Nicaragua es un país con amplios hábitos de automedicación y en medio de la pandemia de COVID-19 ha crecido la demanda de medicina natural en los mercados del país, donde la población se acerca en busca de hojas, hierbas y raíces con la esperanza de que podrían ayudarlos a prevenir la enfermedad.
Desde la manzanilla, las hojas de orégano, el jengibre, la canela, hasta las hojas de eucalipto, -que se comercializan en los semáforos donde los automóviles se detienen por un par de minutos-, la población ha incrementado las compras de estos productos naturales para fortalecer sus defensas.
María Luisa Amador, vendedora de estos productos en un mercado de la ciudad, explicó que van en ascenso las ventas y los precios que están pagando los compradores.
“Con la pandemia se ha vendido muchísimo más, pero se han alterado los precios, desde los cosechadores. Por ejemplo, la manzanilla en tiempos normales valía 50 (córdobas) la libra, hoy en día vale 150. Hay personas que llevan 100 pesos de una cosa, 100 pesos de otra cosa, y normalmente la gente solo compraba 20 pesos, ahora están llevando más”, relató.
El concepto de salud en la población nicaragüense tiene diferentes dimensiones, incluyendo la medicina tradicional y ancestral, además de otras prácticas integrativas, alternativas y complementarias.
Algunos compradores sostienen que adquieren las plantas medicinales para consumirlas en sus hogares, pues tienen gran desconfianza en el sistema de salud pública y prefieren resguardarse y seguir las tradiciones de plantas y recetas ancestrales que previenen enfermedades respiratorias y fortalecen las defensas del organismo.
La doctora María Engracia Medina, quien tiene un postgrado en medicina alternativa y complementaria, dijo a la Voz de América que la medicina natural contiene todos los conocimientos ancestrales de los pueblos, además del popular y el tradicional transmitido de generación en generación.
Y aunque muchos de estos productos no tienen ninguna implicación negativa para la salud, los expertos han advertido sobre los riesgos de la automedicación y la combinación de medicamentos o productos naturales con medicina farmacológica.
Medina explica que hablar de automedicación con medicina natural posee una connotación diferente al concepto de automedicación en la medicina occidental.
“Hablamos en este sentido de automedicación con la planta viva, con la planta seca, o de producto terminado. Tenemos que tomar en cuenta la calidad, la seguridad y la eficacia y que la planta que vamos a utilizar sepamos para qué tipo de síntomas de COVID lo vamos a utilizar”, señaló.
“El uso de plantas en COVID es un tratamiento complementario a la medicación que se indique a través de un producto o de un fármaco específico”, dijo la especialista.
Sin embargo, la doctora recomienda tener mucho cuidado al combinar medicina natural con los productos farmacéuticos, pues esto podría causar efectos secundarios leves o severos, por lo que sugiere un uso racional de las plantas medicinales.
Entre las sugerencias menciona no mezclar más de tres plantas medicinales, consumir la parte de la planta que contenga el principio activo o la propiedad curativa, no utilizar preparaciones por más de 24 horas y no usar plantas medicinales en mujeres embarazadas.
[La Voz de América no recomienda ningún medicamento en particular. Antes de cualquier automedicación natural o no, debe consultar con su médico de cabecera. Si sienten síntomas de COVID-19, deben buscar ayuda profesional.]