Una declaratoria de estado de excepción por 30 días en Ecuador cayó como un balde de agua fría para el sector turístico.
El presidente Lenín Moreno anunció la medida, que incluye un toque de queda nocturno y mayores controles en los aeropuertos, ante la amenaza de una nueva cepa de coronavirus identificada en Gran Bretaña y la indisciplina de la población.
“Reducir el aforo de restaurantes y hoteles al 30% de su capacidad”, dijo Moreno.
La decisión tomó por sorpresa al sector que veía en las fiestas de Navidad y Año Nuevo una pequeña oportunidad de recuperación, tras el cierre desde marzo a septiembre que le hizo perder 2.200 millones de dólares.
Para Raúl García, de la Cámara de Turismo de Pichincha, la situación es muy grave.
“Si no activamos esta cadena de valor de la actividad económica turística, tampoco vamos a tener vida”, declaró.
Las cámaras de turismo del país han presentado dos proyectos de Ley para que haya una reactivación económica desde 2022, de lo contrario, las pérdidas de este 2020 apenas empezarían a recuperarse en 2026. Mauricio Letort de Hoteles Quito señala que esto ayudaría a incrementar el ingreso del Producto Interno Bruto (PIB).
“Que el PIB del turismo pase de 2.400 millones de dólares actualmente a 5.174 millones y eso se va a traducir en 1 millón de empleos”, dijo Letort.
Los dueños de hoteles, restaurantes y guías turísticos piden incentivos tributarios, grabar con IVA cero al sector hasta 2023, pues en lo que va de la crisis han perdido 50.000 empleos y el 25% de los negocios de este sector se ha visto obligado a cerrar.
Ecuador, uno de los países sudamericanos más golpeados por la pandemia, registra más de 206.000 contagios de coronavirus y 9.400 muertes, pero el gobierno sospecha que otros 4.549 personas probablemente fallecieron por COVID-19.
