Presionada por paramilitares, Josefa Meza se exilió en España después del asesinato de su hijo Jonathan en las protestas de 2018, en Nicaragua.
El gobierno de Daniel Ortega, dijo, es “un Gobierno al que no le importa matar”.
Con el recuerdo de la dictadura de Anastasio Somoza, Meza de la Asociación Madres de Abril, asegura tener “suficientes años para saber cuando un gobierno va por mal camino”.
Jonathan es uno de los 328 muertos que el Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos reportó para agosto desde la crisis de 2018. Pero, junto a las 139 personas encarceladas, no han sido el único el legado de la represión.
Nicaragua celebró este domingo 7 de noviembre unas elecciones marcadas por la pandemia y el encarcelamiento de los candidatos principales de la oposición y de decenas de críticos con el Gobierno de Daniel Ortega. Aunque los resultados electorales siguen pendientes, Ortega ya celebra su victoria.
Organizaciones civiles de Nicaragua y España denunciaron la escalada represiva de Daniel Ortega y demandaron a la comunidad internacional que no reconozca las elecciones presidenciales.
El país centroamericano, entretanto, no ha ratificado el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, y la Carta Democrática de la OEA no ha representado mayor riesgo para el Gobierno de Ortega y su esposa Rosario Murillo.
Crisis antes de 2018 y después de las elecciones
“La comunidad internacional no podrá cambiar el resultado del domingo (...) la solución está en las manos de los nicaragüenses”, dijo desde Alemania, el exrector de las universidades Nacional Autónoma y Americana de Managua, Ernesto Medina, quien participó del foro por la libertad y la democracia en Nicaragua, organizado por Nicaragua Libre, Feministas Madrid × Nicaragua, SOS Nicaragua Madrid y Unidos por Nicaragua, en Madrid.
Para el periodista y director del medio Confidencial, Carlos Chamorro, exiliado en Costa Rica, y quien también fue parte del foro, “el cambio solo será posible si aumenta la presión nacional internacional; si hay una presión máxima”.
El gobierno del presidente Joe Biden calificó de "farsa" las elecciones presidenciales en Nicaragua, y se apronta a firmar la propuesta bipartidista Renacer, con la que busca aumentar las sanciones y el aislamiento diplomático y económico del binomio Ortega-Murillo.
Las elecciones presidenciales podrían no obstante darle un nuevo aire a Ortega, aseguró Enrique Sáenz, desde Costa Rica.
Para el economista, abogado y director de la plataforma de comunicación Vamos al Punto, Ortega intenta “imponer una nueva normalidad” mediante las elecciones.
Sáenz considera que los conceptos de legitimidad o ilegitimidad no le importan al líder sandinista: “La realidad para él es el poder”, afirmó. Frente a ello, sostuvo que Nicaragua “necesita” otra “opción de poder” que permita “salir de Ortega para reconstruir la democracia”.
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