Joe Biden retorna a la Casa Blanca como presidente de Estados Unidos en medio de una crisis económica, un escenario que no es del todo desconocido para el exvicepresidente, pero a diferencia de 2008, la tarea más urgente será controlar la pandemia y asegurar la oportuna y equitativa distribución de vacunas en el país.
"Voy a combatir el virus", ha prometido Biden, quien además de lidiar con la pandemia, también lo hará con la oposición republicana, en una era que los especialistas vaticinan como la más polarizada del país.
Vanessa Beasley, experta en historia de la retórica política estadounidense afirma que el nuevo presidente, desde el principio, ha mantenido un discurso que llama a la unidad.
“Lo primero que hace un presidente es decir ‘dejemos de lado todas nuestras diferencias y unámonos como un solo pueblo’, y eso es lo que hacen los estadounidenses, eso es lo que nos hace quienes somos. Así que eso es lo que Biden hará desde el principio, y, en cualquier caso, es un mensaje muy tradicional para un discurso inaugural, pero especialmente con la presión de la COVID como trasfondo”.
Biden recibirá la economía más golpeada desde la recesión de 2008, reviviendo el mismo reto que experimentó durante la administración de Barack Obama, cuando él mismo lideró la estrategia de recuperación frente a una economía mundial que se tambaleaba por la crisis de las hipotecas de alto riesgo y el colapso del banco de inversión Lehman Brothers.
Por delante está su palabra de lograr una recuperación sin generar cierres. “No voy a declarar un cierre total de la economía, punto. Voy a derrotar el virus”, ha dicho a los estadounidenses.
Durante la crisis actual, provocada por los cierres relacionados a la pandemia del coronavirus en marzo, el gobierno federal ya ha ofrecido billones de dólares en estímulos y el desempleo ha bajado drásticamente desde su máximo de abril
La economía estadounidense aún está técnicamente en recesión y es un 3,5% más pequeña que a principios de 2020, pese al crecimiento récord que presentó en el tercer trimestre.
Joe Biden y Kamala Harris, ambos con amplia experiencia legislativa, tendrán que tender puentes entre su administración y el Senado, que probablemente se mantenga bajo el liderazgo de la mayoría republicana.
Pero temas de la política exterior podrían ser algunos de los asuntos que ayuden a establecer acuerdos cruciales para los estadounidenses, especialmente aquellos que involucran la seguridad nacional y la influencia en el ámbito global, según ha explicado el experto John Hudak, del Brookings Institute.
“La administración Biden no tratará a Vladimir Putin como un amigo, no tratará a Kim Jong Un como un amigo, esos individuos son enemigos, esos gobiernos son enemigos y serán tratados de esa manera”, apuntó Hudak.
El demócrata también prometió una reforma migratoria en los primeros cien días de su gobierno. El reto en ese caso será cumplir la misma promesa hecha por el gobierno en el que fungió como vicepresidente y que nunca se pudo materializar.