La más reciente licencia emitida por el Departamento del Tesoro abre la posibilidad de que Venezuela pueda comprar gas propano en los mercados internacionales. Cerca del 90% de los hogares dependen de este combustible. Expertos explican si ésta licencia puede ser considerada o no como un relajamiento de las sanciones de Estados Unidos hacia el gobierno de Nicolás Maduro.
La licencia Número 40 dice textualmente: “Se autorizan ciertas transacciones que involucren la exportación o reexportación de gas licuado de petróleo hacia Venezuela”.
Kevin O’Reilly, subsecretario adjunto del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, considera que la licencia para exportar gas tiene objetivos humanitarios. “A pesar de toda la polémica, nuestro Departamento del Tesoro ha aflojado ciertas restricciones al gas para cocinar porque vemos que es fundamental para el bienestar de los venezolanos en su vida diaria”, las declaraciones del diplomático estadounidense fueron durante un conversatorio organizado por el Atlantic Council en Washington.
Expertos en el tema de las sanciones como el economista y científico de datos de Ecoanalítica, Giorgio Cunto, cree que esta licencia no es un relajamiento de la política de la administración del presidente Biden hacia el gobierno de Nicolás Maduro, sino que sirve para clarificar las sanciones existentes.
“Considerarlas un relajamiento es exagerado. No implica mucho cambio en la política estadounidense (…) Desde el inicio de las sanciones, no hay prohibiciones taxativas para la importación de combustible a Venezuela (…) Lo que hace esta última licencia es dejarlo más claro y permitirlo de forma más explícita”, aseguró Cunto.
Aunque la licencia establece que no habrá sanciones por venderle gas propano a PDVSA o a un operador privado, no está claro que de manera inmediata se vaya a resolver el problema del déficit del combustible que se calcula es del 75%, según la firma Gas Energy.
“Lamentablemente yo no veo que va a tener un impacto fuerte en el mercado porque PDVSA es el que controla la importación de propano y si bien, es cierto, hay privados que pudieran traer propano al mercado, no hay un mercado de propano en la región como en otros países el sector industrial y primero hay que liberar los precios”, explicó Antero Alvarado, director Gas Energy Latinoamérica.
La otra opción es que PDVSA importe el gas propano, pero el pago debe hacerlo en efectivo. La licencia no autoriza el intercambio de petróleo por gas. “Yo creo que esta decisión toma un poco fuera de base a PDVSA, no se esperaban esto, tampoco lo estaban pidiendo, y a pesar de que el propano es un combustible de alta necesidad humanitaria, es la cara más social del petróleo quizás, yo no veo a PDVSA en sus prioridades importar propano, creo que su prioridad es el diésel”, dijo Antero.
El especialista estima que cerca de 4 millones de personas en Venezuela cocinan con leña. La prioridad de PDVSA, agrega, no es la importación de gas propano porque la compañía le está apuntándole a producirlo nacionalmente.
Aparte de la licencia para la importación de gas, recientemente también se emitió otra licencia que le permite a compañías estadounidenses hacerle un mantenimiento limitado a cierta infraestructura de PDVSA considerada como esencial y por eso autoriza: “Transacciones y actividades necesarias para la seguridad de la preservación de activos en Venezuela”.
Giorgio Cunto, de Ecoanalítica, explica que el objetivo general de las sanciones es restringir la capacidad del gobierno de Venezuela de generar flujos a través de la venta del petróleo, pero que “no se está buscando borrar de la faz de la tierra a la industria petrolera, especialmente cuando firmas estadounidenses están ligadas a ella”, asegura Cunto.
Desde el inicio de la política dura de sanciones contra el gobierno de Nicolás Maduro, 28 Licencias aclaratorios o con excepciones, han sido expedidas, 25 durante la administración Trump y 3 en lo que va del gobierno Biden.
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