Fugas de hidrocarburos y aceite son visibles desde el espacio. Las más recientes imágenes de la NASA, tomadas por el satélite Aqua, arrojan una cruda verdad sobre el Lago de Maracaibo, según los expertos.
Para Frank Muller-Karger, profesor de biología marina, y uno de los biólogos encargados de analizar las fotografías para la Universidad del Sur de Florida, se trata de la crónica de una muerte anunciada.
“Lo que vemos en las imágenes satelitales es petróleo. No hay ninguna duda. No cabe ninguna duda. Y es crónico. Es casi a diario. Lo que pasa con el Lago de Maracaibo es que ya es una enfermedad crónica en la que el paciente no tiene forma de recuperarse”, asegura en entrevista con la Voz de América.
El 25 de septiembre, un informe del Observatorio para la Tierra de la NASA alertó sobre lo que ya era un secreto a voces entre la comunidad científica: los altos niveles de contaminación de este lago -antes símbolo de la industria petrolera y motor de la economía venezolana- que estarían poniendo en riesgo su biodiversidad.
Según los académicos consultados por VOA, la falta de mantenimiento del entramado de oleoductos bajo las aguas, por parte de PDVSA, estaría detrás de los cada vez más frecuentes derrames.
Eduardo Klein, uno de los mayores expertos en la materia y profesor asociado en el Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar, lleva años denunciando la situación.
“Hay fallas en la infraestructura petrolera, fugas en oleoductos, submarinos (...) Uno en particular, que he estado siguiendo, se ha roto seis veces en los últimos 14 meses. Hay una falta de capacidad técnica y gerencial evidente”, asevera.
De acuerdo con cifras del Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos, la estatal PDVSA es la responsable de más de 800.000 barriles de petróleo vertidos al medio ambiente entre 2010 y 2018, incluyendo las fugas en el Lago de Maracaibo.
Sin embargo, científicos como Muller-Karger consideran que el problema es mucho más antiguo.
“El número de manchas de petróleo que se ven en la superficie del lago ha venido subiendo bastante, fuertemente, desde el año 2002. Esto no es bueno, no es natural, no es normal”, explica. Muller-Karger lleva estudiando la polución en el lago e imágenes satelitales de varias agencias aeroespaciales desde hace décadas.
Pero no solo hay preocupación por el problema medioambiental entre la comunidad científica, sino también por los efectos que la contaminación en el Lago de Maracaibo pondría tener en la salud de la población.
“El impacto no es inmediato, pero sí a mediano plazo, pues se empiezan a notar incrementos en enfermedades asociadas a la exposición a compuestos tóxicos”, expone Edlin Guerra, biólogo marino en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y aunque el Gobierno de Venezuela ha reiterado, en numerosas ocasiones, su compromiso con el medio ambiente, entre ellos el propio presidente del país, Nicolás Maduro, quien ha manifestado en sus redes sociales la necesidad de “emprender acciones rápidas que garanticen el futuro de la humanidad”, la realidad no parece ir al mismo ritmo que las palabras.
De hecho, biólogos denunciaron recientemente las trabas por parte de las autoridades venezolanas para obtener muestras y poder evaluar in situ los efectos de los derrames de petróleo en la biodiversidad marina.
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