El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, perdió su reelección el 30 de octubre después de una agria campaña en que regresó al poder el exmandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
No está claro aún si Bolsonaro, quien considera al expresidente de EEUU Donald Trump como un aliado ideológico, aceptará el resultado de la votación, pero durante su campaña tergiversó su manejo de la Amazonia.
¿Por qué eso es importante?
Porque la Amazonia, que cubre un área de alrededor de la mitad de Estados Unidos, es el ecosistema más importante del mundo. Su vasta y diversa cantidad de ríos, árboles y vegetación sustenta al 10 % de todas las especies y unas 500 comunidades indígenas.
También produce alrededor el 6 % del oxígeno global y es un enorme depósito de dióxido de carbono, la principal causa del calentamiento global.
Los científicos calculan que la selva almacena el equivalente de cinco o seis años del carbono producido por el hombre, pero ahora, gracias a una descontrolada destrucción, como deforestación, incendios, pastoreo y represas, dicen que la Amazonia se ha transformado en un contribuyente del calentamiento global.
El ritmo de la deforestación aumentó drásticamente con Bolsonaro y fue uno de sus temas de campaña.
En su defensa en septiembre ante la Asamblea General de Naciones Unidas, Bolsonaro dijo: “Nuestra industria agrícola es una fuente de orgullo nacional. En la región brasileña de la Amazonia, un área del tamaño de Europa occidental, más del 88 por ciento de la selva tropical permanece virgen e intacta, lo contrario a lo que es a menudo reportado por la prensa nacional e internacional”.
Esa afirmación, sin embargo, es engañosa.
Alberto Setzer, un renombrado científico del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil, dijo al noticiero de la cadena pública PBS NewsHour que quizás menos de la mitad de la selva tropical no ha sido tocada por el desarrollo y que posiblemente quede solo de un 10 % a un 15 % virgen.
Solo en septiembre, la Amazonia perdió 1.500 kilómetros cuadrados por la deforestación.
“Los criminales del medio ambiente se volcaron a la región antes de un posible cambio de presidente que pudiera llevar al fin de la era de destrucción de Bolsonaro”, reportó el periódico británico The Guardian.
El rotativo dijo que las madereras y los hacendados ilegales se apresuraban a abrir espacio en la selva lo más pronto posible antes que Lula pudiera dar marcha atrás a las permisivas políticas de desarrollo de Bolsonaro.
“El Observatorio del Clima dijo que la cifra (de deforestación) era de un 47,7 % comparada con septiembre pasado y similar a la destrucción en septiembre de 2019, el primer año de la administración de extrema derecha de Bolsonaro. En agosto, la deforestación aumentó en un 81 %.
“El número de incendios en la Amazonia aumentó en 147 % comparado con septiembre de 2021, con más de 41.000 incendios detectados por satélites”.
“Este es un momento muy peligroso”, advirtió Marcio Astrini, el director ejecutivo del Observatorio del Clima. El gobierno de Bolsonaro es una maquinaria de destrucción de selva”.
Bolsonaro ha estimulado un aumento de la agricultura, la ganadería y la minería en la Amazonia. El grupo ambientalista Greenpeace dijo que bajo su gobierno la deforestación aumentó alrededor de un 53 % en los últimos tres años.
La radio pública NPR reportó desde Brasil que el gobierno estaba haciendo muy poco para castigar a los responsables de la deforestación ilegal y los incendios.
"Me han multado tres veces” por deforestación, dijo un ganadero a NPR mientras prendía fuego a una maleza para abrir espacio. “Es como una broma, no hay nadie por aquí que se moleste en pagar”.
Los críticos dicen que Bolsonaro desmanteló las agencias ambientalistas y silenció a los activistas. Su administración redujo los fondos a IBAMA, una agencia que monitorea la política ambiental, en un 30 % en 2019. El presupuesto del Departamento Ambiental en 2021 fue el más bajo desde 2010, y se registraron 20 asesinatos de activistas ambientales en 2021.
En su defensa, Bolsonaro trató de culpar a los indígenas. En 2020, la Amazonia experimentó los peores incendios en 10 años. Ese año, Bolsonaro dijo ante la Asamblea General en la ONU que “los incendios prácticamente ocurren en los mismos lugares, en el sector oriental de la selva, donde los campesinos y los indios queman sus campos en áreas ya deforestadas”.
Lula prometió proteger la selva. En sus dos términos como presidente de 2003 a 2011, logró reducir la deforestación. Ha dicho que conservar los recursos naturales y proteger la biodiversidad puede generar ganancias y beneficiar a las industrias farmacéuticas y de productos de belleza.
Las grandes organizaciones agrícolas de Brasil respaldaron la campaña de Bolsonaro, así como muchos agricultores.
[Publicado por Polygraph.info]
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