Los gigantes del internet, Twitter, Facebook y Google parecieran estar haciendo cumplir sus políticas con más dureza en las semanas previas a la elección presidencial de Estados Unidos.
Eso los ha colocado en camino a un enfrentamiento con los republicanos, quienes se quejan de las empresas por supuestamente tomar decisiones parcializadas para restringir el discurso político conservador.
Twitter, donde el presidente Donald Trump tiene más de 87 millones de seguidores, recientemente ha colocado etiquetas de advertencia en algunos de los tuits del presidente sobre temas como el coronavirus y la votación por correo.
La semana pasada, Twitter bloqueó temporalmente un tuit de la campaña de Trump por un artículo sobre su rival demócrata, Joe Biden, Facebook también tomó medidas para evitar la republicación del artículo.
Durante el fin de semana, Twitter bloqueó una publicación de Scott Atlas, un asesor especial del presidente, quien en Twitter cuestionó la efectividad de las órdenes de usar mascarillas.
Las compañías también están tomando medidas sobre otro tipo de discurso: YouTube, que es propiedad de Google, y Tik Tok han restringido las publicaciones sobre las teorías de conspiración de la organización QAnon. Facebook por su parte dijo que eliminaría cualquier contenido que niegue el Holocausto judío.
Facebook suspenderá nuevos anuncios políticos desde el 27 de octubre hasta el día de las elecciones. Google dijo que limitaría la forma en que anuncios políticos pueden ser pautados. Twitter, el año pasado, anunció que no aceptaría anuncios políticos.
¿Por qué éstas empresas toman ahora estas medidas?
Expertos dicen que Facebook y Twitter, en particular, están bajo presión para monitorear mejor la desinformación, de lo que lo hicieron en las semanas previas a la elección del 2016.
“La cosa con la próxima elección, como dijo un colega, es algo así como el Super Tazón de la desinformación”, dijo Lisa Kaplan, jefa ejecutiva de Alethea Group, el cual consulta con compañías y organizaciones sobre la desinformación. “Es un evento grande”.
No hace mucho tiempo, las compañías de internet dejaban a sus usuarios, y anunciantes, hablar sin mucha interferencia.
Después de la elección del 2016, fueron criticados por no hacer suficiente para detener la desinformación en sus servicios, incluyendo dejar que redes patrocinadas por extranjeros hicieran campañas de influencia en las redes sociales.
Algunos critican a las compañías por hacer muy poco, muy tarde, para detener el flujo de desinformación en sus sitios.
Las compañías “necesitan aceptar que ellas tienen que ser las que lidien con estos temas”, en lugar de ser “las que autorizaban a otros a actuar como hacían antes”, dijo Ann Ravel, ex directora de la Comisión Electoral Federal. Ravel, una demócrata, aspira a un cargo en el senado estatal de California.
Otros critican a las compañías por tomar decisiones que consideran parcializadas, afectando el discurso conservador en una forma que consideran podría afectar el resultado de las elecciones.
Senadores republicanos han pedido que los presidentes de Twitter y Facebook testifiquen sobre sus políticas. El asistente de Trump, Mark Meadows, le dijo el lunes al programa “Fox and Friends” que las empresas de internet están parcializadas contra los conservadores y podrían ser sujetas a demandas judiciales.
Pero no son solo algunos republicanos los que están frustrados. Legisladores de ambos partidos están considerando cambiar las leyes que dicen que las compañías no son responsables por el lenguaje que otras personas publiquen en sus sitios.
Retiren esa protección y las compañías serán destruidas, dijo Ken Paulson, director del Centro de Libertad de Expresión en la Universidad Middle Tennessee.
“O tienes un servicio muy pequeño”, dijo, “o tendrás que correr el riesgo de tener contenido que es perturbador, confuso y que desinforma a la gente. Tienes entonces dos opciones. El Congreso no puede hacer mucho más que destruir Twitter y Facebook”.
Hay mucho en juego para las empresas de internet mientras las elecciones se acercan para poder demostrar que son buenos administradores de los poderosos servicios que ellos construyeron.