Manchas oscuras irrumpen entre las cristalinas aguas del Parque Nacional Mochima, en el oriente de Venezuela. Con tan sólo recorrer un par de kilómetros se puede notar el cambio en los colores. Los espacios turquesas van desapareciendo poco a poco, producto de una especie animal llamada unomia stolonífera.
De esto da fe Julio Omaña, instructor de Kayak, con años navegando en la zona.
"De un tiempo para acá se nota la diferencia, ya no ves esa claridad que tú podrías apreciar anteriormente, por lo menos los corales y ese tipo de cosas", cuenta Omaña, mientras guía a un grupo de turistas en una de las playas del lugar.
"Aproximadamente un 50 a 60 por ciento del arrecife coralino del Parque Nacional Mochima, lo tenemos invadido", advierte sin cortapisas Sybil Sant, bióloga marina y profesora de la Universidad de Oriente.
Popularmente y de forma errada, los pobladores les dicen a estos organismos xenia o los confunden con algas, pero lo cierto es que la unomia se posa sobre los corales y aniquila sus formas de vida.
"La consecuencia es fatal, eso quiere decir que ha matado a todas las especies que conforman un arrecife coralino. Los arrecifes coralinos son los ecosistemas más biodiversos en las zonas costeras del mundo", detalla la especialista a VOA.
Desconoce cómo llegó al mar de Mochima. Sospecha que pudo venir arrastrada por buques petroleros que han atravesado las aguas de Indonesia, pues el organismo es nativo del océano Indo - Pacífico.
"Estamos tratando de ver, de estudiar qué tipo de antídotos pueden usarse. Para eso necesitamos proyectos de investigación, para eso necesitamos financiamiento", alerta Sant.
Los pescadores de la zona vieron a esta especie, por primera vez, hace una década, pero en los últimos años han notado cómo se ha expandido vorazmente.
"Eso nos perjudica, porque nos tapa los corales, nos tapa el pescadito que viene a huevar en los corales", cuenta José Gregorio Jiménez, un pescador que suma 34 años trabajando en la isla de Arapo, en Mochima.
Jiménez lanza su anzuelo para mostrar cómo luce la especie: gelatinosa, similar a un alga, con el cuerpo blanco y con tintes marrón oscuro. Para Jiménez, el avance de la unomia ha traído consecuencias económicas.
"Aquí la producción de catalanas era bastante, son pocas las que se consiguen... El cataco, el parguito, se han ido alejando, porque no tienen refugio donde quedarse", lamenta Jiménez, cuyos ingresos dependen de las ventas de estas variedades de pescados.
Sant apoya la versión de Jiménez y detalla que cuando se afecta al coral, "decaen todas las especies que dependen de él para la protección, para la alimentación y para la reproducción".
Por ahora el temor de los especialistas es que la unomia llegue más lejos y afecte los arrecifes de otros parques nacionales. Incluso, alertan que hacer extracciones sin estudios previos puede ser peor, pues al romper su cuerpo, puede provocar que se multiplique su reproducción.
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