Las farmacéuticas Moderna y Pfizer están ultimando las vacunas contra el coronavirus que, según los expertos, podrían estar en el mercado a mediados del próximo año.
La primera confirmó que su eficacia era del 94,5%, mientras que la otra era del 95%. Ambas están listas para que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) apruebe los fármacos. Pero, ¿qué diferencias hay entre una y otra?
La cuenta regresiva para que la vacuna contra la COVID-19 esté en el mercado y disponible para el público en general ha comenzado. Tanto Moderna como Pfizer, que ya estaban en la Fase 3 de los ensayos clínicos, han confirmado su alta eficacia para hacer frente al virus que ha mantenido en vilo a la población mundial.
Ambas vacunas son seguras
Una de las preguntas más recurrentes es si la vacuna es segura para los humanos.
El doctor Rafael Vilasanjuan, director de análisis y desarrollo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), subraya que no hay por qué preocuparse por ese aspecto, especialmente porque los organismos regulatorios “son muy estrictos” al respecto para que estos fármacos se puedan comercializar sin temor a que la vida de las personas corra peligro.
“Las vacunas saldrán con seguridad, pero se puede tener un poco de fiebre, un poco de dolor de cabeza, dolores musculares, pero los efectos secundarios no pasarán de ahí”, decía el experto clínico durante una entrevista con la Voz de América.
La noticia de que haya varios laboratorios que puedan sacar al mercado la vacuna es una buena noticia para la comunidad científica, en tanto que no habrá “un monopolio” con las dosis.
Con toda probabilidad, los fármacos de Moderna y Pfizer empezarán a distribuirse a mediados de 2021, cuando reciban la luz verde de los organismos reguladores.
¿En qué consiste la tecnología ARN utilizada en las vacunas y qué beneficios aporta?
Tanto la vacuna de Moderna como la de Pfizer se basan en el ARN mensajero, una técnica a través de la cual se inocula el código genético que porta el virus en su interior.
Pero, ¿qué beneficios aporta para la comunidad esa tecnología?
La doctora Graciela Morales, jefa de asuntos médicos y científicos para mercados emergentes de la división de vacunas de Pfizer, explicaba que eso permite, principalmente, “su capacidad de escalar rápido en la manufactura y la producción”.
“También significa que es una vacuna no infecciosa al no utilizar partículas vivas de virus, solamente la información genética de la proteína de superficie del virus, que es con la que estamos trabajando como versión antigénica”, decía la experta de la farmacéutica con sede en Nueva York.
Además, la vacuna, gracias a la tecnología ARN, “va a estimular una respuesta inmune mediada por células T”, lo que daría “una expectativa de poder generar una respuesta a largo plazo”. Es decir, que una persona vacunada será inmune por un largo período de tiempo.
La vacuna de Moderna se podrá mantener en frigoríficos regulares
La diferencia principal, según Vilasanjuan, es “la cadena de frío”. Mientras que Moderna permite que el medicamento pueda mantenerse en un refrigerador normal, la vacuna de Pfizer obligará a que, de momento, se utilicen dispositivos que conserven las dosis a temperaturas mucho más bajas que los frigoríficos habituales.
Así que su transporte y comercialización podría ser algo más dificultoso en tanto que se necesitará maquinaria especial para mantener estos medicamentos.
La dosis administrada por Pfizer requerirá ser conservada a -80 grados centígrados, aunque Moderna puede mantener sus vacunas entre los 2 y los 8 grados centígrados, la temperatura de un refrigerador regular, durante 30 días. Además, puede resistir hasta seis meses a temperatura de -20 grados centígrados y no pierde sus propiedades curativas en las 12 horas que está a temperatura ambiente.
¿Por qué una requiere temperaturas más bajas?
La clave de por qué este tipo de medicamentos requieren que se mantengan a unas temperaturas muy bajas la da Vilasanjuan:
“La vacuna de Moderna tiene tres veces la carga viral o de antígenos” que la de Pfizer. Por lo tanto, aunque la vacuna pierda algunas de sus propiedades (al no estar a temperaturas tan bajas) tiene margen de maniobra para que siga siendo efectiva en los humanos.
Sin embargo, este punto positivo podría acabar por aumentar el precio final del fármaco.
