Arturo McFields Yescas, hasta este miércoles representante de Nicaragua en la Organización de los Estados Americanos (OEA), luce cansado. En entrevista con la Voz de América comenta que haber tomado la decisión de denunciar públicamente al gobierno del presidente Daniel Ortega por violaciones a los derechos humanos, precisamente en el foro donde meses atrás negaba lo ocurrido en el país centroamericano, no fue tan fácil.
A raíz de eso, ha pasado por múltiples llamadas, desde diplomáticos hasta periodistas. Unos lo felicitan por su decisión, pero otros lo cuestionan, afirma.
“Es algo muy complejo y que no sucede de la noche a la mañana”, dice el hoy exdiplomático a VOA.
Para tomar esa decisión, según él, se basó en consultas internas con su familia pero también en reportes de medios que informaban sobre cómo se agravaba el panorama en Nicaragua.
Vea el video completo de la entrevista:
“Cada situación, cada momento en el que caía presa una nueva persona y en el que mirábamos cómo las cosas, en lugar de mejorar, iban empeorando”, afirma, le hizo reflexionar.
Antes, menciona McFields, había una alianza entre el gobierno, los empresarios, los trabajadores y “había un gran diálogo; al menos en temas económicos, se miraban las inversiones, pero, de repente, el mismo presidente de los empresarios de mi país está en una cárcel, sufriendo, abandonado, enfermo, lastimado porque no tienen ni derecho a salir al sol, a recibir visitas con determinada frecuencia”.
Arturo McFields, periodista de formación, fue nombrado en octubre de 2021 como embajador ante la OEA. Su nombramiento se dio tres años después que inició la crisis sociopolítica en el país centroamericano que dejó más de 300 muertos.
Los arrestos estaban en su apogeo tras su nombramiento, pero poco a poco, asegura, se dio un rompimiento y afirma que no pudo seguir más apoyando el discurso oficial, sobre todo al escuchar denuncias de cómo la opositora presa Tamara Dávila, detenida en 2021, no ha podido ver a su hija de 5 años desde su detención.
Hay gente que ha perdido a su madre y ni siquiera la pudieron enterrar”
“Esa historia fue la que me quebró y me hizo llorar, porque yo tengo una hija de 5 años y yo la puedo abrazar, la pueda besar y puedo orar con ella, y Tamara no puede hacerlo. Eso no está bien. ¿Quién es el gobierno para quitarle ese derecho a una madre? Eso no se puede justificar ni con leyes humanas, ni divinas. Eso no tiene justificación. O cómo el periodista Miguel Mora no puede ver a su hijo, que tiene una enfermedad de discapacidad mental y que incluso le había dado covid y no pudo ver a su papá después, no pudo saber cómo estaba su hijo”, se pregunta.
“Hay gente que ha perdido a su madre y ni siquiera la pudieron enterrar, no pudieron darle el último adiós. Esas cosas ya van más allá de la diplomacia o de la ideología; eso tiene que ver con humanidad”, agrega.
Gobierno se contradice
La reacción del oficialismo primeramente fue el negacionismo, al emitir una carta por medio de la cancillería en donde argumentaba que el diplomático no era representante de Nicaragua en el foro, pero realmente hasta este jueves no fue destituido oficialmente, según reportó el diario oficial La Gaceta.
Su cargo ahora lo ocupará Francisco Campbell Hooker.
Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, presidente y vicepresidente de Nicaragua, respectivamente, han optado por mantener silencio por el momento.
Otros, aunque no han mencionado directamente al exfuncionario nicaragüense, han cargado claramente en contra de McFields.
“Los traidores siempre se venden, siempre muerden la mano que les dio de comer y se llenan la boca de mentiras y calumnias”, ha escrito en su cuenta de Facebook el diputado oficialista Carlos Emilio López, horas después de la denuncia de McFields.
McFields por su parte comenta a VOA que, aunque no ha habido ningún acercamiento o insulto directo del gobierno en su contra, recibió una llamada de la vicepresidenta Rosario Murillo, la segunda al mando en Nicaragua y a quien Ortega llama “la copresidenta”.
“Rosario [Murillo] se intentó comunicar el día de ayer conmigo. Me llamó pero yo ya había tomado una determinación y no iba a volver atrás, así que no levanté el teléfono”, indica.
Un cambio radical
La postura de McFields, si bien no es la primera, sorprende por el cambio brusco de discursos. En sesiones anteriores en la OEA, el diplomático defendía al gobierno de Ortega y decía, por ejemplo, que las elecciones del pasado 7 de noviembre se desarrollaron sin ningún tipo de impedimentos, pese a los encarcelamientos de los precandidatos presidenciales.
“Se nos obliga a fingir, se nos obliga a llenar plazas, se nos obliga a repetir consignas, pero no se nos pueden cambiar nuestros principios y valores” y por eso, ayer, yo dije 'basta' y muchos funcionarios van a decir 'basta', y ojalá lo hagan en voz alta y no se vayan calladitos porque se han ido grandes funcionarios del gobierno y se han ido callados”, dice McFields.
El exdiplomático revela a VOA que grandes funcionarios del gobierno han renunciado, pero no alzan su voz porque saben que alzar su voz tiene un precio. Él lo considera un error.
“Esos que hoy callan se van a lamentar porque van a caer en el olvido de la historia, o simplemente van a ser recordados como los verdaderos traidores a la patria”, agrega.
La denuncia de McFields tuvo eco a nivel internacional. El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, emitió un pronunciamiento en Twitter respaldando la denuncia que había realizado. De igual forma lo hicieron en redes sociales otros diplomáticos, incluyendo una eurodiputada.
Finalmente, el exdiplomático asevera que pedirá asilo político, aunque no menciona dónde lo hará.
“Por seguridad no te puedo dar muchos datos y también porque son decisiones familiares, pero sí te puedo decir que el gobierno de Ecuador me ha ofrecido asilo y estoy muy agradecido con la propuesta".
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