El control y medidas del gobierno cubano parecen haber sofocado en buena medida el avance de las mayores protestas públicas de que se tengan noticias en varias décadas en la isla, advierten fuentes consultadas tras las manifestaciones del pasado 11 de julio.
Las demandas de libertad, mejoras en los servicios sanitarios, alimentos y por la salida del poder del presidente Miguel Díaz-Canel recibieron la respuesta de los tribunales, el envío de centenares de personas a las prisiones, y el despliegue militar en las principales ciudades, como pudieron constatar los medios acreditados e independientes en la isla.
Cubanos entrevistados por la Voz de América describieron el futuro de las demandas sociales entre el miedo y la esperanza.
La actriz de teatro Iris Mariño recuerda que salió ese domingo a las calles de Camagüey, donde reside, tras conocer por las redes sociales de un movimiento inusitado en la ciudad y varias partes del país.
Se fue con sus colegas, dijo a la VOA. “Cuando llegamos ya había gritos de 'patria y vida', de 'libertad'; y entonces la gente se empieza a sumar, y a sumar y empezamos a caminar ya en esta marcha de la libertad”.
Mariño, de 32 años de edad, quien además colabora frecuentemente con la publicación independiente La Hora de Cuba, después de días de arresto fue llevada a su casa y sometida a restricción domiciliaria, según le dijeron los oficiales de instrucción policial.
Un complicado ajedrez
Muchos permanecen detenidos en varias partes de Cuba, algunos ya sancionados a penas de entre seis meses y un año de cárcel, pero, ¿qué puede pasar en lo adelante con aquellos gritos de libertad?
Un listado que ha sido compartido mediante las redes sociales ha cifrado en 785 los detenidos. El documento contiene nombres de las personas, la provincia, estatus legal actual y otros datos. El trabajo ha sido hecho principalmente por mujeres, reportó la revista cubana El estornudo.
El director de esta publicación independiente, el periodista y escritor, Carlos Manuel Álvarez, cree que los cubanos inconformes no van a perder la oportunidad de hacerse valer.
"De la misma manera que no se podía prefiguran el 11 de julio, bueno, habrá más protestas y sobre el aprendizaje de esas protestas, la gente... quiero creer que se irá organizando y entenderá cada vez más que manifestarse en su derecho".
Álvarez considera que las fichas en el juego de las exigencias de la ciudadanía y la respuesta gubernamental han cambiado completamente, partiendo de actos concretos como decir "Abajo la dictadura", pedir por la libertad de los presos políticos o romper en la vía pública un retrato del fallecido Fidel Castro "que en el plano simbólico eso tiene un peso importante".
"Eso creo que mueve completamente el tablero, las piezas. Pero no sólo para el régimen, sino que lo mueve también para la gente que queremos que ese régimen termine, y eso es lo que me parece que es sobre todo lo más significativo y más relevante de esas protestas", afirma.
La Habana responde
Seguido a las protestas el gobierno cubano, por medio de su canciller Bruno Rodríguez, culpó a Estados Unidos de promover el descontento social, así como achacó las carencias al embargo económico, que data de 1962.
Desde el exterior, grupos de exiliados pidieron una intervención y otros un contingente de ayuda humanitaria. Desde la isla, cualquier pedido de apoyo internacional no solicitado por las autoridades puede ser duramente penado por la "Ley de Protección a la Independencia Nacional y la Economía de Cuba", conocida como Ley 88 o Ley Mordaza.
La Habana anunció inmediatamente la eliminación de aranceles a la importación de alimentos y medicinas por parte de los viajeros. Semanas después de las manifestaciones algunos productos alimenticios recibidos como ayuda humanitaria desde Rusia y México, han sido distribuidos de manera gratuita a la población.
Los actos de rebeldía en más de sesenta ciudades y pequeñas localidades, son un desafío para los tribunales: o actúan en consecuencia con las leyes actuales o dejan pasar la confrontación. Mariño cree en ese reloj de arena: “tienen 60 días” para tomar una decisión -sobre si la sancionan o no, lo que se extiende a muchos otros que fueron liberados. “En el mes de septiembre va a haber mucha tensión, porque la Fiscalía tiene que tomar decisiones”, precisa.
Antonio Correa Iglesias, escritor, profesor y coordinador del Programa de Filosofía y Ética de la Universidad de Miami, califica como un viaje sin retorno el desafío planteado a las autoridades.
"El 11 de julio o se rompió, la inercia se rompió y cuando tú rompes la inercia, eso ya no tiene marcha atrás", explica.
La movida, señala Correa, es hacia adelante: "El pueblo tiene que seguir demandando sus derechos, exigiendo, y creo que lo fundamental es eso: que la gente ha roto la inercia, que pueden ir a la calle, que les pueden dar golpes, pero van a seguir haciéndolo, porque Cuba no da más", señala.
