El gobierno de Daniel Ortega entregó la que era la sede diplomática de Taiwán en Managua a la República Popular China, su nuevo aliado, informaron las autoridades el domingo.
Taipéi reaccionó casi de inmediato a la entrega y la calificó de “ocupación ilegal”, según un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla.
El domingo se conoció que Taiwán donaría su antigua sede diplomática a la Iglesia Católica, crítica a Ortega.
El gobierno de Nicaragua rompió relaciones con Taiwán a comienzos de mes, en momentos en que China ejerce una fuerte presión por la soberanía de la isla. El canciller nicaragüense, Denis Moncada, dijo a mediados de mes, en rueda de prensa, que "la República Popular China es el único gobierno legítimo que representa a toda China".
Horas después, el 10 de diciembre, Nicaragua restableció relaciones diplomáticas con China.
Al otorgar la sede diplomática, el gobierno de Managua señaló que el reconocimiento de China y el restablecimiento de relaciones “implica el inmediato registro de todos los bienes inmuebles, equipos y medios a favor” del gigante asiático.
Taiwán denuncia "ocupación ilegal de su propiedad"
El gobierno de Taiwán respondió este lunes que es “una nación democrática, soberana e independiente que no está subordinada a la República Popular China” y protestó por la “ocupación ilegal de su propiedad”, a través de un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
“De conformidad con el derecho internacional y el artículo 45 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, tras la terminación de las relaciones diplomáticas entre Taiwán y Nicaragua el 10 de diciembre de 2021, el gobierno de Nicaragua está obligado a proteger las instalaciones de Taiwán, junto con su propiedad y archivos. El gobierno de Taiwán no puede aceptar y protesta enérgicamente por la ocupación ilegal de su propiedad y su transferencia ilegal a la República Popular China”.
Taiwán también protestó porque Nicaragua les otorgó a los diplomáticos un plazo de dos semanas para salir del país, “lo que no es acorde con la práctica internacional y desconoce las disposiciones del derecho internacional”.
Ante “difíciles circunstancias y limitaciones de tiempo extremas, la Embajada de la Taiwán, debidamente responsable del manejo de la propiedad en el extranjero, vendió simbólicamente sus oficinas a la Arquidiócesis Católica Romana de Managua con el propósito de servir al interés público”.
El acuerdo de transacción, según el comunicado de Taiwán, fue firmado por las dos partes el 22 de diciembre y notariado por abogados locales.
“La Iglesia Católica se comprometió a mantener y utilizar adecuadamente las instalaciones de la antigua embajada”, dijo Taiwán.
Sin embargo, el gobierno de Nicaragua invalidó dicha transacción y amenazó con procesar judicialmente a quienes reclamen la propiedad otorgada a China.
La diplomacia de Taiwán señaló a “la represión conjunta del Taiwán democrático y la Iglesia Católica por parte del régimen dictatorial del presidente Ortega y el gobierno totalitario de China”, y subrayó que “el régimen del Partido Comunista de China no tiene derecho a interferir en Asuntos exteriores de Taiwán o heredar la propiedad estatal de Taiwán”.
Además instó a la comunidad internacional a condenar conjuntamente las “acciones malévolas de los gobiernos de Nicaragua y China”, y solicitó “que todos los sectores ayuden a la Iglesia Católica en Nicaragua a luchar por sus derechos debidos para que la propiedad de la antigua embajada pueda ser registrada y transferida” a la entidad religiosa.
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