Su acento y su sonrisa les delata. A pesar de los desafíos que pueden presentarse ante el hecho de emigrar, no han dejado atrás la vitalidad y la energía que tanto les caracteriza. Son los cubanos.
A raíz de la persistente crisis que atraviesa su país, cada vez son más los que deciden comenzar de cero en otro país. Aunque muchos emigran a Estados Unidos, otros se instalan en España, tierra que comparte grandes lazos históricos, culturales con Cuba.
Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España residen más de 61.000 cubanos, aunque se estima que la cifra real podría ser mucho mayor, debido a que una gran cantidad de migrantes de ese país que tienen la nacionalidad española.
Y aunque hay más de 7.000 kilómetros entre la isla y la nación ibérica, los cubanos afincados en España no olvidan sus raíces, sino que muchos de ellos mantienen orgullosamente sus tradiciones y las dan a conocer al país donde empezaron una nueva vida.
Sabor cubano en el centro de Barcelona
Juan Carlos Vega nació en El Vedado, en La Habana, aunque emigró a Caracas cuando tenía 9 años. Allí vivió 16 años, y después se trasladó a Barcelona, donde sus orígenes cubanos y la cultura venezolana que adquirió durante su etapa en el país liderado por Nicolás Maduro le inspiraron a abrir varios negocios de restauración ambientados en esos lugares.
El restaurante de gastronomía cubana se llama Matanzas Cuban Street Food, y está ubicado en pleno barrio gótico de Barcelona, una de las zonas más turísticas.
“Vienen muchos extranjeros, pero también los españoles se sienten atraídos por la gastronomía cubana", explicó Vega a la Voz de América.
Como su nombre indica, el emprendedor comenta que el local está especializado en “comida de calle, sándwiches y cosas para picar"
Justamente, dice uno de los platos más populares entre los comensales es el famoso “sándwich cubano”, un bocadillo que incluye lechón, queso, mostaza y pepinillos.
“Nosotros le agregamos salami, normalmente no lo lleva pero es una receta de un restaurante de Florida. En los años 70 un cubano que llegó a Florida montó un restaurante que vendía sándwich cubano y su ayudante era un italiano, que le agregó el salami para diferenciarlo”, dijo Vega.
Y aunque Vega no ha vuelto a Cuba desde su infancia, quiso que la ambientación del restaurante también evocara la ciudad que lo vio nacer. Es por eso que en las paredes se pueden ver edificios típicos de La Habana y hasta los famosos “almendrones”, los coches antiguos que se pueden ver por las calles de la capital cubana.
“La idea era resaltar esa imagen de la Habana de los años 50, un poco antes de la revolución”, explicó el empresario.
Asimismo, Vega afirma sentirse orgullo de sus compatriotas, muchos de los cuales, igual que él, se han visto obligados a dejarlo todo atrás y empezar de cero en otro lugar.
El baile como estilo de vida
“Forma parte de mí desde muy pequeño (...) Mi madre me inculcó el sentir, la naturaleza y los ritmos folclóricos cubanos, y fue poco poco atrapándome", dice el bailarín Orliandys Miñoso, originario de Villa Clara.
Este graduado en Arte Danzario por el Instituto Superior de Arte de la Universidad de La Habana llegó a España hace 8 años. En Barcelona imparte clases de baile en diferentes escuelas y ha formado “Miñoso Brothers”, una compañía de baile junto a su hermano Alejandro, también bailarín profesional.
“Me ofrecieron trabajo de coreógrafo. Y al ver esta ciudad, la posibilidad de transmitir todas esas partes que había aprendido todo ese tiempo, ha sido increíble. Aquí estamos, listos para brindar esa emoción y esa alegría en otro lugar con otra gente que lo agradece mucho”, afirma Miñoso, quien destaca que España es "una tierra increíble, un lugar donde la gente te acoge con mucho cariño".
