Pese a la controversia entorno a la Cumbre de las Américas, con los anuncios del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y otros mandatarios que cuestionan la posible exclusión de Venezuela, Cuba y Nicaragua, Estados Unidos cree que aún quedan márgenes para llegar a consensos.
La administración del presidente Joe Biden confía en que el foro de mandatarios, que se celebrará en la ciudad de Los Ángeles del 6 al 10 de junio, sirva de plataforma para unificar las fuerzas democráticas del continente.
El director de Asuntos Hemisféricos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Juan González, explicó este martes en la Conferencia de Seguridad Hemisférica que Estados Unidos está “recalibrando” su política hacia la región y que “impulsar” la democracia es una prioridad indiscutible.
El funcionario dejo ver que en este contexto la celebración de la cumbre -con el presidente Biden como anfitrión- buscará cohesionar esas fuerzas como la reserva y prueba que el “sistema de libertades”, respeto a derechos humanos y “apertura a mercados” es lo visión más aceptada por los millones de habitantes del continente americano.
El expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, apuntó en el mismo evento que por ahora están claras las tendencias en la región y los ciudadanos del continente pueden perfectamente identificar “los regímenes autoritarios” de Venezuela, Cuba y Nicaragua, a la vez que se detectan las “figuras autocráticas” encarnadas en mandatarios "como el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro y el de El Salvador, Nayib Bukele".
De Bolsonaro han surgido informaciones del entorno del gobierno brasileño que indican que no atenderá al evento; según han reportado medios brasileños; por su parte el mandatario salvadoreño, que también mantiene una fría relación con Washington, se desconoce si participará en el foro.
González aseguró que Estados Unidos llega a esta cumbre también con retos en la región y para mostrar músculo con sus aliados, para contener la avanzada de la República Popular de China, cuyo “atractivo” para muchos estados ha sido el financiamiento y la inversión en infraestructura, pero también la sombra de Rusia con la desinformación es otro reto que los países del hemisferio encaran ante la cumbre.
En países como “Ecuador ha habido avances”, dijo González, quien señaló que la administración del presidente, Guillermo Lasso, ha tenido que encarar la abultada deuda dejada por su antecesor, Rafael Correa, con líneas de préstamos “predadores” con China. Estados Unidos ha mostrado disposición para ayudar.
Llamado a Biden para mantener espíritu de cumbre
Por su parte el senador Robert Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, ha instado al gobierno del presidente Biden a mantener el espíritu de la cumbre, y que sea la plataforma de diálogo para los países democráticos de la región.
El legislador de la Cámara Alta ha cuestionado si la relajación en las sanciones a Cuba y Venezuela estarían en la tónica de limar asperezas diplomáticas con los países como México que han supeditado su participación al evento a que estén Cuba, Nicaragua y Venezuela en las sillas.
“Espero que el presidente Biden mantenga esa posición, y que ellos no van a ser invitados” opinó el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta en cuanto a vetar del encuentro a Nicolás Maduro, a Daniel Ortega y a Miguel Díaz-Canel.
“Y si ciertos líderes del hemisferio han dicho que si estos países no son invitados no van participar, obviamente tenemos una Cumbre de las Américas que son países democráticos, si México quiere unirse a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua tiene el derecho de hacerlo, pero debe ser juzgado por ese alineamiento”, dijo el senador en rueda de prensa la mañana de este martes.
Expertos en política exterior han explicado que el ambiente previo a la cumbre siempre está marcado por la incertidumbre y los cambios en planificación típicos de este tipo de eventos regionales.
El exjefe de Asuntos del Hemisferio Occidental de la Casa Blanca, Dan Restrepo, hoy analista del Center for American Progress le dijo a The New York Times que “tres semanas es una eternidad cuando Estados Unidos se propone ejecutar algo como esta cumbre”.
Sin embargo, reconoció que las amenazas de boicot anunciadas por algunos mandatarios representan “un reto adicional” a la administración demócrata en la primera potencia del mundo.
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