No se conocían y son diferentes en muchos sentidos más allá de sus profesiones, pero los unió el amor hacia los adultos mayores. “Adopta un abuelito” es el nombre de la organización de voluntarios bolivianos que desde la ciudad de La Paz realizan acciones solidarias por este grupo vulnerable en la pandemia.
Desde que se inició la cuarentena total en Bolivia, hace más de dos meses, las restricciones impidieron que muchas personas de la tercera edad, consideradas como población en riesgo, puedan realizar sus actividades básicas de abastecimiento de alimentos o medicamentos.
La iniciativa surgió cuando Sergio Royuela, presidente de la organización, pidió a través de redes sociales ayuda para poder asistir a sus papás que vivían en una zona alejada. Erika Salinas respondió al llamado y luego él decidió hacer lo mismo por alguien más que pueda estar en una situación similar. Y como una cadena de empatía y solidaridad, la organización se fue consolidando.
En entrevista con la Voz de América los ocho jóvenes que conforman la directiva explicaron que al inicio no fue fácil, por temas logísticos y de bioseguridad, pero poco a poco fueron creciendo en sus acciones y estrechando lazos de confianza. A la fecha beneficiaron a casi 200 “abuelitos”.
“Tratar con abuelitos es muy delicado porque hay que ver mucho el tema de bioseguridad, hay que cuidarlos, siempre mantenemos una distancia de dos metros”, explica Royuela, coordinador del proyecto.
Un aspecto que destacan es que muchas empresas e instituciones se empezaron a unir a la causa colaborando con víveres o almuerzos.
“Somos personas que nos hemos encontrado y hemos coincidido con el mismo interés y por eso fue fácil consolidarnos en tan poco tiempo y lo demás llegó solo (…) Nuestro plan es seguir con los años y que esto tenga una continuidad”, dice Erika Salinas, directora general.
Pero más allá de la ayuda que puedan brindarles respecto a su alimentación, Andrea Cheverría destaca la parte emocional. “Es importante compartir porque si a veces a uno estando en casa nos llega a la depresión, ¿cómo será en los ancianos y adultos mayores que viven en el abandono?”, reflexiona.
Sin embargo, en este camino no todo ha sido fácil pues vivir una cuarentena tan estricta ha desafiado a los voluntarios para buscar las mejores formas de seguir ayudando sin infringir las normas establecidas.
“Saber que hay tantas personas de la tercera edad que están sufriendo en las calles en abandono, es muy difícil; pero también hay momentos gratificantes como ese gracias, cuando los abuelitos te miran con rostros iluminados y llenos de alegría, es lo más lindo que hemos tenido”, dice Ana Rosa Guzmán.
Algo que consideran ayudaría mucho a concretar esta labor es tener una base de datos geográfica para ver por ejemplo, qué tipo de servicios de primera necesidad y atención médica tienen las personas de la tercera edad de acuerdo a su zona.
“Eso nos va a ayudar a futuro ante cualquier emergencia para ubicar los lugares fácilmente”, asegura Luis Catacora.
La organización busca que la iniciativa se extienda y pueda llegar a más abuelitos no solo en La Paz sino también en el resto del país.
“No es un acto de caridad, es un acto de amor”, aclara Mauricio Machicado.
“Adopta un abuelito” tiene el objetivo de llegar a consolidarse en una fundación que pueda integrar a las personas de la tercera edad a la sociedad porque “la pandemia ha mostrado esta dura realidad”, dice Carolina Arraya.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las proyecciones de la población a 2019, indican que en Bolivia los adultos mayores de 60 años o más alcanzan aproximadamente a 1.064.400 que representan el 9,3 % de la población total.