Venezuela se ha vuelto un país hostil para la juventud, con pocas oportunidades laborales y de formación académica, revela una investigación de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
Con tan solo 17 años y recién graduado de secundaria, Víctor Fernández se ofrece a trabajar en construcción. "Estoy buscando empleo ahorita. Ahorita no estoy estudiando, porque he metido los papeles en la universidad y no me han llamado", explica.
Fernández forma parte del 37% de jóvenes venezolanos que ni estudia ni trabaja, según la Encuesta Nacional de Juventud elaborada por la UCAB, una situación que, a juicio de la coordinadora del estudio, Anitza Freites, los somete a una doble exclusión.
"No hay oportunidades educativas y no hay oportunidades educativas para el contexto actual, ni de inserción laboral; pues los está relegando a una situación de inactividad que va en perjuicio del desarrollo futuro de esta generación", advirtió Fréitez.
La misma investigación arroja que, en los últimos ocho años, la cifra de jóvenes que entraron a la universidad ha ido en descenso: pasó de 30% en 2013 a 19% en 2021.
"Si dejas los estudios y vas a trabajar no vas a ganar demasiado. Es frustrante ser joven en este país, porque las cosas no se dan como deberían, no funcionan. Si tienes dinero es solo para pasaje (de autobús), pero no puedes hacer actividades de ocio, salir el fin de semana si no trabajas por ello", lamenta Ana Araque, estudiante de Fisioterapia en la Universidad Central de Venezuela.
Pero, el gobierno venezolano afirma que ha impulsado herramientas para velar por el acceso de la juventud a la educación y al trabajo.
"La ley de chamba juvenil es un primer paso. No es sólo una ley que va a garantizar el trabajo, nosotros estamos pensando en un futuro productivo", dijo en un encuentro con el presidente Nicolás Maduro, la diputada oficialista, Diva Guzmán.
La crisis política y económica ha provocado que un millón de jóvenes venezolanos haya emigrado en el último lustro, de acuerdo con la UCAB.
Sin embargo, la pandemia de coronavirus y las limitaciones impuestas en los principales países de acogida, como Colombia y Perú, han dado un giro en las proyecciones. Según el estudio, el 44% de los muchachos consultados quiere quedarse en Venezuela, el 28% está convencido de irse y un 24% no lo tiene del todo claro.
"Mi norte está acá, mis planes están acá y todas las ideas y cosas, proyectos están puestos acá en Venezuela", responde Jon Lander, a VOA al consultarle la razón por la que continúa en el país. Su naciente carrera como odontólogo le ha permitido alcanzar algunas metas y dejar otras en espera.
"No he logrado todavía lo que me había planeado para mi edad, ya yo pensaba tener mi casa propia. Sí estoy encaminado. Sí siento que puedo vivir bastante mejor que algunas personas", indica Lander.
Para María Fernanda García, seguir en Venezuela ha significado guardar temporalmente su título de abogado y su experiencia en organización política para dar paso a un negocio de comida a domicilio.
"Decidí quedarme en Venezuela, porque quiero ser parte de un cambio, a lo mejor ahorita no lo estoy haciendo desde el ámbito de lo político, pero lo estoy haciendo desde el campo que decidí ahora. Cuando yo empecé éramos mi socia y yo, y hoy tenemos 10 personas en nómina", expresa García.
A pesar de historias exitosas como las de María Fernanda y Jon, la mitad de los jóvenes en Venezuela viven en hogares pobres, conforme a la Encuesta Nacional de Juventud de la UCAB, lo que les ubica en un entorno aún más difícil para crear y desarrollar sus metas.
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