Organizaciones que trabajan sobre el terreno en el Triángulo Norte de Centroamérica han concluido -al examinar los efectos del cambio climático en la región- que la exposición desproporcionada a los fenómenos naturales es la principal amenaza para las poblaciones del istmo.
Las mediciones hechas y publicadas el martes en una serie de estudios liderados por el centro de análisis Diálogo Interamericano, basado en Washington, indican que la vulnerabilidad abona a una creciente crisis humanitaria en una subregión ya abatida por “la pobreza, la inseguridad ciudadana, la corrupción y la propulsión de migraciones irregulares en su interior y hacia Estados Unidos”.
La publicación de las investigaciones el martes coincidieron con reportes de medios acerca de que la temporada de lluvia en Guatemala había cobrado la vida de al menos 16 personas desde mediados de abril, cuando inició el invierno lluvioso en el país. Remanentes de una onda lluviosa del Este provocó esta semana deslizamientos, bloqueo de carreteras y la formación de un hoyo en una de las cuatro carreteras más importantes del territorio.
En El Salvador, también las persistentes lluvias que desde hace varios días impactan gran parte del territorio salvadoreño, con mayor énfasis en la zona costera y los alrededores de la franja volcánica, han provocado la muerte de al menos seis personas. Además se reportó el martes medio centenar de derrumbes en las carreteras.
Expertos de la región se unieron a investigadores de EEUU
Bajo el programa de Energía, Cambio Climático e Industrias Extractivas de Diálogo Interamericano, un equipo de expertos ha trabajado con organizaciones en la región para encontrar los puntos comunes de cara a planes de contingencia para mediano y largo plazo.
“Estas publicaciones señalan los efectos del cambio climático en sectores clave y en comunidades vulnerables y brindan recomendaciones para la asistencia de los Estados Unidos al apoyar la adaptación climática sostenible y dirigida localmente en la región”describen, indicó la presidenta del Diálogo Interamericano, Rebecca Bill Chávez.
Las investigaciones concluyen que las sequías, que aumentan los riesgos de inseguridad alimentaria, o -en su efecto contrario- las tormentas catastróficas hacen mella en la región. A ello se suma que cerca del 70 % de la población del Triángulo Norte reside en áreas urbanas y que esa condición potencia aún más los efectos adversos del cambio climático.
Desde El Salvador, la coordinadora nacional de CityAdapt, Leyla Zelaya, comentó durante un foro virtual que a partir de los estudios locales han concluido que a mayor densidad poblacional en áreas urbanas, los estragos por inundaciones, la permeabilidad de suelos pavimentados, sumado también a deslizamientos de terrenos quebrados, son más repetitivos.
Su organización -dijo Zelaya- comenzó hace cuatro años un programa con apoyo de Naciones Unidas y otras fuentes de cooperación internacional para encontrar soluciones en una zona crítica del Volcán de San Salvador, donde persisten las amenazas por deslizamientos e inundaciones con la acumulación de lluvia y las correntadas que bajan del coloso inmediato al valle donde está ubicada la capital salvadoreña.
“En las partes alta del volcán de San Salvador, estamos haciendo zanjas de infiltración y recogiendo agua que evite inundaciones”, y parte de las aguas son canalizadas hacia el reservorio hídrico que abastece el área de la capital salvadoreña. “Hasta ahora gran parte del agua por exceso de agua lluvia se desperdicia”, agregó la experta.
Apuesta verde de EEUU para la región
Durante la IX Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles la semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó su propuesta de Energía Renovable para América Latina y el Caribe (RELAC), que supone millonarias inversiones en sectores clave para generar empleos verdes.
La Administración Biden confía en “construir una asociación duradera” para hacer frente a los efectos del clima extremo en la región y cuenta ya con iniciativas de calado regional a la que espera sumar al sector privado.
El plan ya cuenta con compromisos de financiamiento con aportes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y otros organismos financieros regionales con unos 50.000 millones de dólares para los próximos cinco años. Más el apoyo adicional que se espera con la coordinación de EEUU con el sector privado.
Pero para efectos del caso centroamericano, según expertos del Diálogo Interamericano, la mayoría de países cuentan con energía limpia producida por presas hidroeléctricas, las que se ven amenazadas también por los climas extremos con la disminución de los caudales. En este caso a la región le urge “apostar por diversificar” su plataforma energética.
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