El primer debate de las próximas elecciones presidenciales terminó “sin ninguna propuesta clara”, según dijeron algunos estrategas y politólogos en entrevista con la Voz de América, aunque se abordaron temas de especial relevancia como la nominación de la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, la gestión de la crisis del coronavirus o la violencia racial en el país.
Un debate marcado por las interrupciones
“Me hubiera gustado ver más control en el debate y escuchar un poco más sobre las propuestas de los candidatos, es un año electoral muy candente y hay mucha división en el país y la contienda está muy cerrada”, explicó César Grajales, analista y estratega republicano, tras ver el primer debate presidencial celebrado en la ciudad de Cleveland, Ohio.
En su opinión, “las interrupciones constantes no benefician” a ninguno de los dos candidatos en tanto que “la gente no puede escuchar lo que proponen” para los próximos cuatro años.
De hecho, las intervenciones a destiempo han marcado, en parte, el desarrollo de los poco más de 95 minutos que ha durado el cara a cara. “Ha sido un desastre como práctica, como ejercicio, ha sido pésimo porque ha sido muy desorganizado”, criticaba Javier Maza, analista político especializado en procesos electorales.
Maza considera que el debate se “les fue de las manos” tanto al presidente y al exvicepresidente, como al moderador, Chris Wallace, quien a duras penas pudo controlar la situación.
“Ha sido un debate con muchos adjetivos y pocos sustantivos”, resumía Maza acerca del primer encuentro entre los candidatos al considerar que no hubo propuestas de peso ni análisis en profundidad “de los temas que interesan”.
“Habiendo tantos temas importantes para los electores y de fondo, se quedó mucho en la anécdota y en los ataques personales. Fue un circo y espero que el próximo debate sea mucho más trascendente”, agregó Maza.
Controversia por la Corte Suprema
El primer tema que se abordó en el debate fue la nominación de la jueza Barrett, una magistrada considerada conservadora. El estratega republicano recordó que la Constitución contempla que es “el presidente de Estados Unidos junto al Senado quienes tienen que reponer al juez que no hay en ese momento”, obviando las críticas recibidas por tratarse de una nominación que se da cuando falta poco más de un mes para los comicios presidenciales.
“Espero que, por estabilidad jurídica de Estados Unidos, el tema quede postergado y ojalá que esa sea la voluntad política en el Senado, sobre todo entre los republicanos, que lo menos conveniente para Estados Unidos es elegir, a la carrera, nada menos que una jueza para la Corte Suprema”, subrayaba Maza.
Sobre esa cuestión, el analista consultado por la VOA está convencido de que al presidente Trump le conviene tener apoyos “conservadores” en la Corte Suprema porque, según dijo, puede acabar llevando los resultados de las elecciones ante la justicia, algo que el propio Trump ha reconocido abiertamente.
“El afán y la intención de Trump, a la carrerita, es tener una Corte Suprema de tendencia conservadora en caso de que el ‘fraude’ del que nos viene hablando tenga que ser evaluado, discutido y decidido por una Corte Suprema”, insistió.
Los impuestos de Trump
Uno de los temas más controversiales de la noche ha sido la cuestión de la declaración de impuestos del presidente Donald Trump, después de que el diario The New York Times asegurara en un reportaje que el actual mandatario estadounidense apenas había pagado 750 dólares en la declaración de 2016 y 2017, y que no había presentado sus impuestos en diez de los últimos 15 años.
“Creo que mucha gente se está dando cuenta del tipo de persona tan engañosa que es. Estamos viendo a un hombre que, sin miedo, miente. Son tiempos muy difíciles y tenemos que abrir los ojos frente a lo que estamos viendo”, expresaba Evelyn Pérez, estratega demócrata, en declaraciones a la VOA.
Por su parte, Grajales, el analista republicano, decía que “muy poca gente en Estados Unidos entiende el código fiscal o el código tributario de Estados Unidos” y lamentaba que en los últimos tiempos “los gobiernos han ido añadiendo más reglas [tributarias] en vez de simplificar el proceso”, lo que hace que, según él, se den casos como el del presidente Trump.
“Todas esas reglas permiten que muchos empresarios y corporaciones encuentren esos huecos, dentro de la ley, que permitan deducir y reducir taxes. Nada de eso es ilegal, es la ley, y el trabajo de un contador es hacer que usted pague lo menos posible de impuestos”, afirmó.
