Al menos 17 personas fallecieron a consecuencia de tres masacres que se produjeron en diferentes regiones de Colombia, durante las últimas 24 horas.
Al respecto, el presidente Iván Duque dijo el sábado que pronto estarán "entregando resultados en materia investigativa. En Arauca, Cauca y Nariño, hay grupos pertenecientes a disidencias y mafias, que quieren intimidar a Colombia y no dejaremos de enfrentarlos".
"Hoy todos lloramos al lado de las familias que han perdido sus seres queridos y, también, reiteramos el mensaje que como sociedad tenemos que estar más unidos que nunca para entender cuáles son los enemigos de la sociedad colombiana como es el terrorismo, el narcotráfico, el crimen organizado, el micro tráfico la extracción ilegal de minerales", señaló el presidente, durante una reunión programada con una comunidad en la ciudad de Cali, en donde el pasado 11 de agosto fueron asesinados cinco jóvenes.
El presidente también lamentó las muertes, a través de su cuenta oficial de Twitter, antes de esta reunión: "Nos duelen los muertos que deja la violencia producto del narcotráfico y terrorismo".
Según las autoridades, en estos territorios permanecen grupos de narcotraficantes, bandas criminales y disidencias de la desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se disputan el control.
La masacre más reciente, confirmada el sábado, dejó seis víctimas que fueron asesinadas en el municipio de Tumaco, en el departamento de Nariño, cerca de la frontera con Ecuador.
Al respecto, el comandante de la Fuerza de Tarea Hércules del Ejército, el general Nairo Martínez, dijo que no se sabía aún si las víctimas "hacen parte de una organización o son personas familiares, por ahora lo que se sabe es que hay quizás parientes de un (...) cabecilla de las redes de apoyo de las estructuras" ilegales.
A esta masacre, se le suma la muerte de seis personas más en El Tambo, el viernes, en el departamento del Cauca y cinco más asesinadas el corregimiento El Caracol, en Arauca, zona fronteriza con Venezuela.
Los ataques en el territorios colombianos no cesan. El martes, tres indígenas de la comunidad Awá fueron asesinados, también en el departamento de Nariño, sur del país, a pocos kilómetros con Ecuador.
El sábado 15 de agosto, los cuerpos de otros ocho jóvenes fueron hallados en el municipio de Samaniego, en Nariño. Y cuatro días antes, cinco menores de edad fueron asesinados en la ciudad de Cali, capital del Valle del Cauca, al occidente del país.
El director para las Américas de la organización Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, se pronunció el sábado, al señalar que "la situación de seguridad se está deteriorando notoriamente", e instó al presidente Duque a usar herramientas "para ayudar a frenarlo".
"No se trata solo de enviar fuerza pública: urge aumentar presencia integral del estado", agregó Vivanco.
En Colombia, por décadas, el narcotráfico ha marcado el conflicto interno que vive el país dejando miles de víctimas fatales y millones de desplazados, que se ahonda aún más con la disputa del negocio de las drogas ilícitas, por parte de bandas criminales, las disidencias de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
