El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el lunes que los tiroteos masivos en Estados Unidos “han empeorado tanto” que incluso aquellos que se oponen a las restricciones a la venta de armas se han vuelto más “racionales” al tratar de frenar el caos.
Un día después de su emotiva visita a la escuela primaria de Texas donde un hombre armado mató la semana pasada a 19 niños y dos maestros, Biden renovó su gestión para que el Congreso promulgue una nueva legislación de control de armas, posiblemente ampliando las verificaciones de antecedentes de los compradores, antes de que se completen las ventas y otras medidas.
Senadores demócratas clave, que durante mucho tiempo han presionado por controles de armas más estrictos, dicen que los legisladores republicanos, que casi uniformemente se han opuesto a más restricciones como una violación de la libertad personal, están involucrados en discusiones serias sobre qué nuevas medidas podrían obtener la aprobación del Congreso, sin importar cuán modestos sean los cambios.
En el pasado, no importó qué tan horrible era el tiroteo, los miembros del no ha hecho nada para tratar de evitar el próximo ataque.
Ahora, dijo Biden, "las cosas se han puesto tan mal que todo el mundo se está volviendo más racional al respecto".
El pasado jueves, los republicanos en el Senado de Estados Unidos bloquearon los esfuerzos de los demócratas para iniciar un debate sobre un proyecto de ley para combatir el terrorismo doméstico, mientras ambos partidos diferían sobre la mejor manera de controlar la violencia con armas de fuego.
La Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, había aprobado antes medida, después de un tiroteo masivo en Búfalo, Nueva York, en el que un adolescente está acusado de asesinar con toda intención a 10 personas de la raza negra. El intento de los demócratas en el Senado ocurrió dos días después de la matanza de 19 niños y dos maestros en una escuela primaria de Texas, pero fracasó con una votación de 47-47, muy lejos de los 60 votos necesarios para superar un filibusterismo de los republicanos.
El principio constitucional consagrado en la Segunda Enmienda garantiza el derecho de los ciudadanos estadounidenses a tener y portar armas para la autodefensa, defensa de su persona, del Estado y de la nación, algo que según los historiadores se debió a que los padres fundadores del país vieron las armas en manos del pueblo como vital para garantizar las libertades en el futuro frente al imperio Británico.
Es poco probable que el Congreso apruebe prohibir la venta de armas de asalto, a pesar de que la policía dijo que el hombre armado en Uvalde, Texas, llevó a cabo el ataque de la semana pasada con una AR-15 que compró días después de cumplir 18 años a principios de mayo.
Estados Unidos prohibió la venta de este tipo de armas entre 1994 y 2004, pero el Congreso luego bloqueó la renovación de la ley, aunque a Biden le gustaría imponer la prohibición nuevamente.
“La idea de estas armas de alto calibre simplemente no tiene una base racional en términos de autoprotección”, explicó Biden a los periodistas en la Casa Blanca.
Mientras el mandatario subía a su limusina el domingo en Uvalde, escuchó a uno de los transeúntes cercanos gritar: "¡Haz algo!"
Biden hizo una pausa, se paró en el marco de la puerta del vehículo y prometió: “Lo haremos. Lo haremos".
La visita de siete horas de Biden a la ciudad de Texas fue la segunda este mes a la escena de un tiroteo masivo. Anteriormente, dio sus condolencias a los familiares afligidos de 10 personas negras que fueron asesinadas por un adolescente armado supuestamente racista en una tienda de comestibles de Buffalo, Nueva York.
En Texas, Biden, acompañado por la primera dama Jill Biden, pasó junto a los tributos florales a las víctimas fuera de la Escuela Primaria Robb, deteniéndose a menudo para tocar las imágenes recortadas de cartón de cada una de las 21 víctimas y leer sus nombres.
Mientras los Biden rendían homenaje, el Departamento de Justicia de EEUU anunció que, a pedido del alcalde de Uvalde, Don McLaughlin, realizaría una revisión de la respuesta policial al ataque del martes pasado a la escuela, “para identificar las lecciones aprendidas y las mejores prácticas ”.
Después del tiroteo de Texas, los agentes del orden han sido duramente criticados por tomarse más de una hora para confrontar directamente al pistolero, Salvador Ramos, un desertor de la escuela secundaria.
En los últimos días, autoridades encargadas de hacer cumplir la ley de Texas cambiaron sus relatos sobre cómo se desarrolló exactamente la masacre de Robb Elementary y su respuesta.
Incluso cuando los niños atrapados en el salón de clases con el tirador hicieron llamadas urgentes de emergencia, suplicando a la policía que los rescatara, el comandante del incidente en la escena, evaluó, erróneamente, que ya no era un incidente de un tirador activo sino más bien que el agresor se había atrincherado en un salón de clases.
Como resultado, el comandante del incidente, Pete Arredondo, no ordenó inmediatamente a los agentes de policía que entraran al salón de clases para poner fin al caos antes de que murieran más.
Eventualmente, los agentes de la Patrulla Fronteriza de EEUU llegaron a la escuela, irrumpieron en el salón de clases y mataron a Ramos.
El jefe del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw, dijo el viernes que en retrospectiva, "fue una decisión equivocada" esperar para confrontar al tirador.
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