Señaló que Biden, en el momento en el que se hablaba de la polémica declaración de impuestos de Trump, anunció que “quería cambiar el sistema del código fiscal y aumentar los impuestos”, una medida que, a su parecer “es una completa locura”.
“En medio de una pandemia, una persona en sus cabales no podría subir los impuestos porque genera más depresión económica en un país”, razonó Grajales.
La gestión del coronavirus
La crisis del coronavirus ha sido otro de los temas previstos en la agenda del primer debate en un momento en el que el país ya ha contabilizado más de 200.000 muertos y más de siete millones de casos positivos.
“El tema del COVID-19 es un tema muy sensible, nadie quiere que se le muera ningún ser querido, creo que Biden fue muy inteligente al mirar la cámara y tratar de apelar a los sentimientos del votante que lo está viendo, y decirle: ‘Mire, esa silla vacía que está al lado suyo no debería estar vacía y es culpa del presidente’”, comentaba César Grajales, experto en estrategias políticas republicanas.
Sin embargo, el analista se preguntaba “cuántos muertos podría haber habido con Biden”. “¿Hubiesen sido más? Nadie lo sabe. Eso es algo muy difícil de predecir porque, aunque ha habido algunas pandemias en el pasado, esta ha sorprendido a todos los niveles globales”, subrayaba.
“Esos números [los de los afectados por el coronavirus] son muy importantes, especialmente cuando el 21% de las muertes son de la comunidad latina, según la Universidad John Hopkins”, expuso al respecto Pérez, la estrega demócrata, recordando que Biden tuvo una oportunidad para defenderse de los ataques de Trump al recriminar a su contrincante electoral de ser “un socialista”.
“Me alegró ver al vicepresidente asegurando que él no es un socialista, que es un demócrata y que cree en valores democráticos, y eso es lo que importa”, agregó.
La cuestión racial
Las protestas que se han producido en los últimos meses por parte de la ciudadanía para expresar su rechazo a la violencia racial en Estados Unidos ha sido otro punto de debate en la noche.
César Grajales, experto republicano, opina que se podría haber “ahondado un poco más la cuestión de la disparidad [racial] en el país”, pero aseguró que hoy en día “Estados Unidos es mucho mejor de lo que era hace 50 años”.
“Tuvimos a un presidente negro, hay mucha gente de la raza negra que está económicamente mejor y tiene mejores condiciones que hace 50 años. Y vamos en ese proceso, aunque se puede hacer mejor, por supuesto”, apuntaba sobre esa cuestión.
Evelyn Pérez dijo estar preocupada por el mensaje que Trump mandó a los Proud Boys, un grupo de extrema derecha que apoya la violencia. “Espérense y aguarden”, dijo el jefe del ejecutivo estadounidense durante el debate.
“Eso es alarmante cuando no rechazas a supremacistas blancos y si eres neutral en situaciones de injusticia, has escogido el lado del opresor”, remarcaba.
Un debate sin propuestas
Después de todo, los expertos consultados por la VOA coincidían al afirmar que el debate ha concluido sin que ninguno de los candidatos haya presentado propuestas claras al electorado.
“Honestamente no creo que por ninguna de las dos partes se haya presentado una propuesta clara”, dijo Grajales, el estratega republicano.
Pérez, la analista demócrata, criticó que el presidente “casi no permitió que nadie hablara, ni siquiera el moderador”. “Fue una falta de respecto la forma en que se han manejado los debates y eso no se lo merecen los estadounidenses, especialmente en una pandemia cuando hay muchas personas desesperadas por saber lo que va a pasar y lo que un presidente va a hacer por ellos”, comentaba.
Después de todo, Maza, otro de los analistas consultados por la VOA, lamentó que “se desperdiciaron 95 minutos de prime-time en un momento en el que hay tanta confrontación y violencia de origen racial”.
“Como ciudadano de Estados Unidos me duele y me molesta que los dos hombres más importantes en estos momentos hayan tirado esos minutos de debate a la basura” señalaba esperanzado de que en el segundo debate, que tendrá lugar en Miami el próximo 15 de octubre, “la cosa sea mucho más constructiva”.