El gobierno afgano planea liberar a otros 900 prisioneros talibanes, en el tercer y último día de un cese al fuego unilateral de parte de los militantes.
El cese de hostilidades, que se inició el domingo, para la celebración del feriado musulmán Eid Al-Fitr, se mantuvo en la mayor parte del territorio, afirmaron funcionarios en Kabul, la capital afgana.
El gobierno había respondido a la oferta de cese al fuego de los talibanes anunciando sus planes para liberar a unos 2.000 prisioneros talibanes.
"Hay una decisión de liberar a 900 hoy mismo”, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Javid Faisal, quien señaló que el número final de liberados podría variar dependiendo de procedimientos legales.
De materializarse, sería el mayor grupo de prisioneros talibanes en ser liberado.
El lunes, las autoridades liberaron a 100 prisioneros, en Bagram, al norte de Kabul, como “un gesto de buena voluntad para promover los esfuerzos de paz, incluyendo un cese al fuego y el inicio inmediato de conversaciones” con los insurgentes, dijo Faisal en Twitter.
Faisal publicó fotografías de los talibanes liberados a bordo de un autobús.
En febrero, Estados Unidos y los talibanes firmaron un acuerdo que buscaba poner fin al más prolongado conflicto armado en la historia de Estados Unidos, El acuerdo incluye un calendario para el retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán a cambio de compromisos de paz y seguridad por parte de los talibanes.
El acuerdo también estipula que Kabul deberá liberar 5.000 talibanes encarcelados, una medida que se espera resulte en negociaciones entre las facciones afganas en guerra.
El anuncio llegó en respuesta a la liberación de 300 prisioneros por parte del gobierno de Kabul.
La más reciente liberación de prisioneros talibanes lleva a 1.100 la cifra de insurgentes excarcelados desde inicios de abril, según dijo un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, mientras los talibanes han liberado a 245 oficiales de seguridad, funcionarios civiles, y otras personas que mantenían retenidas.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ha aplaudido el ceso al fuego, pero advirtió que los talibanes liberados no deberán regresar al campo de batalla.
La Comisión de Derechos Humanos de Afganistán también advirtió al gobierno que no debería liberar a militantes talibanes responsables de crímenes de guerra.
El enviado especial estadounidense, Zalmay Khalizad, describió el cese al fuego como una “importante oportunidad” para acelerar el estancado proceso de paz entre los talibanes y Estados Unidos.
“Otros pasos deberán darse de inmediato: la liberación de los restantes prisioneros, como está especificado en el acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes, el no retorno a los anteriores altos niveles de violencia, y un acuerdo sobre una nueva fecha para el inicio de las negociaciones entre los afganos”, escribió Khalizad en Twitter.
La posibilidad de pláticas directas entre Kabul y el Talibán logró impulso el 17 de mayo cuando Ghani y su rival político, Abdullah Abdullah, alcanzaron un acuerdo para compartir el poder casi ocho meses después de reñidas elecciones que condujeron a un gobierno paralelo y fortalecieron los esfuerzos para alcanzar un acuerdo de paz.
Estados Unidos tiene aún unos 12.000 soldados en Afganistán. Washington paga alrededor de 4.000 millones de dólares al año para mantener a los militares afganos.
Los militantes talibanes controlan casi la mitad del territorio de Afganistán y han continuado realizando ataques después de firmarse el acuerdo con Estados Unidos.
El portavoz de los servicios de inteligencia afganos, Javid Faisal, dijo el sábado pasado que por lo menos 146 civiles murieron y unos 430 fueron heridos en ataques talibanes durante las festividades de Ramadan.