La Casa Blanca confirmó el lunes que altos funcionarios estadounidenses mantuvieron un encuentro en el Palacio de Miraflores con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y otros representantes de su Gobierno para hablar de “la seguridad energética” además del “estado de salud” de los estadounidenses detenidos en el país.
Esta reunión se da pocos días después del inicio de la invasión rusa en Ucrania y del anuncio de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea al Kremlin para presionar económicamente a la administración liderada por Vladimir Putin.
Los precios del crudo, por las nubes
Esos castigos, sin embargo, han tenido efectos colaterales en las economías de Occidente. En los primeros días de la guerra se registró un aumento drástico de los costos del petróleo y del gas natural, las principales bolsas se desplomaron y el precio de los granos alcanzó máximos.
Desde el momento en que el presidente ruso aprobó la invasión en Ucrania, el precio del petróleo alcanzó su valor máximo en siete años, por encima de los 100 dólares el barril. Este escenario, según apuntaban algunos expertos consultados por la Voz de América, era de esperar, porque el petróleo ruso juega un papel importante en las economías globales, incluido Estados Unidos.
“Rusia es el segundo país exportador de petróleo después de Arabia Saudita y es el tercer mayor productor de crudo en todo el mundo”, explicaba Evan Ellis, docente de la Escuela de Guerra de Estados Unidos, a la VOA, y aclaró que ese incremento obedece al temor por la interrupción de suministro.
Primer contacto entre EE. UU. y Venezuela en mucho tiempo
Sin embargo, muchos se preguntan qué interés puede tener Estados Unidos en Venezuela para mantener un encuentro de alto nivel en la capital venezolana, una situación que no ocurría en años por la ausencia de la diplomacia entre Caracas y Washington.
El Dr. Christopher Sabatini, principal investigador sobre los programas de América Latina en el centro de estudios Chatham House, en Londres, Gran Bretaña, confirmó que con este primer contacto se pone de manifiesto que “Estados Unidos está buscando otras fuentes de petróleo para minimizar el impacto de las sanciones contra Rusia en el precio del petróleo a nivel mundial”.
Pese a eso, advierte que “el acercamiento con Venezuela para aumentar su capacidad de exportar su petróleo a mercados internacionales es complicado”.
Flexibilizar las sanciones
Primero porque, según él, “Venezuela quiere que haya un descongelamiento de las sanciones contra Rusia que afecta a sus cuentas bancarias. El problema de eso es que Venezuela, presumiblemente, ha sido utilizado por el Gobierno de Putin para lavar dinero y para el comercio ilegal”.
Por otro lado están las sanciones impuestas desde Estados Unidos contra el Gobierno de Venezuela para debilitar al máximo su “capacidad de vender y atraer inversión de EE. UU. y de otros países”.
Es por eso que, a juicio de Sabatini, la Casa Blanca tendría que “liberar las sanciones que prohíben la exportación del petróleo de Venezuela a los mercados internacionales”, ya que, de lo contario, no se podría llevar a cabo este tipo de transacciones comerciales.
Si se cancelan estos castigos, se podría empezar a buscar financiamiento exterior en mercados financieros de Estados Unidos para poder importar crudo venezolano a Estados Unidos y otros países del mundo sin restricciones.
Funcionario del gobierno de EE. UU. a VOA: “la seguridad nacional y los intereses nacionales de Estados Unidos y la estabilidad hemisférica" son el principal motor de estos acercamientos. "Muy pronto para adelantarse a las conclusiones".
Maduro defiende la capacidad de Venezuela
El presidente Nicolás Maduro, a última hora de este lunes, dijo que “Venezuela tienen la capacidad de elevar su producción de crudo a más de 3 millones de barriles diarios si hicieran falta para la estabilidad del mundo”, a pesar de que, por ahora, no contaría con la infraestructura necesaria para poder procesar esa demanda.
La falta de infraestructura es el resultado de la grave crisis política y económica que actualmente hay en Venezuela.
“La producción petrolera ha caído totalmente”, señaló Sabatini. “Si en los años noventa Venezuela producía 3 millones de barriles de petróleo al día, ahora está entre 400.000 y 700.000 barriles al día”.
“Para que haya un impacto en el mercado internacional más grande, Estados Unidos tiene que facilitar la capacidad de Venezuela de aumentar su producción”, lo que, según el experto, “eso no es algo que vaya a ser fácil” ni se va a poder hacer “a corto plazo” por la inversión que se requiere una operación de estas características.
Una inversión a largo plazo
“Se necesita inversión, se necesitan equipos y se necesitan muchas más refinerías, porque el petróleo que produce Venezuela es muy pesado y tiene que ser refinado”, agregaba al respecto.
Es la misma opinión compartida por Eduardo Del Valle, doctorado en Ingeniería Química por la Universidad Estatal de Luisiana y consultor energético para la inversión en el sector del petróleo, que señala que la industria del crudo en Venezuela “está prácticamente moribunda”.
“Aunque tú le abras las puertas a Venezuela, se va a demorar uno o dos años en empezar a aumentar la producción. Hay muchas cosas que hacer y Venezuela no tiene ni el personal ni el dinero, y para que eso ocurra se tendrían que levantar las sanciones”, comentaba Del Valle.
Eso sí, si el planteamiento de Estados Unidos es a largo plazo, en ese caso sí que se podría llegar a pensar que “Venezuela podría reemplazar mucha de la falta de petróleo” que se perdería por las sanciones a Rusia.
“Con bastante inversión, he visto planes donde Venezuela estaba pensando, incluso, en producir 6,4 millones de barriles al día”, dijo Del Valle, porque el país “tiene las reservas necesarias” para poder llevar a cabo un proyecto de este tipo.
¿Dar carta blanca a Maduro?
Pese a eso, dice Sabatini, Estados Unidos se aboca al dilema de negociar o no con el Gobierno venezolano, reconocerlo como tal “sin perder sus principios” ante “la oposición democrática” y “dar carta blanca a Nicolás Maduro en cuanto a los derechos humanos y en los procesos electorales”.
“Es muy complicado, porque el Gobierno de Maduro no es una contraparte como cualquiera, y a pesar de que haya interés para flexibilizar las sanciones, no los puede hacer a costa de los principios y sus aliados de la oposición democrática”, añadió.
Producción no será suficiente
Sin embargo, la producción petrolera venezolana no es suficiente para reemplazar todo lo que EE. UU. exporta de Rusia, según aseguró a la VOA Francisco Monaldi, un venezolano también experto en temas energéticos, pero aclaró que el crudo venezolano podría servir para sustituir al ruso en las refinerías del Golfo de México.
“Si sale el petróleo ruso del mercado, que son medio millón de barriles (diarios), habría una faltante de crudo peso y sería conveniente para EE. UU. que parte del crudo venezolano pudiera sustituir ese crudo pesado”, dijo.
Los efectos que la entrada de petróleo venezolano podría tener en el mercado estadounidense, sin embargo, no se verían a largo plazo para los consumidores, según Monaldi. “No creo que esto mejoraría demasiado el precio que los estadounidenses pagan por gasolina”, dijo.
Sin embargo, a mediano y largo plazo —si la disrupción de exportaciones rusas se prolonga en el tiempo— “allí si Venezuela podría contribuir un poco más”, aseguró.
Otras opciones que tiene EE. UU., explicó Monaldi, es aumentar en un millón de barriles al día a lo largo del año la producción interna, con los yacimientos de Shell al oeste de Texas. En el extranjero, EE. UU. podría exportar crudo de Arabia Saudita y los países del golfo o llegar a un acuerdo con Irán.
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