Las estanterías de supermercados y otros comercios en la mayoría de las ciudades venezolanas lucen abarrotadas y con una importante variedad de productos nacionales e importados, un panorama muy diferente al de hace unos años, cuando el país registró una escasez sin precedentes como consecuencia, entre otras cosas, de las políticas de control implementadas por el gobierno.
Las largas filas de ciudadanos esperando poder adquirir una cantidad limitada de alimentos o artículos básicos a pecios controlados especialmente entre 2013 y 2017, ya no se ven. Ahora los estantes están llenos, pero la hiperinflación destruyó la capacidad de compra.
“Todo está muy caro” ... “Esto no hay quien lo aguante”, comentan en presencia de la VOA clientes en un supermercado en el este de Caracas, mientras la mayoría toma un producto, lo revisa y vuelve a dejarlo en su lugar tras constatar el precio.
¿Por qué hay productos y por qué la mayoría no puede costearlos?
Consultado por la Voz de América, Jesús Casique, director de Capital Market Finance, explica que aunque el gobierno no levantó los duros controles cambiarios implementados desde el 2003, sí “dejó flotar” el tipo de cambio, lo que permitió que bajara el desabastecimiento.
“El problema que está atravesando Venezuela actualmente es que el poder adquisitivo está pulverizado, producto del incremento de los precios, del tipo de cambio que ha venido incrementando de forma significativa y de las expectativas de los agentes económicos”, agregó el especialista.
El economista afirmó: “Tenemos dos Venezuelas, una hurgando en la basura y otra que genera ingresos en divisas o un patrimonio holgado, que tiene acceso a satisfacer sus necesidades”.
Consultado sobre las políticas que deberían implementarse para lograr aumentar la capacidad adquisitiva, Casique sostiene que en primer lugar debe respetarse el artículo 320 de la Constitución que, entre otras cosas, plantea que “el Estado debe promover y defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios para asegurar el bienestar social”.
“En la medida en la que el gobierno, que es el responsable de la política monetaria junto con el Banco Central de Venezuela y el Ministerio de Finanzas, no establezcan los correctivos necesarios, es extremadamente difícil poder abatir la hiperinflación”, subrayó Casique.
De acuerdo al Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la canasta alimentaria que en el mes de enero se ubico en el equivalente a 250 dóalres y el salario mínimo, que es de menos de 1 dólar al mes, “solo compra el 0,57% de la misma”.
Venezuela cumple 38 meses en hiperinflación, una situación que seguirá golpeando a los venezolanos por al menos 12 meses más, según estimaciones del OVF, que recientemente reveló que el índice de precios al consumidor durante el mes de enero se ubicó en 55,2%, y que la inflación interanual fue de 3.478%.
“Si esto se extiende hasta enero del 2022, vamos a tener 50 meses de hiperinflación, esto hace entonces que la hiperinflación venezolana va rumbo a convertirse en la más larga de la historia, la más larga hasta ahora es Nicaragua, 58 meses”, dijo recientemente el economista Ángel Alvarado en conferencia de prensa del OVF.
La semana pasada el Banco Central de Venezuela aseguró que la inflación acumulada en el 2020 fue de 2.959,5%. Al respecto, la institución no había divulgado datos desde septiembre.