En las últimas semanas, varias personas en España han denunciado a través de las redes sociales haber sido víctimas de pinchazos mientras están en lugares concurridos, algo que, según algunos afectados, les provocó mareos y pérdida del conocimiento.
“Estaba con unas amigas y me pincharon en la pierna". Así empieza relatando su experiencia una joven española a través de Tik Tok.
El perfil de las víctimas suele ser similar: la mayoría son mujeres que alegan que sufrieron el pinchazo mientras se encontraban en espacios concurridos, como festivales, fiestas patronales, conciertos o discotecas.
El Ministerio del Interior anunció el pasado 16 de agosto que hasta el momento se habían reportado alrededor de 200 denuncias por pinchazos.
La comunidad autónoma que cuenta con más denuncias es Cataluña, en el nordeste del país, donde un portavoz de los Mossos d’Esquadra, el cuerpo de policía autonómico, afirmó a la Voz de América que hasta el 17 de agosto se reportaron unos 60 pinchazos.
Las autoridades se encuentran desconcertadas ante la oleada de denuncias por pinchazos, algo que ha provocado miedo entre gran parte de la población.
En una entrevista en Televisión Española, el ministro de Interior, Fernando Grande–Marlaska, explicó que las fuerzas del orden trabajan para investigar qué hay detrás de los pinchazos.
“A la mínima creencia de haber sido objeto de un pinchazo, que se denuncie. Esa conducta ya es delictiva”, explicó Grande-Marlaska.
Aunque en un primer momento los pinchazos se asociaron con posibles agresiones por sumisión química, las autoridades afirman que, hasta el momento, los informes toxicológicos han sido negativos.
El doctor Guillermo Burillo, coordinador de toxicología de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), dijo a la VOA que para que los afectados sean sometidos a sumisión química, los pinchazos deberían ser más prolongados.
“Habría que introducir al menos 2 o 3 centímetros en la capa intramuscular o subcutánea del organismo, y eso tarda unos segundos”, explicó.
Al mismo tiempo, el facultativo mencionó que la mayoría de las víctimas han recibido pinchazos en los brazos, en las piernas o en las nalgas. Asimismo señaló los riesgos que puede suponer este tipo de práctica, como recibir pinchazos en alguna zona sensible o infectarse de virus como el VIH o el de la hepatitis.
A raíz de las denuncias y con el objetivo de encontrar jeringuillas escondidas y prevenir las agresiones, discotecas, bares y otros locales han reforzado la vigilancia con medidas como patrullas de agentes vestidos de paisano y registros a los clientes antes de entrar a los establecimientos.
En España los pinchazos empezaron a reportarse a principios de julio, durante las fiestas de San Fermín, en Navarra. Más tarde, se notificaron pinchazos en comunidades como el País Vasco, Cataluña, Andalucía, las Islas Baleares, y Extremadura.
Sin embargo, en otras zonas de Europa, como el Reino Unido, esta práctica comenzó a tomar relevancia el año pasado. Se calcula que en Europa hay más de 2.000 denuncias por pinchazos.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTubey activa las notificaciones, o bien, síguenos en las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.