En sus clases, el artista imparte diferentes estilos, como la salsa cubana o timba, la danza folclórica y varias técnicas contemporáneas, que, según explica, son producto de la mezcla de etnias culturales como "la española, la africana, la india, la taína" y de "todo el desarrollo del sufrir de la tierra".
Por otro lado, el bailarín explica con orgullo que la comunidad cubana está muy unida, sobre todo en eventos relacionados con el baile.
"Como es algo cotidiano de nuestro país, aprovechan para participar en conjunto", dijo.
La magia del son cubano
Luis Pantín creció envuelto por la vibrante música africana del barrio de Jesús María, en la Habana Vieja.
“Era un barrio muy musical. Se hacían fiestas de alabanza a los santos, entonces siempre tocaban el batá y percusión afrocubana”, explica.
Y aunque reside en Barcelona desde 1984, nunca ha olvidado la pasión por la música de la nación que lo vio nacer. En 2008, a través de un amigo, conoció a los integrantes de Son de la Rambla, un grupo de son, rumba y guaracha, y, desde entonces es el percusionista del grupo, donde toca instrumentos como la conga.
La agrupación se reúne cada martes en un estudio para ensayar de 20 a 22 horas. Además, suelen actuar en distintos locales de la ciudad y en festivales de música cubana, como el que se celebra anualmente en Begur, un pueblo del norte de Cataluña con un pasado indiano muy relevante.
“Tocamos en lugares en los que van muchos extranjeros. Ven a ese grupo de mayores y no se esperan que arranquemos con tanta furia y deseo, pero todo el mundo termina bailando. La música cubana atrapa mucho”, explica Pantín, quien añade que, gracias al grupo, se encuentra más “conectado” con sus raíces.
Y aunque Son de la Rambla toca ritmos cubanos como el son o la guaracha, Pantín es el único integrante originario de Cuba. Los demás músicos son españoles, aunque se consideran unos enamorados de los géneros musicales de la isla.
“Me siento muy orgulloso de ellos. A veces discutimos porque son más cubanos que yo”, comenta Pantín entre risas.
Incluso, el grupo participó en el pasado en eventos como el Festival de la Trova y el Matamoros Son, en Santiago de Cuba.
“Fue una ola de mucha energía”, explica Antonio Castejón, uno de los integrantes españoles, sobre su participación en esos certámenes, a la vez que comenta que su pasión por la música cubana nació a raíz de escuchar un casette del famoso Trío Matamoros.
Pero, ¿Cuál es el secreto de los ritmos cubanos para agradar tanto dentro como fuera de la isla?
“Es una música muy alegre”, sostiene Castejón. “Tenemos un pasado común, cultural, existencial y vivencial tremendo. Nos tienen mucho cariño y nosotros a ellos”.
La estrecha relación entre Cuba y España
Uno de los expertos en la relación que mantienen Cuba y España es Arsenio Rodríguez, historiador graduado en la universidad de la Habana y afincado en Barcelona.
Rodríguez explica que, entre los españoles, los catalanes fueron los que más influencia tuvieron en la isla. Empezaron a emigrar de manera constante durante el siglo XVII, cuando se dictaron los Reales Decretos que permitieron el libre comercio entre Cuba y España. Fue entonces cuando, desde diferentes puertos, salieron embarcaciones repletas de catalanes que emprendían un peligroso y largo viaje hacia Cuba con el objetivo de hacerse ricos.
“Se dedicaron a pequeños negocios, como farmacias y bodegas. También tenían grandes negocios como el tabaco. Fue un catalán, llamado Jaume Partagás, quien creó la gran fábrica de tabaco de Cuba”, dice Rodríguez, quien explica que otro de los catalanes que hizo fortuna en las Antillas fue Facundo Bacardí, que llegó a Cuba con la idea de vender vino, pero finalmente se decantó por la producción de ron.
Otros optaron por emprendimientos como el azúcar, incluso hasta comerciaron con esclavos, una práctica que no fue abolida hasta finales del siglo XIX.
