Pese a las acusaciones de Nicaragua de “injerencista” contra Hugo Rodríguez, el nominado por el presidente Joe Biden como embajador en Managua, la Casa Blanca sigue firme en su decisión sobre Rodríguez, dijo este lunes a la Voz de América un portavoz de la administración Biden.
La semana pasada el gobierno del presidente Ortega informó que retiraba “inmediatamente el beneplácito concedido al postulante” Hugo Rodríguez como embajador de EEUU en Managua, aduciendo que el mismo se había involucrado "en temas nacionales”.
En su audiencia de confirmación, Rodríguez señaló que en Nicaragua hay más de 180 presos políticos, incluidos figuras de la oposición, líderes estudiantiles y periodistas. También declaró que el Gobierno de Ortega ha cerrado el espacio cívico y cancelado cientos de organizaciones sin fines de lucro.
Rodríguez actuó “fiel y respetuosamente a la política de Estados Unidos", que ha criticado a la administración de Daniel Ortega por socavar la democracia y violar los derechos humanos, dijo el portavoz del gobierno de Biden.
¿Qué sigue ahora?
De momento se desconoce lo que acontecerá tras las fricciones entre Managua y Washington, que ha decidido mantener firme la postulación de Rodríguez.
Según el exdiplomático nicaragüense Arturo McFields, EEUU podría considerar aplicar una medida de “reciprocidad” y decir que tampoco Managua “quiere un embajador en Washington y dejar la relación bilateral a nivel de encargado de negocios.
Aunque otros analistas consideran que sería un mal mensaje para EEUU, principal socio comercial de Nicaragua y de donde proviene un buen número de remesas, y retrocedería al país al igual que lo hizo en los años 80, durante su primera administración.
"Ortega corrió al nuncio; corrió a monjas, ha encarcelado a sacerdotes; tiene prisioneros a dirigentes empresariales y ahora agudiza contradicciones contra EEUU, la misma ruta de los 80", dijo Enriquez Sáenz en su cuenta personal de Facebook.
El gobierno de Ortega mantiene una postura de confrontación con Estados Unidos desde su retorno al poder en 2007; sin embargo, en 2018 se agudizó con la crisis política en Managua donde el gobierno reprimió protestas que dejaron más de 300 muertos.
Ortega dijo que fue un intento de golpe de estado contra su gobierno y que supuestamente fue “auspiciado” por Estados Unidos, con quien dijo recientemente que no tenía ningún interés de dialogar. “Sería ponerse una soga al cuello”, arengó Ortega el pasado 19 de julio, durante una celebración por el aniversario de la revolución sandinista.
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