Los dos eventos electorales que se celebrarán en Venezuela en diciembre, uno secundado por el gobierno en disputa de Nicolás Maduro y otro por la oposición, no terminan de despertar esperanzas de cambio ni de levantar considerablemente el ánimo de participación, afirman los analistas.
El madurismo ha apostado por ganar las elecciones del 6 de diciembre para renovar la Asamblea Nacional, bajo control de la oposición desde 2015. Estas votaciones no ofrecen garantías de participación libre ni transparente, según informes de la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea.
La oposición no participará en esa elección por considerarla "un fraude" y, como alternativa, ha convocado a una consulta constitucional para preguntar a los venezolanos, tanto dentro como fuera del país, sobre asuntos políticos.
Se celebrará entre el 5 y el 12 de diciembre de manera virtual o digital y presencial. Incluye tres preguntas sobre el “cese de la usurpación” de Maduro, la necesidad de elecciones “libres, justas y verificables”, y si se respalda la búsqueda de ayuda de la comunidad internacional para zanjar la crisis.
Saúl Cabrera, director de la firma encuestadora Consultores 21 y analista político, considera que la intención de participar en cualquiera de las dos votaciones rivaliza con el entusiasmo electoral visto en el país entre 1958 y 2012, un año antes de la muerte del presidente Hugo Chávez Frías.
“La tradición con relación al voto fue normalmente positivo, de mucho entusiasmo. Si lo comparamos, (el de hoy) es terrible. El ánimo electoral está muy mermado. No hay para nada interés electoral”, explicó el analista a la Voz de América.
Desazón y divorcio
La pandemia del coronavirus y la crisis económica desfavorecen la votación parlamentaria, mientras que la consulta opositora se ve afectada por la polarización política y la “hegemonía comunicacional” del chavismo, evalúa Cabrera.
Entre 20 y 22 por ciento del electorado, de 20,7 millones de personas responde que participará en las votaciones legislativas en recientes encuestas de Consultores 21. La mayoría es “gente cercana al chavismo”, acota su vocero.
Sobre la iniciativa que respalda el gobierno interino de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional desde enero de 2019, detalla que cerca de 40 por ciento de la población dice estar de acuerdo con lo que se plantea en ella.
“Pero ese ‘estar de acuerdo’ es difícil plasmarlo en verdad, dadas las dificultades que hay”, precisa, en referencia a la escasez de gasolina, la COVID-19 y las fallas de los servicios públicos. “Hay mucha desazón y angustia, escepticismo”.
Jesús Seguías, investigador de opinión pública y presidente de la firma de mediciones de mercados políticos y de consumo Datincorp, subraya que el venezolano se encuentra imbuido en coyunturas más prioritarias que la política.
Las apoda “megacrisis” y las categoriza en seis renglones: política, económica, de servicios públicos, social, emocional, “que es quizás la peor de todas”, y la pandémica.
“Hay un divorcio. Los políticos están enfocados en la megacrisis política, pero el 84 por ciento de los venezolanos está interesado en las otras”, detalla, en entrevista con la VOA.
Seguías nota en sus investigaciones que los venezolanos no sienten entusiasmo por participar en alguna de las dos votaciones de diciembre. “Sienten que ninguna de esas dos elecciones va a ayudarlo a superar las crisis y eso hace que el nivel de participación esté en el orden del 35 por ciento”, calcula.
Opina que los venezolanos no muestran interés en “acciones simbólicas”, sino en aquellas que signifiquen la solución de sus crisis. “Los venezolanos quieren parar de sufrir y ninguno está diciendo la ruta para dejar de sufrir”, añade.
Votaciones excluyentes
Ni las parlamentarias ni la consulta popular opositora están pensadas para la totalidad de la sociedad venezolana, sino que están dirigidas a parcialidades, observa la analista electoral Eglée González-Lobato.
“Es contradictorio con el sentido de participación que establecen la Constitución y las libertades políticas. No reúnen las condiciones para que los venezolanos resuelvan el conflicto entre ellos por vía pacífica”, comenta a la VOA.
La directora de la cátedra Democracia y Elecciones de la Universidad Central de Venezuela recuerda que, en el caso de las parlamentarias, se intervino judicialmente las directivas de tres de los principales partidos opositores, ni habrá voto universal y secreto de los indígenas.
El organismo electoral tampoco permitió el registro de grupos por iniciativa propia, y los procesos de inscripción de nuevos electores fueron limitados, incorporando a solo 200.000 de los dos millones de jóvenes que se preveían.
“Luego, tienes la consulta popular, que genera una discusión que está dirigida no a la Asamblea Nacional como institución, sino a su junta directiva. Eso resta a quienes defienden la institucionalidad, las libertades políticas”, puntualiza.
González-Lobato, quien ejerció como consultora jurídica del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, asegura que el ánimo de participar en las venideras votaciones luce “bastante bajo” a solo dos semanas de su celebración.
Advierte que habrá “una especie de duda” sobre la verificación de la participación en los dos eventos de diciembre por la falta de “contrapesos”.