La doctora María Alcaide, médico especializada en infectología de la Universidad de Miami que ha trabajado en el desarrollo de la vacuna de Moderna, apunta además que el almacenamiento de vacunas a largo plazo requiere el uso de congeladores especiales o de hielo seco y eso es algo que también se está teniendo en cuenta a la hora de planificar su distribución.
“Es una vacuna ARN, eso quiere decir que este tipo de vacunas requieren temperaturas muy bajas, por lo que se necesitará maquinaria especial. Eso también se está teniendo en cuenta a la hora de poder distribuirla”, decía Alcaide.
¿Cuándo estará disponible?
Después de varios meses de ensayos clínicos en los laboratorios de todo el mundo, parece que la investigación por la vacuna contra la COVID-19 está llegando a su fin.
Alcaide cree que a finales de este año se podrán administrar las primeras dosis entre los sanitarios que están en primera línea de la batalla contra el coronavirus y más tarde, a mediados de año, se podrá comercializar con total regularidad entre el gran público. Siempre y cuando, eso sí, tenga la aprobación de los organismos médicos reguladores.
“Aunque es todavía pronto cuándo va a ser, pensamos que optimistamente para finales de año podremos ver la primera fase de vacunación, que serían para los trabajadores sanitarios y después para las personas de riesgo”, argumentó.
La doctora Morales, de Pfizer, destaca la “rigurosidad científica” que una investigación de este tipo requiere para que, al final, acabe siendo un éxito. Y ese aspecto es el que siempre se ha tenido en cuenta en los laboratorios para que la vacuna sea igualmente eficaz y segura.
“Hemos estado trabajando en un programa de desarrollo clínico sin precedentes, pero siempre cumpliendo con la rigurosidad científica que un programa de este tipo demanda”, agregó.
¿Cuán efectivas serán las vacunas entre las personas de la tercera edad?
Una de las prioridades de los científicos es que las vacunas desarrolladas por ambas farmacéuticas sean eficaces en aquellas personas que corren más riesgo de padecer síntomas mucho más severos de la Covid-19, como las que padecen condiciones médicas preexistentes o las personas de la tercera edad.
El doctor Vilasanjuan explica la VOA, que son precisamente esos grupos de personas en los que se ha prestado una mayor atención para ver su efectividad.
“Los grupos de riesgo son aquellos en los que creemos que las vacunas tienen que funcionar mejor, tienen que ser más preventivas o tienen que ser que eviten que, aunque se contagien, se enfermen con consecuencias más severas. Por lo tanto, lo ideal es que la vacuna se pueda probar en todos los grupos de población”, explicó.
Así pues, se puede afirmar, en este punto, que la vacuna no va a discriminar entre raza o condición, ya que el 95 por ciento de efectividad se ha probado en una muestra que recoge todo tipo de personas.
Vacunas como medida de prevención
Cabe destacar, según los expertos médicos consultados por la VOA, que la vacuna previene de contraer la enfermedad a través de los anticuerpos inyectados.
Sin embargo, una persona, a pesar de haberse vacunado, puede contagiarse coronavirus. Pero los efectos, con toda probabilidad, serán mucho menos severos teniendo en cuenta que el enfermo ya cuenta con anticuerpos para hacer frente a la enfermedad.
Así que la vacuna, aunque su objetivo principal es ser preventiva, sí que puede ayudar a que los efectos tengan un menor impacto en caso de que alguien se contagie.
¿Fin de la pandemia?
Muchos se preguntan si con la puesta en marcha de la vacuna se puede poner fin a la pandemia del coronavirus.
Ya no estamos ante la idea de una utopía de vacuna, sino que el sueño ya tiene un horizonte a tocar. Estamos ante lo que sería la ‘Vacuna 2.0’, es decir una nueva revolución que nos permite pensar que podríamos estar intentando llegar al final de la pandemia”, comentaba Vilasanjuan.
Sin embargo, él no es tan optimista: “Aún nos queda tiempo. Algún día tendremos que quitar la cautela, pero ahora no es el momento”.
“Estas vacunas para que sean extendidas entre la población aún les queda entre 3 y 6 meses como mínimo y si todo sale bien. Por lo tanto, el mensaje es: esperanza sí, pero tenemos que mantener las mismas medidas de distanciamiento para intentar prevenir el virus”, advirtió.