Una serie de imágenes satelitales publicadas recientemente por la NASA muestran cómo el emblemático lago de Maracaibo, en el noroeste de Venezuela, padece elevados niveles de contaminación.
El lago de Maracaibo es uno de los más grandes de América del Sur y uno de los más antiguos del mundo. Su extensión, de unos 13.000 kilómetros cuadrados, está siendo perjudicada, o como lo explicó el Observatorio de la Tierra de la NASA, “asfixiada con mareas negras y algas” .
Gustavo Carrasquel, director de la Fundación Azul Ambientalista, explicó que lamentablemente hasta el momento no hay una respuesta por parte de las autoridades para mejorar esa situación.
“Sabemos muy bien que esos remolinos verdinegros que reflejan las imágenes satelitales de la NASA no son otra cosa que altos niveles de contaminación producidos por el crecimiento anormal de las algas xianófitas que están generando xianobacterias y alto nivel de contaminación producido por los vertidos de aguas residuales que permanentemente sufre este cuerpo acuático por la carencia de plantas de tratamiento para estas aguas que están siendo vertidas”, expuso a la Voz de América Carrasquel.
Al presentar las imágenes, el Observatorio de la Tierra de la NASA indicó que se podían observar remolinos con tonos de verde, pardo y gris. “Las fuentes de esos colores fueron las algas, las salidas de sedimentos de los ríos y las fugas de petróleo”, afirmó la institución.
El investigador de la Universidad de Carabobo, Gabriel Cabrera, asegura que la contaminación por fugas de aceites y petróleo crudo también contribuye al inminente peligro que atraviesa el lago, que en algún momento llegó a ser una fuente abundante de pescado y combustibles fósiles.
“Estas torres petroleras que nosotros solíamos ver, y que han formado parte de la idiosincrasia del venezolano y de nuestra cultura, actualmente están siendo vendidas como chatarras a empresas trasnacionales que tienen concesiones con PDVSA y que han evadido las sanciones de Estados Unidos para trabajar en el país (…) PDVSA ha vendido esta chatarra, han desmantelado torres petroleras y pozos petroleros, y al final estos pozos y tuberías quedan abiertos emanando petróleo”, aseguró Cabrera a la Voz de América.
La situación también ha afectado, agregó Cabrera, el desarrollo socioeconómico de la zona y colocó como ejemplo la industria pesquera.
Carrasquel, de la Fundación Azul Ambientalista, aseguró que se requiere políticas públicas y grandes inversiones por parte del Estado para poderle devolverle su condición natural al lago.
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