Para Yailyn Padrón fueron las cinco semanas más duras de su vida. Llegar a la frontera sur de Estados Unidos le costó a la cubana del centro de la isla un par de zapatos, perder 10 libras de peso y casi 10.000 dólares, sin contar “la angustia y el miedo de no saber si en el próximo tramo nos iban a asaltar o algo peor. Creo que perdí cinco años de vida”, contó a la Voz de América desde Miami.
“Yo sabía que sería un paso que cambiaría mi vida, lo pensé y me dije: '¿pero si esto no es vida aquí en Cuba, a qué estás esperando? ', y me lancé. Nicaragua era la vía más fácil, si a eso se le puede llamar fácil”, explica Padrón, quien forma parte del récord de 177.848 migrantes que viajaron desde la isla a EEUU entre septiembre de 2021 y julio de 2022.
Esta gran nueva ola ya superó el número de cubanos llegados durante el éxodo del puerto cubano de Mariel en la década de 1980, del que salieron 125.000 migrantes rumbo a EEUU y que marcó un antes y un después en la historia de la isla, y la llamada Crisis de los balseros a principios de la década de 1990, combinados, según datos de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
La nueva ola migratoria coincide con la decisión del gobierno de Nicaragua en noviembre de 2021 de eliminar el requisito de visas para los cubanos, quienes han utilizado al país centroamericano como un trampolín para llegar a EEUU. Expertos califican a Nicaragua como un nuevo Mariel.
Crisis económica, pandemia y represión: la tormenta perfecta
Para el académico Jorge Duany, director del Centro de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de la Florida, se ha formado “una tormenta perfecta” en la isla que ha provocado ese inédito número de migrantes.
“Esta es la mayor cantidad de personas tratando de salir de Cuba desde los grandes éxodos de hace unas décadas. No solo desde el Mariel, sino que me atrevería a decir que es la mayor crisis migratoria en la historia de Cuba", dijo Duany a la VOA.
"Nunca en un solo año se habían contabilizado más de 177.000 migrantes”, precisó.
Para Duany, la principal razón de este éxodo es la severa crisis económica que está experimentando Cuba, la peor desde el llamado “Periodo Especial” de principios de los 1990, cuando se disolvió la Unión Soviética, principal aliado de la isla en ese entonces.
En el 2020 la economía cubana registró un descenso de casi un 11%, explicó Duany, y en 2021 apenas tuvo un 0.5% de crecimiento. "Aunque los números son crudos, no reflejan la dificultad que tiene día a día la población cubana para abastecerse para conseguir medicinas, comida, gasolina, todo lo esencial para vivir. A eso hay que añadirle los apagones que se han producido últimamente, que no parece que tengan solución inmediata”, señaló.
A esto se le unen la pandemia de COVID-19, que obligó a cerrar las fronteras y detuvo el turismo, considerado el motor de la economía isleña, y la pérdida de remesas por la salida de la Western Union de la isla por las sanciones económicas durante la administración del presidente Donald Trump, dijo Duany.
Por último, Duany señaló "el estallido social de julio de 2021", las protestas políticas antigubernamentales que resultaron en una mayor represión a la población.
"Por eso digo que es una tormenta perfecta, porque se trata de elementos económicos, sociales, sanitarios y políticos que coinciden para producir una situación que a todas luces es de desesperación, que lleva a todas estas personas a tratar de salir del país”, explicó.
Arelys, una maestra habanera que “hace malabares” con su salario estatal y prefirió no revelar su apellido por temor a represalias, coincide con Duany. “Sí, esa es la palabra, desesperación. Yo casi no puedo dormir en las noches por el calor. Nos quitan la corriente hasta tres veces al día, me paso todo el tiempo buscando comida y me he dado cuenta de que me he obsesionado con acaparar. Sin contar que todo ha subido muchísimo de precio”, se quejó a la VOA.
Aunque Arelys no piensa “lanzarse a la travesía” por Nicaragua, entiende por qué muchos siguen el peligroso camino. “Si no ves futuro, no tienes mucho que perder. Es triste, pero es la pura realidad”, lamentó.
De Managua a EEUU sin ver volcanes
Desde 2019, el gobierno de Daniel Ortega, fuerte aliado de La Habana, había ya facilitado los viajes de los isleños a Managua. Los cubanos que llegaban a la capital nicaragüense realizaban compras masivas de productos para revenderlos en la isla, que importa la inmensa mayoría de lo que consume. Pero esas escenas son cada vez menos comunes.
La eliminación del visado de Nicaragua para los cubanos cambió drásticamente la dinámica, según fuentes consultadas por la VOA.
Una comerciante del Mercado Oriental en Managua, considerado el más grande de Centroamérica, dijo a la VOA que menguaron las ventas masivas a los cubanos. “Había bastantes cubanos que venían y exportaban diferentes tipos de productos, ya sea ropa, zapatos, alimentos, provisiones", pero ya no, dijo la comerciante, que pidió no ser identificada.
Expertos aseguran que la mayoría de los cubanos utilizan a Nicaragua como vía de tránsito y solo permanecen como máximo una semana, esperando a que los coyotes los trasladen hasta México por tierra a través de Honduras, El Salvador y Guatemala.
La expresidenta de la Cámara de Turismo de Nicaragua, Lucy Valenti, señala que todo viaje que representa que las personas pernocten en el país de destino es considerado turismo, indistintamente de la motivación de los viajeros, porque tienen un impacto en la economía.
Según datos del Instituto Nicaragüense de Turismo, en 2021 entraron al país un total de 312.000 turistas, de ellos 7.685 cubanos, en su mayoría durante diciembre, un mes después de instaurado el libre visado.
