Los birmanos salieron a protestar este lunes por tercer día consecutivo contra el gobierno militar, al cumplirse una semana de la detención de Aung San Suu Kyi y otros líderes civiles elegidos legítimamente por el pueblo.
Decenas de miles de personas llenaron las calles de las principales ciudades de Birmania, o Birmania, incluida la capital, Naipyidó, y el principal centro comercial, Rangún, con letreros de “Salvar a Birmania” y “Queremos democracia”, y fotos de San Suu Kyi.
La policía usó cañones de agua para dispersar a los manifestantes en Naipyidó.
Las manifestaciones entraron en una nueva fase este lunes cuando los empleados civiles, de ferrocarriles, los maestros y otros sectores iniciaron una huelga nacional.
El servicio de internet fue restaurado el domingo después de ser cortado por un día, lo que permitió a los ciudadanos transmitir en vivo y publicar videos en las redes sociales de las protestas que tenían lugar en todo el país.
Muchos de los manifestantes coreaban “viva mamá Suu” y “No queremos dictadura militar”. Otros hacían el saludo de tres dedos, una señal de resistencia contra la tiranía en las películas “Hunger Games”.
Una semana desde el golpe
La toma del poder por los militares comenzó el lunes pasado con la detención de la líder de facto, Suu Kyi, y otros altos funcionarios del gobierno. Suu Kyi permanece bajo arresto domiciliario en su residencia oficial en Naipyidó, según el portavoz de su partido Liga Nacional para la Democracia (LND), Kyi Toe.
Suu Kyi enfrenta cargos por importar ilegalmente seis radios walkie-talkie no declarados que fueron encontrados durante un registro en su casa de Naipyidó.
Los militares birmanos dijeron que su estado de emergencia, emitido por un año, es necesario porque el gobierno civil no actuó para investigar denuncias de fraude masivo en las elecciones de noviembres, ganadas abrumadoramente por la LND.
El viernes, unos 300 de la LDN se proclamaron como los únicos representantes legales de la ciudadanía birmana y llamaron a su reconocimiento global como los gobernantes del país.
El golpe ha sido condenado por el presidente de EE.UU., Joe Biden, y otros líderes mundiales, que demandaron la restauración del gobierno elegido por el pueblo de Birmania.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que a veces tiene problemas para alcanzar un consenso, emitió el jueves una declaración común en que expresó “gran preocupación” por la declaración de emergencia impuesta por los militares.
El Consejo, que incluye a China, un patrocinador de Birmania, llamó también a la liberación de Suu Kyi, el presidente Win Myint y otros de los detenidos.