Endurecer, mantener o suspender las sanciones que Estados Unidos impuso a compañías e individuos venezolanos bajo la Administración Trump. Es la tesitura que tiene ante sí la Administración Biden, que aún estudia qué hacer con el legado de su predecesor en el despacho oval.
Por el momento, Estados Unidos sigue presionando las finanzas del Gobierno de Venezuela manteniendo las penalidades a la Estatal de Petróleos (PDVSA), ajeno a las intenciones de crear puentes por parte de Maduro, quien recientemente aseguró estar dispuesto “a andar un nuevo camino de relaciones con el Gobierno de Joe Biden”.
Por su parte, en febrero de este año, la Agencia de Transparencia del gobierno de Estados Unidos, señaló en su último informe que las sanciones a Venezuela ‘probablemente’ contribuyeron al declive de la economía del país, no solo ahogando las finanzas del gobierno, sino también los bolsillos de los ciudadanos.
Si Maduro ve que las remesas se convierten en un activo financiero importante, él va a intentar monopolizar el control de las remesas"
Emilio Morales, presidente del Havana Consulting Group
Y aunque la Administración Biden continúa revaluando su política hacia Venezuela, de hecho, ya mostró algunas de sus cartas con la aprobación de un TPS para los venezolanos. Sin embargo, ¿qué papel juega este alivio migratorio dentro del panorama de sanciones?
En teoría, el Estatus de Protección Temporal beneficiaría a más de 300.000 venezolanos que pasarían a residir y poder trabajar de forma legal en el país. Pero expertos advierten que las remesas que ahora envíen estos ciudadanos podrían convertirse además en un salvavidas económico.
“La remesa es un alivio para las personas que las reciben, pero si Maduro ve que las remesas se convierten en un activo financiero importante, él va a intentar monopolizar el control de las remesas (…) en el sentido de que todas las remesas se canalicen a través de empresas del Estado y que las remesas no se entreguen en dólares, se entreguen en bolívares”, aseguró a la Voz de América Emilio Morales, presidente del Havana Consulting Group.
Según analistas consultados, el 70% de los venezolanos que vive en Estados Unidos envía a su país el 25% de sus ingresos. Entretanto, se estima que solamente el 40% de los hogares reciben remesas de algún familiar o amigo que vive en el exterior, porcentaje que podría aumentar en breve a medida que más venezolanos se incorporen a la economía formal estadounidense.
Según Morales, “podríamos decir que la media, por los estándares que se producen en otras partes, serían unos 45 millones de dólares mensuales aproximadamente lo que recibiría Venezuela”.
En Venezuela el dólar ocupa más del 55% del valor total de las transacciones que se realizan en el país. Y con una economía cada vez más dolarizada, afloran los temores de que, siguiendo el modelo cubano, las remesas acaben en manos del Gobierno.
De acuerdo con Hugo Achá, experto en seguridad y terrorismo, el Gobierno de Venezuela podría “arbitrariamente aplicar costos o crear entidades que puedan tener un rol que rompan el ciclo normal de una transferencia habitual de remesas. En ese sentido puede significarle un balón de oxigeno a un régimen que está desesperado por recursos frescos y sobre todo de recursos en efectivo”.
Y con la tentación sobre la mesa de hacer negocios, los expertos vaticinan un florecimiento de las vías informales en el envío de remesas para evitar que los dólares acaben en las arcas del estado.
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