La liberación y el otorgamiento de indultos procesales a 110 presos políticos y diputados en Venezuela de parte del gobierno en disputa de Nicolás Maduro busca otorgar un aura de legitimidad a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, en las que la oposición tradicional se abstendrá de participar, concluyen analistas.
Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación de Maduro, leyó el lunes una lista de beneficiados por la medida, entre los que se encuentran Roberto Marrero, mano derecha del presidente interino Juan Guaidó, ya libre de su arresto.
“La única razón para no participar en las elecciones del 6 de diciembre es porque tu plan es distinto a dirimir las cosas por la vía democrática”, declaró el vocero oficial durante su mensaje, difundido por radio y televisión.
Los “indultos”, como los ha llamado el madurismo, coinciden con diferencias públicas en la oposición sobre la estrategia a ejecutar de cara a las legislativas.
Henrique Capriles Radonski, del partido Primero Justicia y excandidato presidencial, criticó tácitamente a Guaidó por proponer “fantasías” y dejó entrever su intención de llamar al país a participar masivamente en las votaciones.
Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis, opina que el poder ejecutivo madurista libera presos políticos para buscar una reacción participativa de un sector importante de la oposición venezolana.
“Le conviene darle potabilidad a una elección parlamentaria que, en principio, va a ocurrir, que él controla Le conviene a Maduro decir que él es magnánimo”, diagnostica el analista, en conversación con la Voz de América.
León valora que el gesto también es un mensaje “conveniente” para el chavismo interno y para gobiernos de naciones aliadas, como Rusia, Turquía y China.
Un segundo objetivo de los llamados indultos, más intrínseco que el primero, sería profundizar las divisiones entre los sectores opositores.
“La oposición está dividida intrínsecamente. Ni Guaidó ni la comunidad internacional (que le apoya, como Estados Unidos y Europa) van a cambiar su posición de abstención. Le puede interesar a Maduro hacer más visible la fractura evidente dentro de los actores distintos de la oposición”, expresa.
Movida estratégica
Ricardo Sucre Heredia, versado en ciencias políticas, de la Universidad Central de Venezuela, agrupa las liberaciones y los indultos a opositores con el cumplimiento de otras demandas de la comunidad internacional a Maduro, como el fin de la Asamblea Nacional Constituyente.
“Tiene a las elecciones parlamentarias como su catalizador, pero no se agota allí. Son señales que dicen: «me ha exigido la comunidad internacional condiciones para las elecciones, aquí están sobre la mesa»”, manifiesta a la VOA.
Sucre Heredia resalta que Maduro actúa para tratar de demostrar ante el país y la comunidad internacional que Venezuela protagonizará unas elecciones “lo más abiertas y competitivas posibles”.
Ese nivel de compromiso con unos comicios transparentes se demostraría, además, con la resolución de asuntos aún pendientes, como la intervención judicial de partidos políticos y el alcance de la observación internacional, dice.
“Maduro busca regularizar el conflicto. Reconoce que tiene problemas y diferencias internas en su gobierno. Su lógica es regularizar el conflicto en la Asamblea Nacional”, evalúa.
María Elena Romero, decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad del Zulia, examina que estaría en marcha una estrategia negociada para una elección donde Capriles se erija como figura de la oposición.
Ese debate sobre el devenir interno de Venezuela, estima, incluye cálculos sobre el presente y futuro del gobierno de Cuba, las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos y la opinión del Vaticano.
Romero opina que las medidas anunciadas por el gobierno madurista esta semana involucran una visión posterior a las votaciones parlamentarias.
“Es parte de la posibilidad de lograr una negociación que no necesariamente esté alrededor de las parlamentarias, sino que suponga reconstituir el liderazgo de Capriles como una opción que pudiera barajarse para unas presidenciales. Es una cadena de hechos”, expone a la VOA.
La politóloga resalta que el indulto de Maduro no incluyó a militares ni policías detenidos por las fuerzas del Estado venezolano, sino solo civiles.
Según León, vocero de Datanálisis, la oposición recibe la noticia de la liberación en una condición “polifracturada”. Identifica tres grandes bloques en ella.
A la cabeza, están Guaidó y 27 partidos, que no irán a votar y que sopesan la idea de consultar al pueblo sobre una “continuidad administrativa” del Parlamento actual y, por ende, del gobierno interino de Venezuela.
Luego, se ha reactivado la opción de Capriles Radonski tras un bajo perfil desde su derrota electoral de 2013, quien propone ir a votar como una protesta nacional.
También, resaltan figuras como María Corina Machado, Diego Arria y Antonio Ledezma, que proponen la intervención militar como salida a la crisis.
Subraya León que Capriles Radonski corre “un riesgo brutal” de que la abstención en diciembre lo lapide, aunque advierte que la estrategia de Guaidó también podría representar apuros para el gobierno interino en términos de legitimización ante la comunidad internacional, especialmente Europa.
“No participar es una garantía de pulverización opositora en el futuro”, apunta.
León celebra la liberación de “personas inocentes” en Venezuela como parte de una negociación que ofrece resultados palpables, no propósitos inciertos.
“Es mucho más importante negociar para lograr un hecho concreto que ofrecerle a la gente solucionar sus problemas el día siguiente, que es abstracto y probablemente a largo plazo”, dice. Es lo que apoda “negociar con el diablo”.