Valenti reconoce que buena parte de los cubanos que llegan a Nicaragua lo hacen con el propósito de emigrar ilegalmente a EEUU.
“Esta es la otra cara de la moneda de este jugoso negocio que algunos con vinculaciones al gobierno de Nicaragua están realizando con grandes ganancias para sus bolsillos a expensas de la desgracia del pobre pueblo cubano, que en su desesperación por salir de un país que no les ofrece ninguna calidad de vida, ni libertades cívicas, ni derechos humanos hacen hasta lo imposible por reunir sumas excesivas de dinero para comprar su pasaje a la libertad”, dijo Valenti.
“Lamentablemente, en Nicaragua hay quienes se prestan a semejante explotación”, indicó.
Las autoridades cubanas no se han pronunciado sobre la nueva ruta migratoria.
Según Jorge Duany, el gobierno cubano históricamente ha utilizado la migración como una “válvula de escape”.
“A Cuba le interesa exportar una gran cantidad de personas descontentas con la situación económica y política en el país. Y por otra parte están las remesas, porque esas personas en cuanto salen de Cuba empiezan a enviar dinero a sus familiares y esa es una de las formas mediante las cuales sobrevive tanto la población como el régimen”, señaló el académico.
La diferencia ahora radica en que los migrantes se están moviendo por una ruta terrestre, diferente a la aérea y sobre marítima de los últimas olas, dijo.
“En el pasado han habido otras rutas, como Panamá, Ecuador y menos comúnmente Guyana, pero ahora queda claro que la ruta Managua-Habana es la que está nutriendo ese éxodo”, insistió.
Por su parte, Managua niega que esté siendo usada como tránsito y las autoridades de Turismo llegaron a decir que los cubanos viajaban a Nicaragua porque son “amantes de los volcanes”, lo que provocó una ola de memes y burlas en redes sociales.
“Nada de volcanes, yo viajé a Nicaragua porque me quería ir de Cuba", dijo Padrón, la cubana del centro de la isla que hizo la travesía. "Los volcanes solo los vi en fotos. Eso sí, caminé por campos, selvas, crucé ríos, monté en cuanto medio de transporte terrestre se te ocurra”, recordó.
Una red internacional a base de miles de dólares y… confianza
La ruta Habana-Managua-Estados Unidos funciona a través de un intrincado mecanismo bien engrasado que se mueve con miles de dólares y a través de boca a boca. También se basa en la confianza.
Nena, una cubana que arregló desde Miami el trayecto de un familiar y prefirió no dar su verdadero nombre ni detalles específicos para proteger a los viajeros, que se encontraban a mitad de camino, dijo que unos amigos que hicieron el trayecto recientemente les dieron el contacto de "una persona en Cuba que supuestamente tiene una agencia que vende pasajes a Nicaragua y te arregla todo el viaje”, contó a la VOA.
La persona en Cuba con la "agencia" tiene socios en Miami, donde se venden los pasajes casi al triple de su valor. “Al principio pensé entrar directamente a las aerolíneas, pero me di cuenta que ellos hacen lo mismo que los vuelos charters a Cuba: compran los vuelos completos y luego los revenden. Al final terminé pagando 7.200 dólares por dos pasajes. Es una falta de respeto porque tiene dos escalas de varias horas pero no había otra manera”, dijo la mujer.
Toda la operación se coordina vía Whatsapp. Cuando se verifica el depósito del dinero, los pasajes se entregan varios días después. Las personas de la "agencia" se aseguran de que cada viajero tenga su pasaporte actualizado y facilitan contactos para obtener tarjetas de vacunación y ofrecen reservas de hoteles pertenecientes a la red de coyotes que transporta a los migrantes cuando llegan a Nicaragua.
“Según los amigos que nos lo dieron, es un contacto de mucha confianza. Es todo a través de contactos y amigos. No hay por supuesto ninguna vía legal que tu puedas ir a reclamar si algo pasa. Todo se basa en las recomendaciones, el boca a boca. Dice que son gente muy seria, muy buena y que se ocupan de ti. Te garantizan que llegues a la frontera”, dijo Nena.
Antes del viaje, el coordinador envía una foto de una señal que portará la persona encargada de recogerlos en el aeropuerto en Managua y luego en Nicaragua les informan sobre cómo será la travesía y quienes los guiarán. El trayecto puede costar entre 5.000 y 10.000 dólares por persona y puede tardar entre un mes y 15 días, dependiendo del precio.
“Si pagas más, llegas más rápido. Tengo un amigo que llegó en dos semanas porque lo montaron en avionetas. El dinero no se paga de una sola vez. Vas pagando por partes. Tengo entendido que no es un solo coyote, sino varios”, especificó.
Unos amigos de Nena le contaron que incluso tuvieron que montar caballos porque el hostal donde se quedaron en Nicaragua era en el medio del campo. "Todo lo coordinan, tienen bien conectada la ruta y saben cuándo avanzar o no, dependiendo a quien tengan comprado", explicó Nena.
Las pequeñas fortunas que los cubanos gastan para llegar a Estados Unidos son en su mayoría préstamos de amigos y familiares. Muchos venden todo lo que tienen por el sueño de una nueva vida y un futuro.
“Yo vendí todo, hasta la casa que me dejaron mis padres. Y lo volvería a hacer”, aseguró Yailyn, quien está trabajando para pagar a quienes la ayudaron. “Me costará tiempo, pero prefiero trabajar aquí y ver el fruto de mi trabajo, que morirme lentamente allá en Cuba”.
[Con la colaboración de Houston Castillo, de la VOA]
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones, o bien, síguenos en las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.