Decenas de miles de personas salieron a las calles de Washington D.C. para protestar contra el racismo y la violencia policial en el país, en el noveno día de manifestaciones que se espera sean las más concurridas.
En medio del calor y la humedad -las temperaturas alcanzaron el sábado una máxima de 32 grados- los manifestantes se congregaron en distintos puntos de la capital, marcada por una fuerte presencia policial.
Cientos de agentes federales y locales, armados con equipos antimotines, custodiaron las principales calles de la ciudad y los alrededores de la Casa Blanca, rodeada con un cerco de metal y bloques de cemento.
Una porción de la calle 16, que colinda con el parque Lafayette, frente a la casa presidencial, fue renombrada como “plaza Black Lives Matter” (las vidas negras importan) y amaneció con el slogan en apoyo a las protestas pintado en el asfalto.
Sobre las letras amarillas, los manifestantes bailaron, cantaron y gritaron consignas como “sin justicia, no hay paz”, “no a la policía racista” y “las vidas negras importan”.
“El gobierno que tenemos no está respondiendo adecuadamente a las necesidades que tenemos”, dijo a la Voz de América, Salima Hernández.
“La alta autoridad de la policía no nos está respetando, especialmente a nuestros hermanos de color”, aseguró la joven salvadoreña.
La brutalidad policial, que se ensaña con la comunidad afroestadounidense, ha provocado decenas de protestas en EE.UU. La gota que colmó el vaso esta vez fue la muerte de George Floyd, un hombre de 46 años, bajo custodia policial en Minneapolis.
“El propósito de estas protestas es responder al gobierno y creo que ellos deberían unirse y hacer cambios legislativos”, señaló Will Mosen, un joven de 21 años nativo de Washington D.C.
“Esto debería haber sucedido mucho antes”, dijo Mosen, haciendo referencia a las manifestaciones en todos los estados del país.
Mientras tanto, en Nueva York, varios manifestantes protestaron en diferentes puntos de la ciudad. La plaza de Times Square permaneció cerrada al tránsito para evitar incidentes, mientras la policía controlaba la situación.
Al margen de las protestas y a días de la reapertura económica, las tiendas ubicadas en el sector de Broadway continúan cerradas y protegidas con paneles de madera para evitar saqueos.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha criticado a los manifestantes, haciendo énfasis en los saqueos y actos vandálicos que han tenido lugar en algunas ciudades.
El lunes, Trump calificó la violencia de “actos de terrorismo”, antes de salir a tomarse una foto con una biblia en la iglesia episcopal San Juan, frente a la Casa Blanca. Para Patrick Keaser, un pastor episcopal que este sábado ofrecía agua y comida a los manifestantes junto a esa iglesia, en Washington D.C. ,es momento de “hablar en contra del racismo sistemático en este país”.
“Mi propia tradición tiene sus raíces en el colonialismo y por mucho tiempo nuestra denominación ha estado en silencio o ha sido cómplice”, argumentó Keaser.