Un vacío legal
La abogada cubana radicada en Maryland, Estados Unidos, Laritza Diversent, dirige la consultoría jurídica Cubalex, que se ha encargado de documentar y analizar parte del proceso legal, tomar nombres y tipificaciones de los casos del 11 de julio.
“Todo el mundo [queda] bajo las mismas circunstancias: salieron a protestar al 11 de julio, pero no están individualizando la participación de cada una de esas personas en las protestas, basado en que hay que castigar y no aplicar la justicia”, dijo sobre las principales violaciones que su equipo ha detectado.
Diversent explica que otra de las violaciones por parte de las autoridades “es la incomunicación, el régimen de incomunicación a la mayoría de las personas que están detenidas”, y agrega que en muchos casos también ha notificado "la desaparición forzada, entre las primeras horas de detención, setenta y dos, hasta cinco días” para saber la ubicación del detenido.
Por tanto, señala la abogada, muchos de los participantes en las manifestaciones han sido liberados bajo la medida de reclusión domiciliaria, “pero no tienen la información necesaria para saber qué delitos se les está imputando y estas personas también podrían ser procesadas por el procedimiento sumario”, lo que pudiera extenderse al término de enjuiciamiento de 45 a 48 días”.
¿Nuevas protestas?
En el municipio Jovellanos, provincia Matanzas, la joven de 23 años de edad Sissi Abascal Zamora salió a las calles, pero ese día no fue detenida. Sin embargo, su padre Armando Abascal, ya fue trasladado a la prisión Combinado del Sur, a espera de juicio.
Para esta mujer, hay al menos un rayo de esperanza. “Yo creo que esto fue el comienzo, pero va a volver a pasar, hay mucha necesidad en el pueblo. El pueblo ya no tiene miedo, pide libertad y está cansado de tanta injusticia, de tanto maltrato”, explica.
Nelson Zamora estaba cerca del pueblo de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, donde estallaron las protestas. Contó que logró mezclarse en el tumulto y gritar lo que tantas veces ha querido gritar contra el gobierno. Fue detenido por casi una semana y ha salido bajo amenazas de ir a parar a la cárcel.
"La gente tiene miedo ahora. Tienen mucho miedo de que vengan [la Policía] y los dejen sin trabajo", y explica que va a ser difícil que ocurra algo de aquellas dimensiones.
Miriela Cruz es una mujer que padece cáncer de pulmón, vive en el pueblo Catalina de Güines, en la occidental provincia de Mayabeque, y ha clamado en las redes sociales por la libertad de su hijo de 22 años, Dayron Fanego, que tal como relató, no participó en la protesta.
“Él estaba sentado en un portal donde había cuatro personas más y de mala manera llegaron, lo patearon y se lo llevaron a él y a los que estaban en ese portal”. Ella salió a reclamar por su hijo y también fue maltratada físicamente y detenida por varios días, explica.
Cruz está en libertad con una fianza de 8.000 pesos, estuvo retenida en una prisión y solo ha podido hablar con su hijo en un breve tiempo. “No me ha vuelto a llamar. No sé nada de la abogada”, manifestó desesperada.
El cuerpo como única arma
En Holguín, a 700 km de La Habana, el traumatólogo Ramón Zamora, de la Asociación Sindical Independiente de Cuba, la policía lo fue a buscar a su casa sin que le diera tiempo a participar de las protestas que allí sucedieron. En videos consultados por la VOA los manifestantes intercambian gritos y lanzan piedras contra la sede local del Partido Comunista, el único permitido desde 1959.
Zamora dijo que lo metieron por varios días a un calabozo en la unidad provincial de la Seguridad del Estado con una persona contagiada con el COVID-19. Hoy, afirmó, está infectado también, se mantiene aislado en su casa.
“El descontento popular ahora es mucho mayor y esto, aunque ellos lo traten de evitar por medio de sus troperos [las tropas de choque], bueno, pues esto resurgirá nuevamente. Esto no va a impedir que el pueblo como tal, siga manifestando su descontento por medio de la protesta”, vaticina.
Los procesos penales continúan, según denuncian algunos familiares y amigos de los sancionados. La ONG Cuban Prisoner Defenders, con sede en España, dijo en en su informe de julio que han ensanchado su lista a "272 Convictos y Condenados políticos" y que en el mismo mes "hemos nombrado a 198 como Convictos de Conciencia por su prisión ilegal, con independencia de que posteriormente puedan ser liberados bajo cambio de medida".
Las condenas penden como Espada de Damocles sobre algunas cabezas, lo que no preocupa demasiado a Mariño, la actriz, quien deja en claro las motivaciones que la movieron para unirse a las protestas.
"Yo fui como mujer, como civil cubana, como madre de familia a representar las cosas en las que yo creo. Yo fui sola con mi cuerpo y mi voz", concluye.