Franco Mangano, un reportero gráfico venezolano del estado Aragua que llegó a Colombia hace cuatro años y medio huyendo del "régimen" de Nicolás Maduro, es uno de 438 migrantes venezolanos reclutados por la compañía Sunshine Bouquet para trabajar durante un mes.
El contenido de trabajo de los contratados como Mangano es completar la preparación de 100 millones de flores que se venderán en el mercado estadounidense para la celebración de San Valentín, este 14 de febrero.
“Entré por Cúcuta, Norte de Santander. En Venezuela era fotógrafo, pero debido a la situación de mi país tuve que salir a buscar una vida mejor para mi familia. En Cúcuta no conseguí ningún empleo estable, fui domiciliario, albañil y ayudante de equis cantidad de cosas”, señaló.
“Me enteré de la convocatoria por la información de un compañero (...) fui el día de los exámenes médicos, (...) y me llamaron para poder venir acá a Cundinamarca”, narró a Voz de América.
Felipe López, gerente de la compañía Sunshine Bouquet, explicó que tras una convocatoria del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), en Cúcuta se presentaron 500 personas, de las cuales fueron contratadas 438 que cumplieron con todos los requisitos para hacer el alistamiento de las flores que estarán en el mercado estadounidense la próxima semana.
Posible empleo de término indefinido para los migrantes
Así lo adelantó el gerente de la compañía colombiana Sunshine Bouquet.
“Los migrantes que vinieron por un mes al cultivo en la Sabana de Cundinamarca tendrán una vinculación a término indefinido, que permitirá integrarlos al mercado laboral colombiano y de esta forma contribuir al crecimiento del país”, recalcó.
Para esta fecha, los floricultores del país exportan unos 650 millones de tallos de distintas variedades, especialmente a Estados Unidos, un renglón económico del que dependen cerca de 200.000 familias en Colombia, explicó a VOA el Ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera.
Mangano dijo que había aceptado la oferta de quedarse en la empresa. "Ya estoy aquí en mi horario de trabajo normal, bendito Dios", dijo emocionado. "Pasar cuatro años y medio de inestabilidad, y ahora sentirse en este clima laboral tan sabroso, me siento muy contento".
Desde el Ministerio de Trabajo celebran estas iniciativas que facilitan la inserción laboral de los migrantes venezolanos y colombianos retornados sin importar la nacionalidad. “Nuestro compromiso es velar por el respeto a los derechos laborales de los trabajadores y garantizar el trabajo decente”, acotó el ministro de Trabajo.
El funcionario, que ha liderado junto con Migración Colombia la inclusión de los migrantes venezolanos en distintos sectores laborales del país, señaló que buscará replicar el plan piloto de Cundinamarca a otros sectores de la economía en varias regiones colombianas.
Para ello -explicó- viajará en los próximos días a Honduras para hablar con el Banco Centroamericano y tocar puertas con la banca multilateral y seguir ayudando a toda la población migrante.
“La prioridad del gobierno siempre será el trabajador colombiano, pero gracias a la solidaridad de las empresas y empleadores hay algunos sectores, como el de flores, en el que la mano de obra local no la surte, entonces la puede surtir el migrante sin ningún problema”, agregó el ministro Cabrera.
De acuerdo con Augusto Solano, del gremio de las empresas productoras de flores en Colombia, Asocolflores, el sector genera 200.000 empleos, de los cuales 2.000 están ocupados por migrantes venezolanos. Dijo además que el 60% de la mano de obra es ejercida por mujeres.
“Las ventas del sector en 2021 alcanzaron los 1.730 millones de dólares, lo que representa un incremento del 22 %, gracias a que la gente permaneció más en casa por la pandemia y esto generó mayor compra de flores”, aseguró el dirigente gremial.
Desde 2017, la compañía puso en marcha un plan piloto para que migrantes venezolanos aplicaran a una convocatoria para trabajar como operarios durante la pretemporada a la fiesta de San Valentín en Estados Unidos, acotó el gerente de Sunshine Bouquet.
“Durante estos seis años, unos 4.200 ciudadanos venezolanos han participado en este proceso que hoy tiene a muchos de esos migrantes que han venido a trabajar por un mes en los cultivos, en la nómina con un contrato a termino indefinido”, explicó.
La jefe de selección y contratación de la empresa, Rocío Castañeda Martínez, explicó que este año la convocatoria tuvo el acompañamiento del Ministerio de Trabajo, la Secretaría de Fronteras de la Gobernación de Norte de Santander y de la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ).
“Tras tres días del proceso en Cúcuta, donde se cumplieron con todos los requisitos, se contrató a 438 migrantes, que fueron trasladados durante 14 horas en 11 buses a Tabio (Cundinamarca) para enrolarse en el trabajo con las flores. Este desplazamiento fue financiado en parte con recursos de la Agencia de Cooperación Alemana, y con recursos propios de la compañía”, subrayó.
Los migrantes empleados reciben hospedaje y alimentación
Los migrantes fueron hospedados en contenedores que están acondicionados con calefacción porque la zona donde está el cultivo es fría, y la idea es que estén cómodos, para que puedan rendir en sus labores de preparación de los ramos de flores que son exportados, comentó Castañeda.
“El pasado viernes reunimos a los operarios temporales que terminarán su trabajo este fin de semana y les ofrecimos quedarse en la compañía, muchos de ellos aceptaron y viajarán a Cúcuta a traer sus cosas para mantenerse en sus labores, y mientras consiguen vivienda en Tabio (Cundinamarca), la empresa les brindará hospedaje y alimentación”, agregó.
“No hay una empresa en Venezuela que te preste las condiciones que acá te prestan, que te digan 'vamos para que hagas una temporada', te den techo y comida, y cuando se acaba el contrato, te lo renuevan indefinidamente y nos dicen quédense 15 días más -con hospedaje y alimentación- mientras consigues algo de renta”, afirmó Mangano, el migrante venezolano entrevistado para esta historia.
Tiene claro que se radicará en Colombia y que su prioridad será traer a su esposa, Cherry Blanco, y a sus dos hijos, de 10 y de 1 año y medio -este último colombiano- que viven con su hermana en Medellín (Antioquia).
“Suena un poco difícil, pero quiero quedarme en Colombia, no soy de esos venezolanos que piensan en devolverse a su país. Extraño mucho a mi país, - sí, lo amo, lo adoro- pero mientras la situación que estamos viviendo (...) no cambie, va ser imposible que uno vuelva, voy a radicarme acá, en Tabio, entre flores”, explicó.
Con su esposa está gestionando una cámara fotográfica para incursionar de nuevo en su profesión y poder realizar fotos de flores en los cultivos, y tal vez regresar al periodismo, agregó.
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