El día de más violencia en Myanmar (antigua Birmania) durante la continua represión militar contra manifestantes desde el golpe del 1 de febrero, fue “como una guerra”, describieron trabajadores médicos de primera línea.
Miles de personas han salido a las calles para expresar su oposición al control militar, mientras los profesionales del sector se están negando a trabajar bajo el gobierno de la junta, oficialmente el Consejo Administrativo del Estado.
Más de 2.000 manifestantes han sido detenidos y cientos han muerto, según la Asociación de Asistencia Prisioneros Políticos de Birmania (AAPPB).
El día más sangriento en el país fue el 14 de marzo, cuando los manifestantes en Rangún tuvieron que enfrentarse a una violenta respuesta en gran escala de los militares, que abrieron fuego y dejaron al menos 74 muertos solo en el municipio Hlaing Thayar, de acuerdo con un reporte de AAPPB.
Un médico que trabajaba en Hlaing Thayar recordó un incidente en el exterior de su clínica, donde los manifestantes se parapetaban para bloquear la avanzada de los militares.
“Uno de los que estaban en la primera línea fue herido en el cuello por una bala que atravesó su escudo. Cayó allí mismo delante de la clínica”, dijo el médico a la Voz de América.
Una trabajadora médica relató a la VOA que decenas de heridos y muertos llegaban su hospital en el municipio de Thingangyun y que médicos y enfermeros que participaban en la protesta regresaban para atenderlos.
“No puedo contar los muertos que llegaban. Tuve que hacer muchos procedimientos de reanimación. Fue un día muy sangriento”, recordó.
La mujer dijo que lo que más la sorprendió es que los heridos apenas se quejaban. “No gritaban, fue muy extraño. La mayoría eran muy jóvenes, de 20 a 25 años. No tenían miedo”.
Muchos de ellos incluso llevaban su número de teléfono y grupo sanguíneo en sus cuerpos antes de las protestas, anticipando cualquier atención médica que pudieran necesitar.
Un médico de emergencias en un hospital de Rangún dijo que el uso de balas de verdad fueron la causa principal de tantos muertos y heridos el domingo. “Ese día recibí al menos a 55 heridos de bala. De ellos, 50 eran de balas de verdad”.
El médico dijo que él fue testigo de los disturbios de 1988 en que hubo muchos muertos y también de la Revolución del Azafrán en 2007, pero esta vez es muy distinto.
“En esos levantamiento, disparaban sin apuntar a la cabeza, el cuello o el pecho. Alguien desafortunado podía morir en el lugar o en el hospital. Sufrían heridas en las manos o las piernas, algunas veces mortales”, explicó.
Ahora, “atacan como en una batalla militar. Probablemente con francotiradores. Hay muchas heridas en la cabeza. Esto es diferente. He visto muchos pacientes muertos que murieron en la protesta con solo una herida de bala”, agregó.
“Están apuntando a matar, no para amedrentar”.
[Reporte de Tommy Walker, de VOA News]