El politólogo y activista del Movimiento Nacionalista venezolano, Vasco Da Costa, excarcelado la noche del martes tras permanecer más de dos años detenido en una cárcel militar, denunció las “horribles” torturas que enfrentó mientras estuvo en prisión.
Sentado en un área iluminada de su casa, con lentes oscuros por la afección que padece en los ojos, en entrevista exclusiva con la Voz de América, Da Costa hace un recuento de algunas de las dolencias que le dejó la cárcel: cáncer de ojo, una celulitis que casi le cuesta una pierna y el agravamiento de su hipertensión.
Las enfermedades no se comparan con lo que, según dice, se las causó: las torturas, que define como “algo brutalmente espantoso”.
Da Costa detalla cómo hombres, que a su juicio eran especialistas, tomaban su pie y lo golpeaban con una “mandarria” (martillo o maza de hierro para meter o sacar los pernos en los costados de los buques).
“Fue una tortura prolongada durante muchos días después que me agarraron, te golpean mucho en el pie, lo que te enloquece, en las plantas de los pies. Ellos tienen una técnica, creo que es cubana, la planta de los pies tiene terminaciones nerviosas y sientes que todo el cuerpo se te desmiembra, es una cosa terrible”, puntualiza Da Costa.
“Te golpean, a mi me metieron boca abajo en un pozo de agua, casi me muero, te asfixian con una bolsa y ponen una especie de pinchos en las tetillas y te dan electricidad, a mi me reventaron todo el ojo” expone.
El cáncer de ojo, sostiene Da Costa, fue consecuencia de los golpes recibidos y alega que cuando solicitaba atención médica, la respuesta eran más golpes.
“Lo que hacían era darme con un bate en el estómago para evacuar, metían mi evacuación dentro de una bolsa de cuero en la pared. Buscaban excremento de otro y te dejan ahí y te sacan cuando ya te hayas curado. Uno se doblega frente a esa cosas”, declara.
El activista afirma que “te van dando donde saben que tú te sabes desenvolver más” e hizo referencia a varios casos, entre ellos el de José Alberto Marulanda, un médico cirujano que también ha sido excarcelado y que, según la defensa, fue detenido por el simple hecho de ser pareja de una militar que supuestamente habría estado participando en reuniones para ejecutar un “levantamiento militar” contra el gobierno. Asegura que, al no dar con la militar, se lo llevaron a él.
“Al doctor Marulanda, le reventaron las manos y se las destrozaron, a ciertos militares les reventaron las piernas y a mí me reventaron los ojos porque yo estudio. Es metódico, es sistemático, es hecho con una programación para hacerte daño”, afirmó.
Pero además de las torturas, Da Costa denuncia que también era víctima de robos por parte de funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM).
“El problema es cuando iba la DGCIM. Iba a torturarte y después de que te dejaba hecho un trapo en el piso, te robaba lo que la familia con mucho esfuerzo te había llevado, la comida, los aparatos electrónicos, la ropa, los zapatos, no hay manera de ponerle algo de ley a esos criminales”, lamenta.
Da Costa narra que en muchas ocasiones afrontó situaciones complejas y pensó que “iba a morir”, un temor que sigue latente tras la excarcelación ocurrida luego de que el Gobierno de Maduro anunciara el lunes un indulto para 110 opositores.
“Sigo temiendo por mi vida, pensar que este Gobierno -el socialismo del siglo XXI- no tiene entre sus planes matarme sería una ingenuidad terrible” argumenta.
“Sazón a cárcel”
El dirigente, ahora en libertad, sostiene que su diabetes apareció como secuela de la alimentación “absolutamente inadecuada” que le fue suministrada en la cárcel; no era balanceada y la proteína no existía.
“Una cosa horrible, espantosa... la sazón carcelaria. La cárcel va haciendo que con ese proceso de alimentación te vayas deteriorando físicamente, cuando llegué a la cárcel nunca había tenido una caries en mi vida. No solamente se me han malogrado los dientes sino que se me cayeron”, explica Da Costa.
“Apoyo mutuo”
La cantidad de presos políticos, militares y en general, personas cuyos ideales están enmarcados en la libertad y en la lucha contra la tiranía, hizo que a pesar de los vejámenes que atravesó, también hubiera espacio para sembrar amistades.
“Decir «tú estás en la lucha yo estoy en la lucha, tú no te quiebras yo no me quiebro» y ver gente que no sale corriendo frente a la primera amenaza del gobierno o que no sale a negociar al primer susto, sino que dice «estoy mal pero aquí estamos juntos»”, recuerda Da Costa.
“Verlos sufrir y que después te digan que siguen adelante y ahora más, dentro de su monstruosidad nadie se imagina el beneficio que uno recibe por eso”, agrega.
“Negociaciones”
Consultado por las negociaciones en las que habría participado un sector de la oposición para, entre otras cosas, lograr las excarcelaciones, Da Costa tiene una posición clara y firme.
“Maduro hizo esto porque le conviene, porque la izquierda está dividida, porque hay una ruptura evidente entre los políticos de izquierda y la Fuerza Armada. La gran mayoría del país no considera a Maduro su presidente”, sentencia.
Para Vasco, las sanciones impuestas por la comunidad internacional “sí le están haciendo mucho daño” al Gobierno en disputa, por lo que Nicolás Maduro necesita “hacer una pantalla de legalidad”.
“Por ello necesitan decir que va a haber una elección, que va a ser legítima y que va a dar una Asamblea que por el fraude y la trampa del CNE va a ser de ellos pero que es legal” estima.
El politólogo consideró que el pueblo venezolano debe “abrir los ojos” y ver el esfuerzo que la comunidad internacional está llevando a cabo por el país e hizo mención específica hacia la administración de Donald Trump.
En el 2018, el activista fue acusado de presunta traición a la patria, instigación a la rebelión y sustracción de objetos pertenecientes a la Fuerza Armada Nacional. En el 2004 fue detenido y posteriormente liberado por supuestamente estar involucrado en un plan para derrocar al entonces presidente, Hugo Chávez.
Hasta el momento se han concretado 34 excarcelaciones de opositores venezolanos, luego del anuncio del decreto presidencial del Gobierno en disputa, que asegura tiene como propósito un plan de “reconciliación nacional”.