Odalis Viera acaba de salir de un supermercado en el barrio de la Pequeña Habana, en Miami, Florida, con la intención de comprar todo lo necesario para la cena de Nochebuena y Navidad, pero confiesa que no ha podido comprar todo lo necesario porque los precios están muy altos.
“Por el momento todo está muy caro y eso me está afectando mucho porque entre los precios del mercado y los precios de las rentas ya mi dinero no da para hacer todos los pagos, además de la gasolina”, dice a la Voz de América la cubana, que lleva residiendo en el sur de la Florida desde hace varios años.
La inflación, protagonista de la cena de Navidad
La tasa de inflación en Estados Unidos ha disminuido unas décimas, del 7,75 % al 7,11 %. Ahora la cifra es muy similar a la del mismo período del año pasado, cuando se situó en el 7 %. Pese a eso, avisan los expertos económicos, los precios de los productos básicos siguen siendo muy elevados, por lo que los incrementos de los costos volverán a tener un impacto en las cenas de Navidad y Fin de Año.
Si bien el año pasado los precios estaban aumentando por el fin de la pandemia y el aumento del consumo, aún no se notaban las consecuencias de la invasión de Rusia en Ucrania, que provocó un aumento generalizado de los costos, especialmente del crudo, el gas y la electricidad.
Los bancos de alimentos
En el sur de la Florida, varias organizaciones caritativas y de gobiernos locales siguen impulsando bancos de alimentos destinados a la población más vulnerable, especialmente en estas fechas tan señaladas.
“Estamos entregando unas 7.000 bolsas navideñas con 25 kilos de comida para los residentes más necesitados del distrito. Las bolsas incluyen un pernil de cerdo, así como muchos ingredientes para preparar comidas tradicionales durante las festividades”, explicó Joe Carollo, comisionado de la Ciudad de Miami. Asegura que se trata de “la distribución más grande de alimentos que se hace en el estado de Florida”, tiene un costo aproximado de 100 dólares por bolsa y que debe servir, según él, para ayudar a la población que está sufriendo los estragos del aumento de los precios.
Muchos de los que acuden pertenecen a minorías, principalmente hispanos, que normalmente trabajan en economías más inestables y mal pagadas. Ante esta situación, muchos de ellos explican que estas navidades están siendo “complicadas” porque prácticamente están “viviendo al día” y sin capacidad de ahorro.
Vladimir Martínez, un venezolano que hace seis meses que llegó a Estados Unidos, confiaba en que las cosas mejorarían. Pero no ha sido así.
“La situación económica es muy preocupante, y que haya este tipo de iniciativas es una excelente idea para sobrellevar mejor esta temporada”, dijo el hombre, que a pesar de la incertidumbre económica, ahora valora mucho más “la familia y la salud”, después de enfermarse de coronavirus.
Joel Ricardo, otro venezolano afincado en el sur de la Florida, también está acudiendo a estos bancos de alimentos con la esperanza de poder llevar algo de comida a la mesa de Navidad. Hace poco se ha quedado sin trabajo y, en la misma línea de los otros que hacen fila en el banco de alimentos, dice que el panorama es “lamentable” porque “no se ve que haya un final a corto plazo”, en relación a la incertidumbre económica.
“Esto es una locura y es lamentable. Todo es muy caro y las perspectivas no son muy buenas, así que tocará apretarnos el cinturón y dejarlo todo en manos de Dios”, dijo resignado el hombre, uno de los primeros en llegar al lugar.
"La ayuda que brindamos es especialmente importante este año, cuando muchas personas están sufriendo los altos costos de la inflación, el excesivo aumento de las rentas, altos precios de la gasolina y los crecientes aumentos en el costo de los alimentos”, manifestó por su parte el comisionado de Miami sobre las consecuencias negativas de este escenario económico entre la población.
Mayor desigualdad entre las minorías
El más reciente informe de la Oficina del Censo y el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, por sus siglas en inglés), con datos de septiembre de 2022, revela que la inseguridad alimentaria en los hogares estadounidenses se mantuvo entre el 11,6 y el 10,2 %, mientras que el radio de pobreza a nivel nacional se sitúa en el 12,8 %.
Aunque hay signos de recuperación tras la pandemia del COVID-19, “persisten brechas sustanciales de género, raza y etnia”.
“Desde el inicio de la pandemia, 74,7 millones de personas han perdido su trabajo, y la mayoría de los empleos se perdieron en sectores que pagan salarios inferiores a la media. Muchas de las personas que perdieron su trabajo se están quedando sin dinero y sin ahorros”, apunta un informe publicado recientemente por Human Rights Watch (HRW).
Lena Simet, investigadora sobre pobreza y desigualdad de HRW, alerta en esa misma investigación que “millones de personas de Estados Unidos enfrentan una situación de pobreza y hambre que podría prevenirse”, en parte, gracias a las ayudas públicas.
La Oficina del Censo alerta de los serios problemas a los que se están enfrentando las familias más vulnerables del país. “Entre los hogares que tienen ingresos inferiores a los 35.000 dólares, el 47 % de los adultos informan que están atrasados con los pagos de la vivienda, mientras que el 25 % manifiesta tener dificultades para obtener alimentos”, reza el informe de HRW recogido por la VOA.
“El 32 % de los adultos de bajos ingresos dijeron que se habían sentido deprimidos en los siete días anteriores. Estos hogares de bajos ingresos necesitan, con urgencia, un plan de rescate integral”, recalcó el organismo internacional.
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