tienen la edad donde son más vulnerables, no tengan que salir a hacer mercado” expone Gómez.
Los promotores de "El buen vecino" esperan seguir sumando apoyos para, una vez termine la cuarentena causada por la COVID-19, extender este programa para no velar únicamente por la alimentación de ancianos solos, sino también, garantizar su atención médica.