Honduras concluyó este domingo el programa de vacunación contra la COVID-19 para los migrantes nicaragüenses, el cual empezó el 21 de octubre en los departamentos de Choluteca y El Paraíso, fronterizos con Nicaragua.
Con la aplicación de las dosis de Moderna y Pfizer, más de 100.000 nicaragüenses completaron su esquema de vacunación, según el Ministerio de Salud de Honduras.
Si nos dieran más, aplicaríamos más vacunas, porque tenemos muy buenas relaciones con los nicaragüenses”Luis Roberto Gómez, jefe del Departamento de Redes de Servicios de la Región Sanitaria de Choluteca
“Definitivamente nosotros teníamos esas dosis para ellos, porque nosotros tenemos bastante contacto con los nicaragüenses, especialmente con la gente del cordón fronterizo”, dijo en entrevista a la Voz de América el doctor Luis Roberto Gómez, jefe del Departamento de Redes de Servicios de la Región Sanitaria de Choluteca, en Honduras.
Gómez asegura que la Secretaría de Salud Honduras no esperaba que el programa de vacunación para los nicaragüenses en los puestos fronterizos fuera masivo.
“Nosotros estamos en la mayor disponibilidad, más bien si nos dieran más, aplicaríamos más vacunas, porque tenemos muy buenas relaciones con los nicaragüenses”, dijo el funcionario.
Honduras y Nicaragua son dos países que mantienen buenas relaciones. Antes de la pandemia, algunos hondureños cruzaban la frontera para recibir atención médica del sistema del sistema de salud público nicaragüense.
“Tenemos contactos con el sistema de salud, sobre todo de los pueblos fronterizos, quienes nos atienen de muy buena manera a nuestros compatriotas y esta es una forma de devolver ese favor que nos hacen”, añadió Gómez.
Brandon Castillo viajó desde Managua hasta Choluteca para recibir la segunda dosis de Moderna. “Nos quedamos un día antes cerca de la frontera con Honduras, entonces invertimos un día completo para venir hasta aquí y por fin esta ya es la segunda vacuna y estamos bastantes bien”, relató a la VOA.
La mayoría de los nicaragüenses que a cruzaron la frontera para llegar a Honduras son adolescentes y jóvenes de entre 18 y 29 años, quienes se resisten a aplicarse en Nicaragua las vacunas Sputnik Light, de origen ruso, y las cubanas Soberana 1, Soberana 2 y Abdalá.
“Nosotros confiamos más aquí, y en Nicaragua [las vacunas] no están verificadas por la OMS, entonces decidimos venir aquí por seguridad”, manifestó Brandon, luego de mostrar con emoción su tarjeta de vacunación.
Carina Castro, por su parte, viajo con su bebé desde Managua hasta Choluteca. Asegura que los más de 160 kilómetros valieron la pena.
“De verdad estamos agradecidos porque nos brindaron esa mano amiga, de permitirnos venir a vacunarnos acá con una vacuna de calidad. Hoy completé gracias a Dios mi esquema, ya tengo mis dos dosis”, indicó a la VOA.
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