Bromas sobre la final de Super Bowl, estrellas de rock en el palco, gestos deferentes entre el presidente demócrata Joe Biden y el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y un ambiente a ratos caldeado, a ratos unísono, marcaron el segundo discurso del Estado de la Nación para el mandatario, que se dirigió a un Capitolio abarrotado por primera vez desde el inicio de la pandemia de COVID-19.
Biden entró al recinto de la Cámara arropado por vítores y aplausos de los miembros de su partido, en vivo contraste con la apatía de la bancada opositora. Los saludos y abrazos de sus compañeros demócratas hicieron larga la breve distancia que el mandatario debía caminar hasta llegar al podio.
Todos los ojos estaban puestos en McCarthy, quien ya antes había saludado afable a la vicepresidenta y líder del Senado, Kamala Harris. Biden y McCarthy se dieron la mano en un gesto que envió un mensaje de cordialidad muy diferente a la tensión entre la anterior presidenta demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, y el expresidente Donald Trump.
El líder republicano de la Cámara ya había adelantado que no rasgaría el discurso como sí hizo Pelosi en señal de protesta al terminar el discurso de Trump en 2020.
"Señor portavoz, no quiero arruinar su reputación, pero espero trabajar con usted", dijo Biden dirigiéndose a McCarthy, que recibió la broma con una sonrisa conciliadora.
De buen humor, el mandatario ya había tratado de aliviar la rigidez de la solemne ocasión pidiéndole a los jueces de la Corte Suprema un "mandato judicial" porque la primera dama Jill Biden "podía ir al juego de la semana que viene y yo no", en aparente referencia al popular Super Bowl de la liga de fútbol americano este domingo venidero.
Gestos conciliadores en medio de abucheos
McCarthy se mantuvo atento y en su asiento durante la mayoría del discurso, mientras su compañera de asiento, la vicepresidenta Harris se alzó continuamente a ovacionar a Biden.
El líder republicano, que obtuvo el puesto tras una larga e histórica serie de votaciones, se puso en pie en las contadas ocasiones en las que ambas bancadas se unieron en aplauso, entre ellas la reafirmación del apoyo de EEUU a Ucrania en su guerra contra Rusia.
Conciliador, McCarthy acalló varias veces -tanto con gestos negativos de cabeza y peticiones de silencio- a los miembros más radicales de su partido, quienes abuchearon y protestaron a gritos durante varios momentos del discurso de Biden, aunque también manifestó su descontento varias veces negando con la cabeza ante afirmaciones del mandatario sobre sus logros en la economía.
Una de las críticas acérrimas de la gestión demócrata, la congresista Marjorie Taylor Greene protestó airadamente con los pulgares hacia abajo y gritó "mentiroso" al mandatario durante su mención a la propuesta republicana de recortar beneficios como el MediCare como parte de la negociación del techo de la deuda en la Cámara.
Antes del discurso, Taylor Greene publicó un vídeo en su cuenta de Twitter donde se le ve salir de su oficina en el Capitolio sosteniendo un globo blanco, en alusión al supuesto globo espía que China envió a territorio estadounidense. El manejo de esta peculiar situación por parte de la administración Biden ha sido muy criticado por los republicanos.
Designated survivor y el desaire a Santos
La elección de un designated survivor o sobreviviente designado no es cosa solo de ficción. El secretario de Trabajo, Marty Walsh, fue el elegido para perderse el discurso, una de las contadas ocasiones en las que los representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en Estados Unidos coinciden bajo el mismo techo.
La tradición de mantener al menos a un alto funcionario del gobierno en una locación desconocida para asegurar la línea de sucesión presidencial data de los años 1950 y tiene sus raíces en la Guerra Fría y la amenaza nuclear.
Se espera que Walsh deje su cargo en las próximas semanas por un alto puesto en la asociación de la Liga Nacional de Hockey, reportaron varios medios estadounidenses, entre ellos CNN, quienes citan fuentes cercanas. La Administración Biden no ha hecho anuncios aún.
Otro de los momentos de la noche también fue reportado por CNN, que citó a un testigo de un tenso intercambio entre el senador republicano Mitt Romney, quien le dijo al representante de su partido, George Santos: "No perteneces aquí".
Santos es acusado de falsificar gran parte de su biografía durante su campaña para lograr el puesto y más recientemente de acoso sexual a uno de sus ayudantes a pocos días de su entrada al Congreso.
Invitados especiales
En el palco de la primera dama Jill Biden estuvieron varios activistas de causas cercanas a la agenda del presidente, familiares de víctimas de violencia policial y de drogas, sobrevivientes de cáncer y del Holocausto.
Entre las caras más reconocidas estuvo el famoso músico y cantante de la banda irlandesa U2, Bono, quien recibió un fuerte aplauso de la audiencia durante su mención por el mandatario en reconocimiento a su activismo a favor de la lucha contra el VIH/Sida y otras campañas de salud mundial.
A su lado, Paul Pelosi, el esposo de la portavoz emérita de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, también fue saludado por los presentes. Ataviado con un sombrero, Paul Pelosi fue saludado tras sobrevivir un "ataque políticamente motivado" de parte de un agresor que le golpeó en la cabeza con un martillo tras entrar a su casa en San Francisco en "búsqueda de Nancy".
La expresidenta de la Cámara Baja trató de contener visiblemente la emoción y las lágrimas durante el momento.
En el palco también estuvo la embajadora de Ucrania en EEUU, Oksana Markarova, quien agradeció con una mano en el pecho el apoyo bicameral a su país en el conflicto con Rusia, que ya avanza hacia su segundo año.
Las notas emotivas del discurso estuvieron en las menciones a la violencia de armas y policial, a la que pusieron cara los familiares de Tyre Nichols, el joven negro muerto por una golpiza de cinco agentes de policía en Memphis, y Brandon Tsay, quien desarmó al hombre responsable de la muerte a tiros de 11 personas en Monterey Park, California, en enero.
"La muerte de Tyre no será en vano", prometió Biden al hablar sobre la necesaria reforma policial en Estados Unidos.
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