Alejada de la vista del público durante tres semanas, la tenista china Peng Shuai reapareció en una videollamada con el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach.
El COI y el gobierno chino querrían que este fuera el final de la historia sobre Peng, iniciada el 2 de noviembre cuando la deportista acusó al exvicepresidente Zhang Gaoli de agresión sexual.
Esos deseos podrían ser demasiado optimistas.
La entrevista ofreció pocos detalles, ninguna referencia a las acusaciones de la tenista y provocó más preguntas sobre el COI, Peng y China.
Parece improbable que vaya a satisfacer a Steve Simon, presidente y director general de la Asociación de Tenis Femenino, que ha criticado abiertamente a China y amenazado con retirar todos los torneos de la WTA del país.
Incluso después de que el COI publicara el video el domingo, la WTA reiteró lo que Simon lleva diciendo más de una semana al reclamar una investigación completa, justa y transparente “sin censura”.
Según el COI, Peng habló con Bach durante 30 minutos. Él dijo después en un comunicado que la deportista está “está bien y a salvo en su casa en Beijing, pero que deseaba que todos respeten su privacidad en este momento”.
El COI dijo que Bach invitó a Peng, ex número 1 de la clasificación de jugadoras de dobles y que ha participado en tres torneos olímpicos, a cenar cuando visite la ciudad para supervisar los cuestionados Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, que comienzan el 4 de febrero.
El COI, inmerso ahora en este nuevo escándalo, también ha sido muy criticado por permitir que los juegos sigan adelante pese a los supuestos crímenes contra la humanidad cometidos contra musulmanes uigures, tibetanos y otras minorías en China.
Yaqiu Wang, vocera de Human Rights Watch y nacida en China, tuiteó que ahora el COI “juega un papel activo en la maquinaria de propaganda, coacción y desaparición forzosa del gobierno chino”.
Las preocupaciones por Peng expresadas por la WTA y muchas jugadoras importantes retiradas y en activo, como Naomi Osaka, Serena Williams y Martina Navratilova, así como la atención global despertada por el movimiento en medios sociales WhereIsPengShuai (“Dónde está Peng Shuai”), han aumentado la presión sobre China, aunque las noticias sobre sus acusaciones hayan sido silenciadas en el país.
La cadena CNN indicó que su señal en China había sido bloqueada cuando informaban sobre la tenista.
Una búsqueda el lunes por su nombre en Weibo, una de las principales plataformas chinas de medios sociales, mostraba apenas unas pocas entradas sobre ella, que no mencionaban la acusación de agresión sexual ni las dudas sobre su paradero.
El Abierto de China compartió una foto de ella en un torneo juvenil el domingo, pero no la mencionó en el pie de foto.
El que aún está desaparecido es Zhang. Dejó la vida pública hace unos tres años tras ser uno de los siete miembros del Comité Permanente del Politburó, la cúpula del poder político en China.
El esfuerzo para silenciar a Peng refleja la determinación del Partido Comunista de sofocar las críticas a sus líderes. Los deportistas tienen un carácter político especialmente delicado porque son conocidos, admirados por sus logros y utilizados para proclamar el éxito del partido.
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