Por su parte, Ercilio Vento, historiador cubano, relata desde Matanzas que los catalanes fueron "un caso excepcional".
"A diferencia de gallegos, asturianos, leoneses y aragoneses, comerciantes de víveres y otros detalles, los vascos, industriales, los canarios labriegos y albañiles, los catalanes fundan el mejor colegio de todo el territorio hispano americano: La Empresa, de los hermanos Guiteras y de donde saldrán patriotas independentistas", explica.
Precisamente el apellido Guiteras, además de otros como Gener o Pardines, de origen catalán,"son historia en Matanzas", dice Vento, quien añade que los catalanes fueron "la fuerza económica y productiva más importante", y los califica como "mecenas que no dudaron en vaciar sus bolsillos por la ciudad, hombres de cultura, literatos, maestros, gobernantes y políticos honestos y sagaces".
Hoy en día la ciudad de Matanzas aún conserva el legado de esos catalanes que dejaron su tierra para emigrar a Cuba. La ermita de Montserrate, hoy restaurada como sala de conciertos, fue fundada por catalanes el 8 de diciembre de 1875, destaca el historiador, que además subraya que se siguen celebrando tradiciones catalanas, como "la fiesta de la Colla".
"En suma, los catalanes en Matanzas no son extranjeros, ni los hijos de la nación que ocupo la isla por 400 años, sino tan respetados y tan cubanos como las palmas", concluye Vento.
Por otro lado, en la guerra Hispano-estadounidense, en la que España perdió sus últimas colonias, Puerto Rico, Filipinas, Cuba, y la Isla de Guam, algunos catalanes lucharon a favor de la independencia cubana.
Después del conflicto, muchos de los catalanes afincados en Cuba regresaron a Cataluña con las riquezas que habían obtenido en la isla a través del esfuerzo de diferentes generaciones. Se les bautizó como “indianos”, y dejaron una huella que hoy en día se puede ver, sobre todo, en la arquitectura.
“Gran parte de la caoba cubana está insertada dentro del modernismo catalán, ya sean puertas, escaleras, o en el mobiliario exterior", explica el historiador, quien destaca que, en el famoso Paseo de Gracia, uno de los lugares más conocidos de Barcelona, existen “muchas casas construidas por indianos”, dice Arsenio Rodríguez.
El legado de Cuba también está presente en la gastronomía catalana. El llamado “arroz a la cubana”, arroz blanco con plátano y huevo frito, y salsa de tomate, es uno de los platos más populares inspirados en la isla.
Por otro lado, Rodríguez destaca que Cataluña "es el único lugar” junto a EEUU, donde músicas tradicionales cubanas como la rumba, el son y la guaracha, son traducidas a otro idiomas:
“En el siglo XIX llega la Habanera, el bolero cubano, por la gran cantidad de catalanes que había en Cuba, y ese bolero se fue transformando muy lentamente de una canción de nostalgia, a canciones autóctonas de Cataluña”, sostiene Rodríguez.
Habaneras catalanas de origen cubano
“Onades Marineres”, que en español se traduce a “Olas marineras”, es el nombre de un grupo de habaneras catalanas.
“Es una música que venía de los barcos que iban de Cuba a Cataluña. Se hizo una mezcla musical, y aquí se interpreta un tipo de habanera muy catalana, a pesar de que las raíces sean de Cuba”, dice Cándido Otero, que toca el teclado, el acordeón y es cantante barítono en la agrupación, de este género característico de Cuba y Cataluña.
Otero explica que el acordeón y la guitarra son los instrumentos tradicionales de las habaneras, pero hay quien incorpora el contrabajo y hasta el violoncello.
Una de las canciones más populares del género es “El meu avi”, traducida como “Mi abuelo”.
“Trata de la guerra de Cuba, cando los marineros embarcaron desde Calella y más de la mitad ya no volvieron”, relata Otero. Esa ciudad catalana, dice, cada año ses sede de un festival de Habaneras que tiene “una acogida fantástica”.
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